Aprender y ejercer un buen liderazgo no es un camino sencillo. Eso es lo que nos dicen Dow Frohman, fundador de Intel en Israel y pionero en el ámbito de la alta tecnología, y Robert Howard, editor de la Harvard Business Research, en un reciente libro titulado Leadership the Hard Way. Además, estos autores afirman que el liderazgo no se puede enseñar, pero que puede ser aprendido.
Frohman dice que ha escrito el libro basándose en sus historias personales. De hecho, una vez, mientras volaba, se encontró inmerso en una tormenta eléctrica y tuvo que atravesarla. Este hecho le debió conmocionar tanto que establece una analogía entre el liderazgo y dicho suceso. Considera que en situaciones de este tipo, existe el riesgo de ser consumido por la crisis, por nuestro propio instinto, pero que es preciso reaccionar rápidamente, sobreponerse, y afrontar los acontecimientos del momento.
Si pensamos sobre esto, vemos que la situación económica mundial no dista mucho de una gran tormenta. De hecho, como dice el Banco Mundial, la agitación de los mercados financieros, el crecimiento más lento en los países con mayores ingresos y el aumento de la inflación, han dañado las perspectivas de crecimiento global. Todo ello establece una compleja maraña de causas y efectos que tienen que ser gestionadas de la mejor manera posible.
Liderazgo y supervivencia
Ante esta situación Dow Frohman afirma que el liderazgo es una cuestión de supervivencia. Por ello, considera que lo más adecuado es no dejarse llevar por los conflictos del momento y centrarse única y exclusivamente en lo que es realmente importante. Entonces, este empresario recomienda no tener todo el tiempo programado, sino dedicar la mitad del tiempo a disfrutar de uno mismo.
Esto choca con la visión clásica de la gestión del liderazgo, ya que en la mayoría de ocasiones las personas consideran que siempre tienen cosas que hacer. Pero Frohman considera que la única manera de poder pensar tranquila y certeramente sobre nuestras actuaciones es teniendo tiempo libre. De esta manera, los diversos errores que se van cometiendo, los conflictos internos y externos que van surgiendo, así como la capacidad de ir aprendiendo de la experiencia, sólo se puede conseguir con cierto periodo de tiempo.
Mantener la ilusión
Un concepto tan abstracto como el de la ilusión o el de ensoñación, puede dar la sensación de ser un cuento infantil. Pero, últimamente se ha comprobado que la ilusión es muy importante para los directivos y empresarios. De hecho, ya existen webs como Ilusión y beneficios que tratan estos temas en profundidad.
Los autores de la obra están convencidos de la importancia de la ilusión, o del soñar despierto, para llegar a conseguir el éxito empresarial. No obstante, tal y como indica George A. Goen, la ilusión también implica riesgos, ya que nos puede desviar de nuestro propio camino.
Para Frohman y Howard, la ilusión tiene otro significado: perder, desestructurar nuestro pensamiento para dejar de lado las diversas ideas que van discurriendo por nuestra mente. De hecho, Frohman cree que este soñar despierto es un modo distinto de cognición que está profundamente vinculado con la lógica borrosa característica de una gran cantidad de las turbulencias que ocurren en el ámbito de los negocios, tal como explica al respecto la consultora Tom Peters.
Lógica borrosa
Este ensayo mantiene una profunda vinculación con las nuevas teorías de la decisión económicas, con las teorías de la complejidad y con la lógica borrosa. Este gran marco conceptual ha sido muy estudiado asimismo por Jaime Gil Aluja, catedrático de la Universidad de Barcelona y doctor honoris causa por 21 universidades.
Este investigador español ha transformado los estudios económicos haciendo que dejasen a un lado la matemática geométrica y le abriesen paso a una economía borrosa. Gil Aluja ha mostrado en uno de sus artículos, como, a través de los avances en la economía borrosa, los conceptos tales como productividad, rentabilidad o economicidad, han quedado desfasados gracias a estos nuevos avances.
Este aspecto también se puede observar, aunque de una manera menos académica, en el libro de Frohman y Howard, donde se muestra que los procesos de ilusión son una manera efectiva de hacer frente a la complejidad. Esta complejidad puede incrementarse más, si cabe, cuando nos detenemos a analizar puntualmente todos los pormenores de una situación. Por ello, la ilusión o la ensoñación, son mecanismos muy hábiles de gestión.
Frohman dice que ha escrito el libro basándose en sus historias personales. De hecho, una vez, mientras volaba, se encontró inmerso en una tormenta eléctrica y tuvo que atravesarla. Este hecho le debió conmocionar tanto que establece una analogía entre el liderazgo y dicho suceso. Considera que en situaciones de este tipo, existe el riesgo de ser consumido por la crisis, por nuestro propio instinto, pero que es preciso reaccionar rápidamente, sobreponerse, y afrontar los acontecimientos del momento.
Si pensamos sobre esto, vemos que la situación económica mundial no dista mucho de una gran tormenta. De hecho, como dice el Banco Mundial, la agitación de los mercados financieros, el crecimiento más lento en los países con mayores ingresos y el aumento de la inflación, han dañado las perspectivas de crecimiento global. Todo ello establece una compleja maraña de causas y efectos que tienen que ser gestionadas de la mejor manera posible.
Liderazgo y supervivencia
Ante esta situación Dow Frohman afirma que el liderazgo es una cuestión de supervivencia. Por ello, considera que lo más adecuado es no dejarse llevar por los conflictos del momento y centrarse única y exclusivamente en lo que es realmente importante. Entonces, este empresario recomienda no tener todo el tiempo programado, sino dedicar la mitad del tiempo a disfrutar de uno mismo.
Esto choca con la visión clásica de la gestión del liderazgo, ya que en la mayoría de ocasiones las personas consideran que siempre tienen cosas que hacer. Pero Frohman considera que la única manera de poder pensar tranquila y certeramente sobre nuestras actuaciones es teniendo tiempo libre. De esta manera, los diversos errores que se van cometiendo, los conflictos internos y externos que van surgiendo, así como la capacidad de ir aprendiendo de la experiencia, sólo se puede conseguir con cierto periodo de tiempo.
Mantener la ilusión
Un concepto tan abstracto como el de la ilusión o el de ensoñación, puede dar la sensación de ser un cuento infantil. Pero, últimamente se ha comprobado que la ilusión es muy importante para los directivos y empresarios. De hecho, ya existen webs como Ilusión y beneficios que tratan estos temas en profundidad.
Los autores de la obra están convencidos de la importancia de la ilusión, o del soñar despierto, para llegar a conseguir el éxito empresarial. No obstante, tal y como indica George A. Goen, la ilusión también implica riesgos, ya que nos puede desviar de nuestro propio camino.
Para Frohman y Howard, la ilusión tiene otro significado: perder, desestructurar nuestro pensamiento para dejar de lado las diversas ideas que van discurriendo por nuestra mente. De hecho, Frohman cree que este soñar despierto es un modo distinto de cognición que está profundamente vinculado con la lógica borrosa característica de una gran cantidad de las turbulencias que ocurren en el ámbito de los negocios, tal como explica al respecto la consultora Tom Peters.
Lógica borrosa
Este ensayo mantiene una profunda vinculación con las nuevas teorías de la decisión económicas, con las teorías de la complejidad y con la lógica borrosa. Este gran marco conceptual ha sido muy estudiado asimismo por Jaime Gil Aluja, catedrático de la Universidad de Barcelona y doctor honoris causa por 21 universidades.
Este investigador español ha transformado los estudios económicos haciendo que dejasen a un lado la matemática geométrica y le abriesen paso a una economía borrosa. Gil Aluja ha mostrado en uno de sus artículos, como, a través de los avances en la economía borrosa, los conceptos tales como productividad, rentabilidad o economicidad, han quedado desfasados gracias a estos nuevos avances.
Este aspecto también se puede observar, aunque de una manera menos académica, en el libro de Frohman y Howard, donde se muestra que los procesos de ilusión son una manera efectiva de hacer frente a la complejidad. Esta complejidad puede incrementarse más, si cabe, cuando nos detenemos a analizar puntualmente todos los pormenores de una situación. Por ello, la ilusión o la ensoñación, son mecanismos muy hábiles de gestión.