Fotografía de Andrey Kiselev. PhotoXpress.
Los efectos de la crisis económica no han quedado atrás. En el camino de la recuperación todavía se encuentran no solo consecuencias, sino miedos e inseguridades adquiridas por millones de empleados durante más de dos años de dificultades económicas, recortes, despidos y medidas desesperadas en las que nadie estaba seguro de sobrevivir laboralmente.
Y si durante la crisis la actitud de los directivos fue bastante equivocada en cuanto al cuidado que prestaron a su personal por estar concentrados exclusivamente en sobrevivir, resultaría todavía más grave que durante la recuperación volvieran a equivocarse y no se enfocaran en atender las heridas de sus empleados para conservar el talento que todavía les queda, antes que permitir que la competencia se lo robe por saberlo atraer y manejar mejor.
Precisamente, empiezan a conocerse datos que podrían considerarse como advertencias para los directivos. La última Employee Outlook Survey del Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD), en la que participaron 2.000 empleados del Reino Unido, reveló que casi un tercio de ellos sienten que sus estándares de vida se han deteriorado en los últimos seis meses, mientras que solo 10% consideran que estos han mejorado.
Los autores del estudio llaman la atención de los directivos para que se pongan manos a la obra en cuanto al liderazgo de calidad, de manera que puedan controlar la inseguridad e insatisfacción de sus empleados.
Empleados inseguros e insatisfechos
Las medidas que han decidido poner en práctica gobiernos como el inglés y el francés no han hecho más fácil la situación de miles de trabajadores que intentan sobreponerse a los recortes de los años de crisis. En muchos casos, estas medidas, sumadas a la inflación y a diversos factores, sólo han logrado aumentar la inseguridad y la insatisfacción de personas que sienten que su salario no sólo no aumenta, sino que cada vez les alcanza para menos.
La encuesta del CIPD presenta cifras que llaman la atención sobre la situación actual de los trabajadores: 46% aseguran que sus empresas han congelado los salarios, 7% afirman que los han recortado y 20% se sienten preocupados por la posibilidad de perder su trabajo.
Al observar los sectores público y privado los números varían, con una situación más preocupante para el primero: en el sector público, el 63% de los empleados manifiestan que sus salarios han sido congelados, el 6% que han sido recortados y el 31% tiene miedo a perder su trabajo, mientras que en el privado las cifras son de 42%, 7% y 17%, respectivamente.
Como explica Ben Willmott, consejero de políticas públicas del CIPD, “con los empleados sintiendo un pellizco en la parte financiera, preocupados por su seguridad laboral y con menos oportunidades para moverse hacia arriba o seguir adelante, los directivos deben ofrecer un liderazgo y un manejo de buena calidad en la primera línea de manera continua. La forma en la que los directivos comuniquen, consulten, aconsejen y desarrollen al personal es crítica”.
Y si durante la crisis la actitud de los directivos fue bastante equivocada en cuanto al cuidado que prestaron a su personal por estar concentrados exclusivamente en sobrevivir, resultaría todavía más grave que durante la recuperación volvieran a equivocarse y no se enfocaran en atender las heridas de sus empleados para conservar el talento que todavía les queda, antes que permitir que la competencia se lo robe por saberlo atraer y manejar mejor.
Precisamente, empiezan a conocerse datos que podrían considerarse como advertencias para los directivos. La última Employee Outlook Survey del Chartered Institute of Personnel and Development (CIPD), en la que participaron 2.000 empleados del Reino Unido, reveló que casi un tercio de ellos sienten que sus estándares de vida se han deteriorado en los últimos seis meses, mientras que solo 10% consideran que estos han mejorado.
Los autores del estudio llaman la atención de los directivos para que se pongan manos a la obra en cuanto al liderazgo de calidad, de manera que puedan controlar la inseguridad e insatisfacción de sus empleados.
Empleados inseguros e insatisfechos
Las medidas que han decidido poner en práctica gobiernos como el inglés y el francés no han hecho más fácil la situación de miles de trabajadores que intentan sobreponerse a los recortes de los años de crisis. En muchos casos, estas medidas, sumadas a la inflación y a diversos factores, sólo han logrado aumentar la inseguridad y la insatisfacción de personas que sienten que su salario no sólo no aumenta, sino que cada vez les alcanza para menos.
La encuesta del CIPD presenta cifras que llaman la atención sobre la situación actual de los trabajadores: 46% aseguran que sus empresas han congelado los salarios, 7% afirman que los han recortado y 20% se sienten preocupados por la posibilidad de perder su trabajo.
Al observar los sectores público y privado los números varían, con una situación más preocupante para el primero: en el sector público, el 63% de los empleados manifiestan que sus salarios han sido congelados, el 6% que han sido recortados y el 31% tiene miedo a perder su trabajo, mientras que en el privado las cifras son de 42%, 7% y 17%, respectivamente.
Como explica Ben Willmott, consejero de políticas públicas del CIPD, “con los empleados sintiendo un pellizco en la parte financiera, preocupados por su seguridad laboral y con menos oportunidades para moverse hacia arriba o seguir adelante, los directivos deben ofrecer un liderazgo y un manejo de buena calidad en la primera línea de manera continua. La forma en la que los directivos comuniquen, consulten, aconsejen y desarrollen al personal es crítica”.
El turno de los directivos
Los directivos no deben descuidar a su personal en ningún momento, pero menos durante esta recuperación, en la cual su papel será determinante a la hora de fortalecer la moral y la motivación de los empleados, de manera que estos no se vayan con una competencia más visionaria y mejor preparada a medida que las oportunidades aumentan con la recuperación económica.
Willmott considera que las organizaciones deben invertir en el desarrollo de buenos directivos para poder retener el talento y agrega que “Los empleadores deben encontrar forma rentables de de dotar a sus directivos de las habilidades de manejo de personal para que puedan apoyar la motivación y el bienestar de los empleados. Ellos también deben consultar e involucrar al personal cuando se avecinen reorganizaciones o cambios importantes en cuanto a los términos y condiciones si quieren conservar a las personas de su lado y trabajando juntas para conseguir éxitos futuros”.
Así, parece evidente que los directivos deben estar muy pendientes de sus trabajadores, llenando esos vacíos que se crearon durante la crisis y ofreciendo un apoyo que es crítico cuando existen preocupaciones y miedos. De otra forma, el talento buscará mejores oportunidades.
Los directivos no deben descuidar a su personal en ningún momento, pero menos durante esta recuperación, en la cual su papel será determinante a la hora de fortalecer la moral y la motivación de los empleados, de manera que estos no se vayan con una competencia más visionaria y mejor preparada a medida que las oportunidades aumentan con la recuperación económica.
Willmott considera que las organizaciones deben invertir en el desarrollo de buenos directivos para poder retener el talento y agrega que “Los empleadores deben encontrar forma rentables de de dotar a sus directivos de las habilidades de manejo de personal para que puedan apoyar la motivación y el bienestar de los empleados. Ellos también deben consultar e involucrar al personal cuando se avecinen reorganizaciones o cambios importantes en cuanto a los términos y condiciones si quieren conservar a las personas de su lado y trabajando juntas para conseguir éxitos futuros”.
Así, parece evidente que los directivos deben estar muy pendientes de sus trabajadores, llenando esos vacíos que se crearon durante la crisis y ofreciendo un apoyo que es crítico cuando existen preocupaciones y miedos. De otra forma, el talento buscará mejores oportunidades.