Esquema de creencias paranormales. Fuente: Epiphenom.
Muchas personas creen que existe el destino, un concepto que implica que un poder sobrenatural guía las vidas de cualquier ser, de manera necesaria, inevitable o ineludible.
En la cultura occidental, la mayoría de las religiones han establecido ciertas formas de destino, especialmente relacionadas con la predestinación.
A nivel individual, mucha gente tiende a pensar que las cosas buenas o malas ocurren por alguna razón, incluidas aquéllas que son completamente aleatorias, como ganar la lotería.
Las preguntas que surgen a partir de esta tendencia sería ¿por qué estas “ilusiones” son tan comunes? ¿Tenemos los seres humanos una predisposición interna, por los llamados “prejuicios cognitivos” (distorsión cognitiva que afecta al modo en el que los humanos percibimos la realidad), que nos hace propicios a antropomorfizar cualquier suceso?
Distorsión cognitiva
Una de las explicaciones para esta predisposición sería que el cerebro, especializado en tratar de comprender lo que piensan otros individuos, actúa de igual forma frente a los hechos de la vida: interpreta que éstos tienen sentido o suceden con algún propósito.
En psicología, dicha predisposición se enmarcaría dentro de lo que se conoce como “prejuicios cognitivos” (en inglés, “cognitive bias”), que consisten en la distorsión cognitiva que condiciona nuestro modo de percibir el mundo.
Según publica la revista Epiphnom, un equipo de científicos de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, ha estudiado recientemente este fenómeno de la mente humana.
Los resultados de su estudio apuntan a que el determinismo en la interpretación de la realidad (establecimiento de una relación causa-efecto para cada hecho, en este caso, de una causa sobrenatural), sería una ilusión paranormal que se originaría, al igual que otras ilusiones de este tipo, en nuestra incapacidad para comprender realmente cómo funciona la realidad.
En la cultura occidental, la mayoría de las religiones han establecido ciertas formas de destino, especialmente relacionadas con la predestinación.
A nivel individual, mucha gente tiende a pensar que las cosas buenas o malas ocurren por alguna razón, incluidas aquéllas que son completamente aleatorias, como ganar la lotería.
Las preguntas que surgen a partir de esta tendencia sería ¿por qué estas “ilusiones” son tan comunes? ¿Tenemos los seres humanos una predisposición interna, por los llamados “prejuicios cognitivos” (distorsión cognitiva que afecta al modo en el que los humanos percibimos la realidad), que nos hace propicios a antropomorfizar cualquier suceso?
Distorsión cognitiva
Una de las explicaciones para esta predisposición sería que el cerebro, especializado en tratar de comprender lo que piensan otros individuos, actúa de igual forma frente a los hechos de la vida: interpreta que éstos tienen sentido o suceden con algún propósito.
En psicología, dicha predisposición se enmarcaría dentro de lo que se conoce como “prejuicios cognitivos” (en inglés, “cognitive bias”), que consisten en la distorsión cognitiva que condiciona nuestro modo de percibir el mundo.
Según publica la revista Epiphnom, un equipo de científicos de la Universidad de Helsinki, en Finlandia, ha estudiado recientemente este fenómeno de la mente humana.
Los resultados de su estudio apuntan a que el determinismo en la interpretación de la realidad (establecimiento de una relación causa-efecto para cada hecho, en este caso, de una causa sobrenatural), sería una ilusión paranormal que se originaría, al igual que otras ilusiones de este tipo, en nuestra incapacidad para comprender realmente cómo funciona la realidad.
Creencias paranormales
En la revista Applied Cognitive Psychology, se explica cómo la psicóloga Annika Svedholm y sus colaboradores del departamento de psicología de la Universidad de Helsinki realizaron encuestas a un total de 2.650 finlandeses (de los 1.830 eran mujeres) de una edad media de 26 años.
Las preguntas realizadas fueron ideadas para establecer, por un lado, si las personas encuestadas tendían a creer que hechos aparentemente aleatorios estaban en realidad causados por un agente invisible, esto es, para comprobar cómo estas personas pensaban que funcionaba el mundo.
Por otro lado, los cuestionarios fueron diseñados para establecer el grado de creencia de los participantes en ciertas aseveraciones metafóricas explicativas de la realidad, como si éstas fueran reales (creencias paranormales).
A modo de ejemplo, a los participantes se les pidió que dijeran si creían o no en afirmaciones como: “las estrellas viven en el cielo” (creencia en que los objetos naturales inanimados están vivos), “los planetas saben cosas” (creencia en que los objetos inanimados son animados), “las flores quieren luz” (creencia en que los objetos vivos inanimados son animados), “una casa conoce a sus habitantes” (creencia en que los objetos artificiales son animados), “la mente se desmorona con la enfermedad” (creencia en que los estados mentales son materiales), etc.
En una primera fase del estudio, los cuestionarios fueron presentados a los participantes sin darles a éstos una definición previa de “propósito”. En una segunda fase, antes de realizar el siguiente cuestionario, se les definió a los participantes explícitamente el concepto de propósito, como “plan establecido por un agente sobrenatural”.
Comprensión de lo incomprensible
El análisis de todas las respuestas señaló que había una fuerte relación entre el grado de “creencias paranormales” de las personas y el grado de tendencia a pensar que todo lo que sucede responde a un propósito, que nada es aleatorio.
En otras palabras, y según escriben los científicos en Applied Cognitive Psychology, las creencias en que los hechos responden siempre a un propósito forman parte del mismo fenómeno mental al que pertenecen otras creencias paranormales.
Según la revista Epiphenom, este hallazgo sugiere que no habría nada particularmente especial en la creencia en el destino o en la idea de que todo está causado por algún agente invisible, sino que dicha creencia se enmarcaría dentro del esquema mental explicativo “metafórico” de otras ideas humanas (como creer que las flores “quieren” luz o que nuestra casa nos conoce).
Por tanto, según los resultados (obtenidos a partir de modelos de ecuación estructural, que es una técnica estadística que combina datos estadísticos con suposiciones cualitativas causales), no habría un entramado neuronal único en nuestro cerebro que nos hiciera creer que todo se rige por un propósito sobrenatural, sino que la fe en el destino surge de la misma estructura mental que otras creencias paranormales generadas por la mente humana.
Todas estas explicaciones responderían, por igual, a una misma necesidad cognitiva: comprender el mundo, especialmente, en aquello de él que nos parece más incomprensible.
En la revista Applied Cognitive Psychology, se explica cómo la psicóloga Annika Svedholm y sus colaboradores del departamento de psicología de la Universidad de Helsinki realizaron encuestas a un total de 2.650 finlandeses (de los 1.830 eran mujeres) de una edad media de 26 años.
Las preguntas realizadas fueron ideadas para establecer, por un lado, si las personas encuestadas tendían a creer que hechos aparentemente aleatorios estaban en realidad causados por un agente invisible, esto es, para comprobar cómo estas personas pensaban que funcionaba el mundo.
Por otro lado, los cuestionarios fueron diseñados para establecer el grado de creencia de los participantes en ciertas aseveraciones metafóricas explicativas de la realidad, como si éstas fueran reales (creencias paranormales).
A modo de ejemplo, a los participantes se les pidió que dijeran si creían o no en afirmaciones como: “las estrellas viven en el cielo” (creencia en que los objetos naturales inanimados están vivos), “los planetas saben cosas” (creencia en que los objetos inanimados son animados), “las flores quieren luz” (creencia en que los objetos vivos inanimados son animados), “una casa conoce a sus habitantes” (creencia en que los objetos artificiales son animados), “la mente se desmorona con la enfermedad” (creencia en que los estados mentales son materiales), etc.
En una primera fase del estudio, los cuestionarios fueron presentados a los participantes sin darles a éstos una definición previa de “propósito”. En una segunda fase, antes de realizar el siguiente cuestionario, se les definió a los participantes explícitamente el concepto de propósito, como “plan establecido por un agente sobrenatural”.
Comprensión de lo incomprensible
El análisis de todas las respuestas señaló que había una fuerte relación entre el grado de “creencias paranormales” de las personas y el grado de tendencia a pensar que todo lo que sucede responde a un propósito, que nada es aleatorio.
En otras palabras, y según escriben los científicos en Applied Cognitive Psychology, las creencias en que los hechos responden siempre a un propósito forman parte del mismo fenómeno mental al que pertenecen otras creencias paranormales.
Según la revista Epiphenom, este hallazgo sugiere que no habría nada particularmente especial en la creencia en el destino o en la idea de que todo está causado por algún agente invisible, sino que dicha creencia se enmarcaría dentro del esquema mental explicativo “metafórico” de otras ideas humanas (como creer que las flores “quieren” luz o que nuestra casa nos conoce).
Por tanto, según los resultados (obtenidos a partir de modelos de ecuación estructural, que es una técnica estadística que combina datos estadísticos con suposiciones cualitativas causales), no habría un entramado neuronal único en nuestro cerebro que nos hiciera creer que todo se rige por un propósito sobrenatural, sino que la fe en el destino surge de la misma estructura mental que otras creencias paranormales generadas por la mente humana.
Todas estas explicaciones responderían, por igual, a una misma necesidad cognitiva: comprender el mundo, especialmente, en aquello de él que nos parece más incomprensible.