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La generosidad no ayuda a la obtención del liderazgo

Una investigación de la Stanford School of Business revela que la competitividad es lo que posibilita llegar a ser jefe


Un estudio realizado por expertos en comportamiento de organizaciones de la Stanford Graduate School of Business de Estados Unidos pone en entredicho que cualidades como la bondad, la generosidad y el autosacrificio lleven a un empleado a destacarse dentro de la oficina más allá que como un “santo”. Según la investigación, actitudes como estas son contrarias a la competitividad que busca un directivo, a la hora de considerar a cualquier trabajador como candidato para un ascenso. En pocas palabras, ser excesivamente bueno resulta un obstáculo si se quiere llegar a jefe. Por Iván Abreu Anaya.


16/01/2012

Por lo general y durante mucho tiempo, la generosidad ha sido considerada una virtud en el terreno empresarial.

Sin embargo, un estudio realizado por el profesor de comportamientos en organizaciones de la Stanford Graduate School of Bussiness de Estados Unidos, Nir Halevy, en colaboración con un grupo de investigadores, ha revelado que esta actitud también puede ser un signo de debilidad y restar cualidades a los jefes potenciales.

Los autores del estudio han publicado sus conclusiones en el artículo "La concesión del estado en el dilema de los Intergrupos Sociales: Antecedentes y consecuencias del comportamiento de prestigio y de la dominación", que ha sido publicado por la revista Stanford GSB News.

La investigación muestra que ser una buena persona contribuye, sí, a la imagen pública, e influye en el estado de una persona en dos dimensiones fundamentales: el prestigio y el dominio.

"Sin embargo, aunque estos individuos están dispuestos a dar sus recursos al grupo, no son percibidos como líderes ", aseguran los expertos.

Nir Halevy. Fuente: Stanford Graduate School of Business.
Nir Halevy. Fuente: Stanford Graduate School of Business.
El límite entre la bondad y la aptitud

"Las personas con alto prestigio son a menudo consideradas como santurrones, que poseen una calidad de auto-sacrificio y fuertes valores morales", apuntó Robert Livingston, otro de los autores del estudio, profesor asistente de administración y organizaciones en la Kellogg School of Management, de la Northwestern University.

Los investigadores definen el dominio como un estado alfa, mientras que el prestigio se corresponde con la admiración que alguien llega a despertar en los demás.

Al Capone, por ejemplo, caracteriza a un individuo de alto dominio, mientras que la Madre Teresa de Calcuta representa la imagen de una persona de gran prestigio.

El estudio sostiene que las personas con alto prestigio son percibidas como líderes deseables en un contexto no competitivo. En este último caso, son vistos más bien como sumisos, en comparación con los individuos que se esfuerzan por maximizar sus ganancias personales.

En tiempos de competencia y ascensos, las personas que son menos altruistas son vistas como dominantes y más atractivas para desempeñarse como líderes, aseguran los investigadores.

Admiración y poder

La investigación abre un debate sobre las actitudes que se deben asumir frente a los compañeros de oficina, en el caso de desear obtener un ascenso y encabezar un equipo de trabajo como directivo.

En resumen, ser generosos puede aumentar el prestigio, y a su vez el respeto y la admiración de los demás. Sin embargo, ser egoísta o agresivo disminuye el respeto y la admiración de los demás, pero aumenta la percepción de dominio personal.

La consecuencia es que los individuos dominantes son más propensos, según los investigadores, que las personas de prestigio a ser elegidos como representantes de un grupo de empleados. Por lo tanto, ser demasiado amable puede tener consecuencias negativas para la consecución del liderazgo.

"Ser demasiado generoso a menudo tiene un coste personal para una posición de fuerza o poder", explicó Livingston.

"Esta investigación comienza a explorar en 'chicos buenos' la meta de alcanzar el primer lugar y el desenlace de terminar último, en función del contexto del grupo", señala por su parte Halevy, que concluye: "Los chicos buenos no llegan a la cima cuando su grupo necesita un jefe dominante para guiarlos en un momento de conflicto".




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1.Publicado por Pedro el 17/01/2012 14:45
Vaya estudio más malo, porque se generaliza algo que tiene relación con otros más factores que no se han tenido en cuenta.

A nuestro alrededor nos encontramos con un espectro de liderazgo, que según en qué sector y situaciones, puede ir mejor un estilo u otro. Un líder dominante porque sí, termina siempre en soledad. Otro mismo estudio publicado recientemente indica todo lo contrario, que llegan a escalar hasta que el resto del equipo directivo descubre en números los inconvenientes de un líder dominante, por quedar sin preferencias de seguidores y entre ellos mismos. Algunos duran más tiempo porque los demás asumen el malestar por priorizar lo urgente, pensando por dentro: "en cuanto se presente una oportunidad, adiós de esta empresa con un jefe que no se preocupa de fidelizar conmigo... como poco".

En situaciones de competitivad, vale más un equipo verdaderamente unido. Hay incluso muchas más demostraciones de eso que el número de malas encuestas que hayan hecho... además con un mal método y análisis barato, que concluye en que una generosidad excesiva no es adecuada. Obviamente eso tampoco.

2.Publicado por Beatriz BASENJI el 17/01/2012 23:08
Actualmente, y por imperio de la crisis, la mayoría de las personas, dentro de grupos humanos importantes en número, tratan de guardar perfil bajo. Es decir, las personas no hacen ostentación de nada. Cuando algun compañero de trabajo cumple años, le saludan, acaso entre todos hacen una colecta para obsequiarle algo que piensan le hará feliz recibir, pero dentro de márgenes modestos.En realidad, nadie quiere sobresalir. Mas aún, quizás si alguno sobresale no es bien visto. Tambien en los ámbitos educativos se observa igual actitud. Los educandos se resguardan dentro de una modestia . Ninguno aspira a obtener un diez, o un nueve.El sobresalir se lo ve como un rasgo egoísta.

3.Publicado por Ivo el 07/02/2012 17:57
Respecto al artículo citado, es necesario profundizar un poco en el tema, debido a que el liderazgo como todos sabemos, es el conjunto de muchas aptitudes que se utilizan para crear vínculos entre las personas y de esta forma alcanzar el bien común, el liderazgo negativo crea vínculos pero sus objetivos están en alcanzar bienestar personal. Las personas que se alejan de la verdadera función de liderazgo, fácilmente incurren en tendencias tiránicas, egoístas y que finalmente dirigen a las personas a situaciones indeseadas, inesperadas, que generalmente nadie pensaba que pudiesen suceder.
El ser líder no es una tarea fácil, la persona que desee tomar este camino debe prepararse muy bien, no basta con tener convencimiento y saber influir en las personas, porque obviamente podemos ser poseedores de estas aptitudes, pero sin embargo, no tener sentido común, que es lo fundamental para poder influir positivamente en los grupos. Es cierto que bajo ciertas circunstancias, el grupo puede ver como positivo un líder con características tiránicas, pero creo que es porque no han conocido o simplemente, no han sido dirigidos por alguien con las características de dirección positiva.

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