Imagen de Andrey Polichenko. PhotoXpress.
Después de la burbuja inmobiliaria que desató una de las peores crisis económicas del planeta en mucho tiempo, se ha producido un fuerte debate acerca de los excesivos pagos a los directores ejecutivos en muchos lugares del mundo, empezando por Estados Unidos.
A propósito de esto, la administración del presidente Barack Obama tomó medidas para imponer un tope a los salarios de los directores ejecutivos en las compañías que recibieron la mayor parte del dinero de las ayudas del gobierno tras la crisis.
Y es que un nuevo estudio llamado "What is Fair Pay for Executives? An Information Theoretic Analysis of Wage Distributions" (¿Qué es pago justo para los ejecutivos? Un análisis de la distribución de los salarios basado en la teoria de la información), realizado por un investigador de la Universidad de Purdue, se dio a la tarea de investigar y proponer una teoría acerca del salario justo para los directores ejecutivos.
Venkat Venkatasubramanian, líder del estudio, es profesor de ingeniería química pero asegura que muchas de las fórmulas matemáticas que utiliza con propósitos termodinámicos también sirven para determinar el salario justo de un director ejecutivo. Según sus declaraciones para el lanzamiento del informe a la prensa, “La teoría propuesta nos permite computar cuál es el pago justo para un director ejecutivo, incluyendo los bonos y las opciones de acciones, bajo condiciones ideales”.
La brecha entre directores ejecutivos y otros empleados
Al utilizar el método propuesto por Venkatasubramanian, se encontró que durante 2008 los directores ejecutivos de 35 de las 500 compañías de la lista de empresas top de la revista Forbes recibieron un salario 129 veces más alto de lo que hubiera sido un pago ideal dentro de un escenario justo.
Venkatasubramanian afirma que teniendo en cuenta lo anterior, y que los directores ejecutivos dentro del Standard & Poor's 500 tienen un promedio de 50 veces su salario justo, es bastante cuestionable la eficiencia del libre mercado a la hora de determinar correctamente los salarios de los directores ejecutivos.
El investigador explica que un pago justo para un director ejecutivo del Standard & Poor's 500 debería, idealmente, estar en un rango de entre 8 y 16 veces lo que gana el empleado con el salario más bajo.
Sin embargo, de acuerdo con la investigación, en la década de los 70s la proporción entre el salario de un director ejecutivo y el del empleado con el sueldo más bajo era de 40 a 1, y en los años recientes ha alcanzado la proporción de 344 a 1 en Estados Unidos.
En otros países la diferencia no es tan alta, pero en muchos continúa siendo inaceptable. En Europa es de 20 a 1 y en Japón es de 11 a 1. En 2006, la proporción en países como Canadá era de 20 a 1; en Francia era de 15 a 1 y en Gran Bretaña era de 22 a 1.
La justicia sí es posible
Para Venkatasubramanian todo esto tiene que ver con la entropía, que, según él, es una medida de la justicia en un sistema económico. En sus palabras, “Como todos sabemos, la justicia es un principio económico fundamental que se encuentra en los fundamentos de un sistema de mercado libre y eficiente…Es tan fundamental para el correcto funcionamiento de los mercados, que tenemos regulaciones y agencias de vigilancia que irrumpen y castigan prácticas injustas como monopolios, colusiones y prácticas ilegales de compra y venta de acciones en bolsa con información privilegiada. Por lo tanto, es eminentemente razonable, en efecto es tranquilizador, encontrar que maximizar la justicia, o maximizar la entropía, es la condición para encontrar el equilibrio económico”.
Como un ejemplo entrópico de un reconocido personaje del mundo de los negocios, Venkatasubramanian menciona a Warren Buffett, director ejecutivo de Berkshire Hathaway y crítico de los excesivos salarios de los ejecutivos, quien recibió un salario anual de 200.000 dólares en 2008, lo que equivale a una proporción de 8 a 1, tomando como salario mínimo de un empleado el de 25.000 dólares anuales.
El investigador destaca lo cercana que es esta proporción a la recomendada por su teoría, lo que demuestra que no es del todo descabellado pensar que un magnate con todas las posibilidades de recibir ingresos anuales muy por encima de sus empleados pueda tener la conciencia de optar por un pago más justo.
A propósito de esto, la administración del presidente Barack Obama tomó medidas para imponer un tope a los salarios de los directores ejecutivos en las compañías que recibieron la mayor parte del dinero de las ayudas del gobierno tras la crisis.
Y es que un nuevo estudio llamado "What is Fair Pay for Executives? An Information Theoretic Analysis of Wage Distributions" (¿Qué es pago justo para los ejecutivos? Un análisis de la distribución de los salarios basado en la teoria de la información), realizado por un investigador de la Universidad de Purdue, se dio a la tarea de investigar y proponer una teoría acerca del salario justo para los directores ejecutivos.
Venkat Venkatasubramanian, líder del estudio, es profesor de ingeniería química pero asegura que muchas de las fórmulas matemáticas que utiliza con propósitos termodinámicos también sirven para determinar el salario justo de un director ejecutivo. Según sus declaraciones para el lanzamiento del informe a la prensa, “La teoría propuesta nos permite computar cuál es el pago justo para un director ejecutivo, incluyendo los bonos y las opciones de acciones, bajo condiciones ideales”.
La brecha entre directores ejecutivos y otros empleados
Al utilizar el método propuesto por Venkatasubramanian, se encontró que durante 2008 los directores ejecutivos de 35 de las 500 compañías de la lista de empresas top de la revista Forbes recibieron un salario 129 veces más alto de lo que hubiera sido un pago ideal dentro de un escenario justo.
Venkatasubramanian afirma que teniendo en cuenta lo anterior, y que los directores ejecutivos dentro del Standard & Poor's 500 tienen un promedio de 50 veces su salario justo, es bastante cuestionable la eficiencia del libre mercado a la hora de determinar correctamente los salarios de los directores ejecutivos.
El investigador explica que un pago justo para un director ejecutivo del Standard & Poor's 500 debería, idealmente, estar en un rango de entre 8 y 16 veces lo que gana el empleado con el salario más bajo.
Sin embargo, de acuerdo con la investigación, en la década de los 70s la proporción entre el salario de un director ejecutivo y el del empleado con el sueldo más bajo era de 40 a 1, y en los años recientes ha alcanzado la proporción de 344 a 1 en Estados Unidos.
En otros países la diferencia no es tan alta, pero en muchos continúa siendo inaceptable. En Europa es de 20 a 1 y en Japón es de 11 a 1. En 2006, la proporción en países como Canadá era de 20 a 1; en Francia era de 15 a 1 y en Gran Bretaña era de 22 a 1.
La justicia sí es posible
Para Venkatasubramanian todo esto tiene que ver con la entropía, que, según él, es una medida de la justicia en un sistema económico. En sus palabras, “Como todos sabemos, la justicia es un principio económico fundamental que se encuentra en los fundamentos de un sistema de mercado libre y eficiente…Es tan fundamental para el correcto funcionamiento de los mercados, que tenemos regulaciones y agencias de vigilancia que irrumpen y castigan prácticas injustas como monopolios, colusiones y prácticas ilegales de compra y venta de acciones en bolsa con información privilegiada. Por lo tanto, es eminentemente razonable, en efecto es tranquilizador, encontrar que maximizar la justicia, o maximizar la entropía, es la condición para encontrar el equilibrio económico”.
Como un ejemplo entrópico de un reconocido personaje del mundo de los negocios, Venkatasubramanian menciona a Warren Buffett, director ejecutivo de Berkshire Hathaway y crítico de los excesivos salarios de los ejecutivos, quien recibió un salario anual de 200.000 dólares en 2008, lo que equivale a una proporción de 8 a 1, tomando como salario mínimo de un empleado el de 25.000 dólares anuales.
El investigador destaca lo cercana que es esta proporción a la recomendada por su teoría, lo que demuestra que no es del todo descabellado pensar que un magnate con todas las posibilidades de recibir ingresos anuales muy por encima de sus empleados pueda tener la conciencia de optar por un pago más justo.