La Transmultiversalidad es un enfoque teórico que pretende explicar el comportamiento de los fenómenos naturales y de los resultados experimentales de la Ciencia desde la perspectiva de múltiples universos en diferenciación imperecedera. Permite revelar desde otra sistemática los resultados del experimento de Michelson-Morley, el principio de incertidumbre de Heisenberg, la concatenación de todas las fuerzas fundamentales conocidas y de otras interrogantes de la Ciencia contemporánea. En este artículo se describe la Transmultiversalidad del espacio y el tiempo, mencionando su consecuencia en la ciencia actual.
De acuerdo con el propio paradigma científico contemporáneo, continuamente toda forma de existencia, ya sea un astro, un ser vivo, una partícula, se manifiesta a través de un estado dinámico de transformación indefectible. Si realizamos un experimento con un objeto y un reloj en un espacio dado, tanto el objeto, como el reloj y el espacio, estarán en constantes cambios.
Así, a lo que llamamos Universo, de referencia único, es en realidad el Ser infinito continuamente diferente. Basta con que en él una partícula se diferencie para que devengan otros Universos; sin embargo, más allá de una simple partícula, toda forma de existencia está en constantes cambios o en diferenciación, lo que significa que continuamente devienen nuevos “universos en transformación”, el Transmultiverso.
La Transmultiversalidad nos guía hasta la esencia de toda indeterminación. Incluso, no se trata como asegura Peter Lynds (1) de que es el observador humano quien subjetivamente proyecta, impone, y asigna un instante preciso en el tiempo a un proceso físico, pues, dado que todo ente existe únicamente en transformación perenne, nuestro cerebro no escapa a este proceso de diferenciación perpetua, así, lo que se exprese es también continuamente diferente o irrepetible, concatenado con la diferenciación totalitaria del Ser.
Visto así, lo que proyecta, impone o asigna una persona no sólo depende de lo subjetivo, sino de la concatenación de fuerzas que determinan su diferenciación perpetua mientras existe. Por tanto, si el proceso de transformación perenne de una persona influye en lo que observa o expresa, sus conclusiones no están exclusivamente determinadas por lo subjetivo. En este contexto, la Cognición requiere de otra sistemática.
Espacio y Transmultiversalidad
Si todo es continuamente diferente, no es posible asumir las dimensiones espaciales en cantidades finitas. Pongamos un ejemplo. Se dispone de un objeto situado en un espacio dentro del cual debe moverse desde un punto A hasta otro B; si continuamente tuviéramos acceso al proceso de diferenciación del objeto y del espacio, entonces no sería posible confirmar la existencia de tres dimensiones espaciales y el tiempo o que el objeto se mueve de un punto a otro. Ocurre que en el Transmultiverso, el objeto es continuamente diferente al igual que los puntos del espacio.
Así, cuando el objeto salga del punto A para llegar al B, resulta que el objeto, el espacio y los observadores son continuamente diferentes. Toda referencia se pierde. Para asegurar que el objeto se mueve del punto A al B habría que desestimar que todo ente se está transformando de forma perpetua. Sin embargo, sucede que las dimensiones del objeto y el espacio están en constantes cambios, apareciendo así infinitas dimensiones o transdimensiones tanto en el objeto como en el espacio, o sea, cada ente se está transformando con una superficie aparentemente finita, pero con un perímetro de longitud infinita, tipo fractal.
En ese contexto no es posible registrar el movimiento de traslación de un objeto a menos que se catalogue como inmutable el objeto, el espacio y el observador. Esto explica por qué en el interior de un vehículo que viaja a la velocidad de la luz (teoría de la Relatividad), la trayectoria diagonal de un impulso de luz perpendicular a la dirección del vehículo realiza un recorrido mayor (1 metro) que el vehículo (0.6 metros) en igual período de tiempo (2 nanosegundos), lo cual se ha interpretado como que el tiempo dentro del vehículo demora (2).
Esta conclusión deviene porque la teoría de la Relatividad dictamina que la velocidad de la luz es invariable, así, al observar en la luz un recorrido mayor que lo habitual es porque, según la teoría, un tiempo relativo demora. Sin embargo, esto ocurre no por la demora de algún tiempo, sino porque el impulso de luz hace su recorrido a) con una trayectoria perpendicular a la dirección del vehículo, b) siempre en el interior de éste que c) se mueve también a la velocidad de la luz. Si no se cumple a, b y c, los resultados varían totalmente.
Esto hace que el impulso de luz tenga una trayectoria diagonal y así origina una mayor cantidad de relaciones con el espacio en diferenciación, que al medirse como “distancia inmutable” presenta mayor recorrido que el vehículo en igual período de tiempo.
Tiempo y Transmultiversalidad
La Transmultiversalidad nos enseña que si se dispone de 1 reloj, no importa si es de sol, mecánico o atómico, éste, al igual que todo el Transmultiverso, se estará transformando continuamente de manera independiente en sí mismo y por ende en la lectura del tiempo que registra. Así, cada segundo que emita nunca será igual a otro segundo, pues continuamente se trata de otro reloj transformado n veces o continuamente diferente. Si en lugar de 1 reloj, disponemos de 100 relojes, todos también se estarán transformando continuamente, así, cada uno emitirá la lectura de su horario propio cada vez diferente de sí mismo y del resto de lo relojes.
La pregunta, ¿cuál de los relojes es más preciso?, carece de sentido, pues no hay forma en tal contexto de establecer un patrón de referencia acerca del tiempo. De modo que intentar promediar el tiempo de la totalidad de los relojes traería más confusión que un patrón preciso de tiempo. En la actualidad se utiliza la rotación de la Tierra como patrón para sincronizar todo tipo de relojes, incluso los atómicos. Sin embargo, la rotación de la Tierra también varía continuamente de manera impredecible, lo que hace al método inexacto. Esto ha obligado a considerar la exactitud de los relojes atómicos para lograr un patrón preciso del tiempo.
No obstante, está comprobado en la práctica que los relojes atómicos no sólo se desfasan con la rotación de la Tierra, sino también entre ellos mismos. Dado que se atribuye este fenómeno a la influencia de la gravedad que según Einstein retarda el paso del tiempo, se utiliza el Tiempo Universal Coordinado, tiempo promedio que resulta del registro horario de unos 200 relojes de cesio esparcidos por distintos lugares del planeta. Con todo, dicho promedio no ofrece un patrón preciso del tiempo pues a fin de cuentas hay que contar con el período de rotación de la Tierra que en la práctica resulta ser continuamente diferente.
Visto así, el cálculo del llamado período de rotación es espurio. El problema radica en que nunca es la misma Tierra la que gira alrededor del Sol, que por demás nunca es el mismo Sol, por tanto, es imposible localizarlos en un espacio y tiempo precisos sin mencionar que los instrumentos y los observadores están también en diferenciación. Este proceso de diferenciación perenne del Ser constituye la misma razón por la cual tampoco es posible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula, principio de incertidumbre de Heisenberg.
Esto no implica que tengamos que eliminar el patrón de tiempo que rige y organiza la vida cotidiana, los aviones seguirán saliendo en su tiempo y los bancos realizarán sus transacciones en el horario previsto. En este sentido, a lo que llamamos tiempo no es una ilusión, sino un método, un enfoque colectivo histórico muy necesario para la organización de la actividad humana y que acompañará por siempre a la civilización. Como método al fin determina la forma de ordenar o lograr una meta, al mediodía el tiempo debe ser: 12:00 m.
Análisis Transuniversal
Ahora bien, aun cuando este enfoque es beneficioso en la vida cotidiana, es perjudicial para la Ciencia, pues no es representativo de la realidad existencial. Resulta que muchas mediciones científicas dependen de lo que se registre como tiempo. Por ejemplo, la frecuencia de una onda está dada por el número de crestas que pasan en un segundo por un punto dado; por su parte, 1 metro se define como la longitud recorrida por la luz en el vacío en un intervalo de tiempo de 1/299 792 458 de segundo. Así, medir tiempo y distancia se convierte en un círculo vicioso y un riesgo de que algunas ramas del saber degeneren en pseudociencias.
Dado que ningún segundo es igual a otro segundo, cada medición basada en el tiempo será diferente del resto, así, ninguna frecuencia es igual a otra aun cuando muestren coincidencia numérica. De igual forma, ninguna distancia es igual a otra. Desde el punto de vista transmultiversal existen tanto patrones de tiempo y distancia como instrumentos se dispongan a medirlos. Nunca se encontrará un patrón único de tiempo o distancia, cada ente tiene su propio patrón de transformación, único, exclusivo, irrepetible para sí mismo o para cualquier otro ente.
En este sentido, el postulado de Peter Lynds, “lo revelante es el orden relativo de sucesos y no la propia dirección del tiempo” (1), cobra una importancia capital en la investigación transmultiversal. A lo que llamamos instante de tiempo es en realidad una manera de expresar un determinado estado irrepetible de transformación existencial que no tiene un patrón único de referencia de inicio ni fin, precisamente por constituir la evidencia de un proceso de diferenciación perpetua, que continuamente genera nuevos estados del Ser. Basado en la Transmultiversalidad se desarrolló el análisis Transuniversal (3-6) que opera con cualquier cantidad de dimensiones y permite cumplir con este postulado de Lynds.
De todo lo anterior se deduce que viajar en el tiempo a penas tiene sentido mencionarlo, pues significaría cambiar todo el Transmultiverso a una situación previamente acaecida. Repetir un determinado estado existencial implicaría revertir todos los cambios ocurridos desde la etapa actual hasta el estado de diferenciación previo. Por ejemplo, para lograr viajar a cuando usted era niño o niña es preciso repetir de forma inversa el proceso de diferenciación, no sólo de su cuerpo, sino de todo el Transmultiverso desde su existencia actual hasta su estado de transformación infantil.
Sólo resta experimentar
Cada transformación que usted ha vivido no ha quedado inmutable en ningún tiempo al cual usted pueda retornar, usted es un ser en diferenciación y su estado existencial actual es la evidencia de un cúmulo de cambios armoniosamente concatenados, es parte del compendio de todas las transformaciones que ha tenido, no sólo su existencia personal, sino todo el Transmultiverso en el que usted se ha diferenciado o evolucionado. ¿Cómo volver a las mismas configuraciones gravitatorias transitadas si todo está continuamente en transformación?
Si naciéramos en el cosmos o fuera de la interacción de la gravedad, de seguro fuéramos física y mentalmente muy diferentes de lo que somos. De igual manera, si estamos en un edificio y disponemos de dos relojes de cesio, uno en el sótano y otro en el segundo piso, ambos se estarán transformando entre otras cosas por la diferencia de gravedad y por tanto desfasarán con mayor intensidad que si estuvieran uno al lado del otro.
Y no se trata de que la gravedad dilata el tiempo, sino que en la Transmultiversalidad, la gravitación es una fuerza de transformación al igual que las fuerzas nucleares débil y fuerte y la fuerza electromagnética, ahí radica precisamente el punto común de todas las fuerzas fundamentales conocidas: su propiedad asociada a la transformación del Ser. Sólo resta experimentar. En concordancia con lo anteriormente explicado, la Transmultiversalidad se involucra en cada forma de existencia y de sus manifestaciones. Desde esta perspectiva muchas leyes resurgen de manera singular, a veces, con vuelcos insospechados.
Exhalen Martorell Zamora es Doctor en Medicina (1993) en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, con las condiciones de Alumno de Excepcional Rendimiento Académico y de Alumno Vanguardia en Investigaciones del Sexto Contingente de Medicina “Carlos J Finlay”. Asimismo, Graduado de Especialista en Higiene y Epidemiología en la Facultad de Salud Pública de Ciudad de La Habana, 1996. Higienista y Epidemiólogo del Hospital Provincial “Saturnino Lora” de Santiago de Cuba, 1997-2007. Profesor de Postgrado (vía no formal) de Epidemiología Hospitalaria, Estadísticas y Computación (1997-2006).
Bibliografía.
1. Peter Lynds. Time and classical and quantum mechanics: Indeterminacy vs. Discontinuity. Foundations of Physics Letters, 16(4), 343-355, 2003.
2. Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005. Teoría Especial de la Relatividad.
3. Martorell Zamora, Eslaen. Utilidad del Software Transuniversal MEDISAN, 5(3):59-63, 2001.
4. Martorell Zamora, Eslaen. Aplicación del método Transuniversal en la caracterización de la Enseñanza-Aprendizaje. VII Simposio Internacional de Comunicación Social. Santiago de Cuba. 2001.
5. Martorell ZE, Gordon LA, Segura IA. Application of the Software Transuniversal to study diabetic subjects. West Indian Medical Journal, 52(2), 36, 2003.
6. Martorell Zamora, Eslaen. Aplicación del método Transuniversal. AHDI. I Congreso Internacional sobre Tecnología Documental y del Conocimiento. Madrid, enero, 2004.
De acuerdo con el propio paradigma científico contemporáneo, continuamente toda forma de existencia, ya sea un astro, un ser vivo, una partícula, se manifiesta a través de un estado dinámico de transformación indefectible. Si realizamos un experimento con un objeto y un reloj en un espacio dado, tanto el objeto, como el reloj y el espacio, estarán en constantes cambios.
Así, a lo que llamamos Universo, de referencia único, es en realidad el Ser infinito continuamente diferente. Basta con que en él una partícula se diferencie para que devengan otros Universos; sin embargo, más allá de una simple partícula, toda forma de existencia está en constantes cambios o en diferenciación, lo que significa que continuamente devienen nuevos “universos en transformación”, el Transmultiverso.
La Transmultiversalidad nos guía hasta la esencia de toda indeterminación. Incluso, no se trata como asegura Peter Lynds (1) de que es el observador humano quien subjetivamente proyecta, impone, y asigna un instante preciso en el tiempo a un proceso físico, pues, dado que todo ente existe únicamente en transformación perenne, nuestro cerebro no escapa a este proceso de diferenciación perpetua, así, lo que se exprese es también continuamente diferente o irrepetible, concatenado con la diferenciación totalitaria del Ser.
Visto así, lo que proyecta, impone o asigna una persona no sólo depende de lo subjetivo, sino de la concatenación de fuerzas que determinan su diferenciación perpetua mientras existe. Por tanto, si el proceso de transformación perenne de una persona influye en lo que observa o expresa, sus conclusiones no están exclusivamente determinadas por lo subjetivo. En este contexto, la Cognición requiere de otra sistemática.
Espacio y Transmultiversalidad
Si todo es continuamente diferente, no es posible asumir las dimensiones espaciales en cantidades finitas. Pongamos un ejemplo. Se dispone de un objeto situado en un espacio dentro del cual debe moverse desde un punto A hasta otro B; si continuamente tuviéramos acceso al proceso de diferenciación del objeto y del espacio, entonces no sería posible confirmar la existencia de tres dimensiones espaciales y el tiempo o que el objeto se mueve de un punto a otro. Ocurre que en el Transmultiverso, el objeto es continuamente diferente al igual que los puntos del espacio.
Así, cuando el objeto salga del punto A para llegar al B, resulta que el objeto, el espacio y los observadores son continuamente diferentes. Toda referencia se pierde. Para asegurar que el objeto se mueve del punto A al B habría que desestimar que todo ente se está transformando de forma perpetua. Sin embargo, sucede que las dimensiones del objeto y el espacio están en constantes cambios, apareciendo así infinitas dimensiones o transdimensiones tanto en el objeto como en el espacio, o sea, cada ente se está transformando con una superficie aparentemente finita, pero con un perímetro de longitud infinita, tipo fractal.
En ese contexto no es posible registrar el movimiento de traslación de un objeto a menos que se catalogue como inmutable el objeto, el espacio y el observador. Esto explica por qué en el interior de un vehículo que viaja a la velocidad de la luz (teoría de la Relatividad), la trayectoria diagonal de un impulso de luz perpendicular a la dirección del vehículo realiza un recorrido mayor (1 metro) que el vehículo (0.6 metros) en igual período de tiempo (2 nanosegundos), lo cual se ha interpretado como que el tiempo dentro del vehículo demora (2).
Esta conclusión deviene porque la teoría de la Relatividad dictamina que la velocidad de la luz es invariable, así, al observar en la luz un recorrido mayor que lo habitual es porque, según la teoría, un tiempo relativo demora. Sin embargo, esto ocurre no por la demora de algún tiempo, sino porque el impulso de luz hace su recorrido a) con una trayectoria perpendicular a la dirección del vehículo, b) siempre en el interior de éste que c) se mueve también a la velocidad de la luz. Si no se cumple a, b y c, los resultados varían totalmente.
Esto hace que el impulso de luz tenga una trayectoria diagonal y así origina una mayor cantidad de relaciones con el espacio en diferenciación, que al medirse como “distancia inmutable” presenta mayor recorrido que el vehículo en igual período de tiempo.
Tiempo y Transmultiversalidad
La Transmultiversalidad nos enseña que si se dispone de 1 reloj, no importa si es de sol, mecánico o atómico, éste, al igual que todo el Transmultiverso, se estará transformando continuamente de manera independiente en sí mismo y por ende en la lectura del tiempo que registra. Así, cada segundo que emita nunca será igual a otro segundo, pues continuamente se trata de otro reloj transformado n veces o continuamente diferente. Si en lugar de 1 reloj, disponemos de 100 relojes, todos también se estarán transformando continuamente, así, cada uno emitirá la lectura de su horario propio cada vez diferente de sí mismo y del resto de lo relojes.
La pregunta, ¿cuál de los relojes es más preciso?, carece de sentido, pues no hay forma en tal contexto de establecer un patrón de referencia acerca del tiempo. De modo que intentar promediar el tiempo de la totalidad de los relojes traería más confusión que un patrón preciso de tiempo. En la actualidad se utiliza la rotación de la Tierra como patrón para sincronizar todo tipo de relojes, incluso los atómicos. Sin embargo, la rotación de la Tierra también varía continuamente de manera impredecible, lo que hace al método inexacto. Esto ha obligado a considerar la exactitud de los relojes atómicos para lograr un patrón preciso del tiempo.
No obstante, está comprobado en la práctica que los relojes atómicos no sólo se desfasan con la rotación de la Tierra, sino también entre ellos mismos. Dado que se atribuye este fenómeno a la influencia de la gravedad que según Einstein retarda el paso del tiempo, se utiliza el Tiempo Universal Coordinado, tiempo promedio que resulta del registro horario de unos 200 relojes de cesio esparcidos por distintos lugares del planeta. Con todo, dicho promedio no ofrece un patrón preciso del tiempo pues a fin de cuentas hay que contar con el período de rotación de la Tierra que en la práctica resulta ser continuamente diferente.
Visto así, el cálculo del llamado período de rotación es espurio. El problema radica en que nunca es la misma Tierra la que gira alrededor del Sol, que por demás nunca es el mismo Sol, por tanto, es imposible localizarlos en un espacio y tiempo precisos sin mencionar que los instrumentos y los observadores están también en diferenciación. Este proceso de diferenciación perenne del Ser constituye la misma razón por la cual tampoco es posible medir simultáneamente de forma precisa la posición y el momento lineal de una partícula, principio de incertidumbre de Heisenberg.
Esto no implica que tengamos que eliminar el patrón de tiempo que rige y organiza la vida cotidiana, los aviones seguirán saliendo en su tiempo y los bancos realizarán sus transacciones en el horario previsto. En este sentido, a lo que llamamos tiempo no es una ilusión, sino un método, un enfoque colectivo histórico muy necesario para la organización de la actividad humana y que acompañará por siempre a la civilización. Como método al fin determina la forma de ordenar o lograr una meta, al mediodía el tiempo debe ser: 12:00 m.
Análisis Transuniversal
Ahora bien, aun cuando este enfoque es beneficioso en la vida cotidiana, es perjudicial para la Ciencia, pues no es representativo de la realidad existencial. Resulta que muchas mediciones científicas dependen de lo que se registre como tiempo. Por ejemplo, la frecuencia de una onda está dada por el número de crestas que pasan en un segundo por un punto dado; por su parte, 1 metro se define como la longitud recorrida por la luz en el vacío en un intervalo de tiempo de 1/299 792 458 de segundo. Así, medir tiempo y distancia se convierte en un círculo vicioso y un riesgo de que algunas ramas del saber degeneren en pseudociencias.
Dado que ningún segundo es igual a otro segundo, cada medición basada en el tiempo será diferente del resto, así, ninguna frecuencia es igual a otra aun cuando muestren coincidencia numérica. De igual forma, ninguna distancia es igual a otra. Desde el punto de vista transmultiversal existen tanto patrones de tiempo y distancia como instrumentos se dispongan a medirlos. Nunca se encontrará un patrón único de tiempo o distancia, cada ente tiene su propio patrón de transformación, único, exclusivo, irrepetible para sí mismo o para cualquier otro ente.
En este sentido, el postulado de Peter Lynds, “lo revelante es el orden relativo de sucesos y no la propia dirección del tiempo” (1), cobra una importancia capital en la investigación transmultiversal. A lo que llamamos instante de tiempo es en realidad una manera de expresar un determinado estado irrepetible de transformación existencial que no tiene un patrón único de referencia de inicio ni fin, precisamente por constituir la evidencia de un proceso de diferenciación perpetua, que continuamente genera nuevos estados del Ser. Basado en la Transmultiversalidad se desarrolló el análisis Transuniversal (3-6) que opera con cualquier cantidad de dimensiones y permite cumplir con este postulado de Lynds.
De todo lo anterior se deduce que viajar en el tiempo a penas tiene sentido mencionarlo, pues significaría cambiar todo el Transmultiverso a una situación previamente acaecida. Repetir un determinado estado existencial implicaría revertir todos los cambios ocurridos desde la etapa actual hasta el estado de diferenciación previo. Por ejemplo, para lograr viajar a cuando usted era niño o niña es preciso repetir de forma inversa el proceso de diferenciación, no sólo de su cuerpo, sino de todo el Transmultiverso desde su existencia actual hasta su estado de transformación infantil.
Sólo resta experimentar
Cada transformación que usted ha vivido no ha quedado inmutable en ningún tiempo al cual usted pueda retornar, usted es un ser en diferenciación y su estado existencial actual es la evidencia de un cúmulo de cambios armoniosamente concatenados, es parte del compendio de todas las transformaciones que ha tenido, no sólo su existencia personal, sino todo el Transmultiverso en el que usted se ha diferenciado o evolucionado. ¿Cómo volver a las mismas configuraciones gravitatorias transitadas si todo está continuamente en transformación?
Si naciéramos en el cosmos o fuera de la interacción de la gravedad, de seguro fuéramos física y mentalmente muy diferentes de lo que somos. De igual manera, si estamos en un edificio y disponemos de dos relojes de cesio, uno en el sótano y otro en el segundo piso, ambos se estarán transformando entre otras cosas por la diferencia de gravedad y por tanto desfasarán con mayor intensidad que si estuvieran uno al lado del otro.
Y no se trata de que la gravedad dilata el tiempo, sino que en la Transmultiversalidad, la gravitación es una fuerza de transformación al igual que las fuerzas nucleares débil y fuerte y la fuerza electromagnética, ahí radica precisamente el punto común de todas las fuerzas fundamentales conocidas: su propiedad asociada a la transformación del Ser. Sólo resta experimentar. En concordancia con lo anteriormente explicado, la Transmultiversalidad se involucra en cada forma de existencia y de sus manifestaciones. Desde esta perspectiva muchas leyes resurgen de manera singular, a veces, con vuelcos insospechados.
Exhalen Martorell Zamora es Doctor en Medicina (1993) en el Instituto Superior de Ciencias Médicas de Santiago de Cuba, con las condiciones de Alumno de Excepcional Rendimiento Académico y de Alumno Vanguardia en Investigaciones del Sexto Contingente de Medicina “Carlos J Finlay”. Asimismo, Graduado de Especialista en Higiene y Epidemiología en la Facultad de Salud Pública de Ciudad de La Habana, 1996. Higienista y Epidemiólogo del Hospital Provincial “Saturnino Lora” de Santiago de Cuba, 1997-2007. Profesor de Postgrado (vía no formal) de Epidemiología Hospitalaria, Estadísticas y Computación (1997-2006).
Bibliografía.
1. Peter Lynds. Time and classical and quantum mechanics: Indeterminacy vs. Discontinuity. Foundations of Physics Letters, 16(4), 343-355, 2003.
2. Biblioteca de Consulta Microsoft Encarta 2005. Teoría Especial de la Relatividad.
3. Martorell Zamora, Eslaen. Utilidad del Software Transuniversal MEDISAN, 5(3):59-63, 2001.
4. Martorell Zamora, Eslaen. Aplicación del método Transuniversal en la caracterización de la Enseñanza-Aprendizaje. VII Simposio Internacional de Comunicación Social. Santiago de Cuba. 2001.
5. Martorell ZE, Gordon LA, Segura IA. Application of the Software Transuniversal to study diabetic subjects. West Indian Medical Journal, 52(2), 36, 2003.
6. Martorell Zamora, Eslaen. Aplicación del método Transuniversal. AHDI. I Congreso Internacional sobre Tecnología Documental y del Conocimiento. Madrid, enero, 2004.