Mural del Metanexus Institute.
La ciencia pretende ofrecer un conocimiento del Universo que se presente con una imagen consistente: es decir, como un conjunto de teorías especulativas fundadas lógicamente en evidencias empíricas que describan con coherencia armónica el pasado, el presente y el futuro del universo. Todo ello, naturalmente, de forma hipotética, no dogmática o cerrada, abierta a la crítica y revisión.
La imagen consistente actual del universo, por tanto, queda trazada por la exposición de los principios básicos que fundamentan la cosmología moderna, en la presentación del profesor Grifols. Por su exposición se ve que la cosmología goza de una gran consistencia, pero no total y definitiva. Quedan aún lagunas que deberán permitirle en el futuro alcanzar mayores niveles de consistencia o coherencia armónica.
Evidencias empíricas
Estas lagunas dependen de las evidencias empíricas que aparezcan en el futuro y, sobre todo, de los esfuerzos por lograr una teoría unitaria que englobe relatividad y mecánica cuántica, de tal manera que se entienda cómo desde los principios del mundo microfísico cuántico, que genera el universo desde el big bang y arrastra primordialmente la gravedad, coordinada con las otras fuerzas, se pasa al mundo macrofísico clásico-relativista de la gravedad einsteniana.
Evidentemente, las hipótesis que se hagan científicamente sobre la evolución futura del universo deberán hacerse en concordancia con los principios expuestos por el profesor Grifols. Al parecer, las hipótesis sobre el futuro dependen del cálculo sobre su masa, teniendo en cuenta los agujeros negros, los MACHOS, los neutrinos o la materia oscura fría.
No parece, pues, según la opinión hoy más objetiva, que el Universo tenga suficiente materia como para acercarse a una masa crítica que pudiera frenar en un determinado momento su fuerza de expansión, dando comienzo al proceso, con la línea del tiempo invertida, que condujera a un big crunch.
Un modelo descartado
Así, el modelo de Universo acordeón que propuso Stephen Hawking no parece de momento, por muchas razones, poder ser admitido dentro de los principios de la cosmología. Ha sido sólo la proposición de una especulación heurística sin confirmar. En todo caso, hay que establecer que se trata de una cuestión todavía abierta que pudiera depender de evidencias empíricas todavía por descubrir.
La inconsistencia actual más importante, señalada por el profesor Grifols, es la unificación de la mecánica cuántica con la Relatividad. Ya es sabido que el sueño de Einstein, que fracasó rotundamente, fue precisamente la formulación de esta teoría unitaria.
En la actualidad ha sido retomado el sueño de Einstein, como también sabemos, a través de la teoría de cuerdas y supercuerdas. Esta teoría concebiría que lo producido en el big bang sería una energía vibratoria (cuerdas) que desde el primer momento iría produciendo la configuración gravitatoria del espacio que sería esencial para entender cómo las cuerdas se organizan para producir los quarks, las partículas y cómo se produce la organización estructural de las partículas en el espacio-tiempo para producir átomos, moléculas, macromoléculas y cuerpos.
Las fuerzas de la naturaleza conocidas han obligado a la teoría a concebir la existencia de las cuerdas en un espacio multidimensional, de nueve u once dimensiones, pero con ello la teoría se ha hecho extraordinariamente compleja.
Especulación heurística
Se trata, pues, de una teoría que ha pretendido formularse atendiendo a las propiedades del Universo real que debe explicar, pero que hasta el momento pertenece a la “especulación heurística” de la ciencia física, de la cosmología.
Se refiere a eventos inmensamente más pequeños que los considerados hasta ahora y, por ello, dificilmente puede ser constrastada empíricamente (aunque hoy se han concebido ciertas circunstancias indirectas, todavía no implementadas que quizá pudieran aportar alguna evidencia en el futuro).
Es, pues, una teoría no contrastada empíricamente y, por ello, aunque sea admirable y respetable como especulación, no forma parte de la imagen estándar del Universo en la cosmología moderna. Es sólo una legítima especulación heurística que podría, o no, ser confirmada en el futuro (la teoría del Universo del “estado estacionario” de Hoyle, por ejemplo, gozó de inmenso prestigio pero no fue finalmente confirmada por la evolución posterior de la ciencia).
Esta teoría de cuerdas concibe un sistema multidimensional de espacios y variables que pudieran responder a determinados conjuntos de valores reales. Esta teoría, por tanto, podría describir un considerable número de universos distintos. El nuestro sería uno de esos espacios; pero serían posibles otros muchos universos.
Multiuniversos
Por ello, la teoría de las cuerdas ha sido conectada por algunos con la teoría de los multiuniversos; a su vez, una versión más sofisticada de la teoría de los universos “burbuja”. Si la teoría de las cuerdas es muy difícil de contrastar empíricamente, mucho más difícil es lograr algún tipo de evidencia de que existan otros universos además del nuestro. Se trata, pues, de una especulación heurística (incluso una quasi-metafísica) mucho más atrevida que la teoría de las cuerdas (ya que ésta se refiere a nuestro universo inmediatamente tangible).
Si en el futuro se confirmara empíricamente la teoría de cuerdas, esto no equivaldría a considerar confirmada la existencia de multiuniversos. La sola teoría de las cuerdas (para un universo único), si se comprobase, plantearía con más fuerza el hecho o el problema filosófico del mencionado principio antrópico (¿por qué el universo tiene el conjunto de valores precisos que hacen posible al hombre?). Si además se confirmara la existencia de multiuniversos, la existencia de nuestro universo podría considerarse quizá un azar entre los infinitos universos burbuja también existentes.
La filosofía tiene derecho, e incluso diríamos obligación, de plantearse preguntas que los científicos tienen igualmente derecho a ignorar. Esta obligación depende de la naturaleza epistemológica de la filosofía (que aquí no podemos abordar, pero damos por supuesta).
Preguntas sobre la ciencia
La naturaleza propia del discurso filosófico le ha llevado, pues, a plantearse muchas preguntas sobre el universo descrito por la ciencia: tanto sobre la cosmología moderna en su formulación estándar como sobre las especulaciones heurísticas que, en cuanto tales, forman también parte legítima de la ciencia.
Así, la filosofía se ha propuesto tres reflexiones principales (que no excluyen otras muchas): el origen del universo, desde el problema del tránsito de la nada a la realidad existente; el consecuente problema de la suficiencia o insuficiencia explicativa del universo en orden a dar razón de su existencia real; por último, el problema del origen de la racionalidad o diseño del universo en la forma que empíricamente presenta.
La diferente forma de valorar filosóficamente la temática de estas reflexiones puede dar lugar a dos posiciones filosófico-científicas, incuestionablemente posibles, como muestra la sociología de la ciencia, ante el problema de la naturaleza última del universo.
Guillermo Armengol pertenece a la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión, E.T.S. de Ingeniería, Universidad Comillas, en donde pueden encontrarse otras aportaciones y consideraciones en torno a las cuestiones aquí planteadas.
La imagen consistente actual del universo, por tanto, queda trazada por la exposición de los principios básicos que fundamentan la cosmología moderna, en la presentación del profesor Grifols. Por su exposición se ve que la cosmología goza de una gran consistencia, pero no total y definitiva. Quedan aún lagunas que deberán permitirle en el futuro alcanzar mayores niveles de consistencia o coherencia armónica.
Evidencias empíricas
Estas lagunas dependen de las evidencias empíricas que aparezcan en el futuro y, sobre todo, de los esfuerzos por lograr una teoría unitaria que englobe relatividad y mecánica cuántica, de tal manera que se entienda cómo desde los principios del mundo microfísico cuántico, que genera el universo desde el big bang y arrastra primordialmente la gravedad, coordinada con las otras fuerzas, se pasa al mundo macrofísico clásico-relativista de la gravedad einsteniana.
Evidentemente, las hipótesis que se hagan científicamente sobre la evolución futura del universo deberán hacerse en concordancia con los principios expuestos por el profesor Grifols. Al parecer, las hipótesis sobre el futuro dependen del cálculo sobre su masa, teniendo en cuenta los agujeros negros, los MACHOS, los neutrinos o la materia oscura fría.
No parece, pues, según la opinión hoy más objetiva, que el Universo tenga suficiente materia como para acercarse a una masa crítica que pudiera frenar en un determinado momento su fuerza de expansión, dando comienzo al proceso, con la línea del tiempo invertida, que condujera a un big crunch.
Un modelo descartado
Así, el modelo de Universo acordeón que propuso Stephen Hawking no parece de momento, por muchas razones, poder ser admitido dentro de los principios de la cosmología. Ha sido sólo la proposición de una especulación heurística sin confirmar. En todo caso, hay que establecer que se trata de una cuestión todavía abierta que pudiera depender de evidencias empíricas todavía por descubrir.
La inconsistencia actual más importante, señalada por el profesor Grifols, es la unificación de la mecánica cuántica con la Relatividad. Ya es sabido que el sueño de Einstein, que fracasó rotundamente, fue precisamente la formulación de esta teoría unitaria.
En la actualidad ha sido retomado el sueño de Einstein, como también sabemos, a través de la teoría de cuerdas y supercuerdas. Esta teoría concebiría que lo producido en el big bang sería una energía vibratoria (cuerdas) que desde el primer momento iría produciendo la configuración gravitatoria del espacio que sería esencial para entender cómo las cuerdas se organizan para producir los quarks, las partículas y cómo se produce la organización estructural de las partículas en el espacio-tiempo para producir átomos, moléculas, macromoléculas y cuerpos.
Las fuerzas de la naturaleza conocidas han obligado a la teoría a concebir la existencia de las cuerdas en un espacio multidimensional, de nueve u once dimensiones, pero con ello la teoría se ha hecho extraordinariamente compleja.
Especulación heurística
Se trata, pues, de una teoría que ha pretendido formularse atendiendo a las propiedades del Universo real que debe explicar, pero que hasta el momento pertenece a la “especulación heurística” de la ciencia física, de la cosmología.
Se refiere a eventos inmensamente más pequeños que los considerados hasta ahora y, por ello, dificilmente puede ser constrastada empíricamente (aunque hoy se han concebido ciertas circunstancias indirectas, todavía no implementadas que quizá pudieran aportar alguna evidencia en el futuro).
Es, pues, una teoría no contrastada empíricamente y, por ello, aunque sea admirable y respetable como especulación, no forma parte de la imagen estándar del Universo en la cosmología moderna. Es sólo una legítima especulación heurística que podría, o no, ser confirmada en el futuro (la teoría del Universo del “estado estacionario” de Hoyle, por ejemplo, gozó de inmenso prestigio pero no fue finalmente confirmada por la evolución posterior de la ciencia).
Esta teoría de cuerdas concibe un sistema multidimensional de espacios y variables que pudieran responder a determinados conjuntos de valores reales. Esta teoría, por tanto, podría describir un considerable número de universos distintos. El nuestro sería uno de esos espacios; pero serían posibles otros muchos universos.
Multiuniversos
Por ello, la teoría de las cuerdas ha sido conectada por algunos con la teoría de los multiuniversos; a su vez, una versión más sofisticada de la teoría de los universos “burbuja”. Si la teoría de las cuerdas es muy difícil de contrastar empíricamente, mucho más difícil es lograr algún tipo de evidencia de que existan otros universos además del nuestro. Se trata, pues, de una especulación heurística (incluso una quasi-metafísica) mucho más atrevida que la teoría de las cuerdas (ya que ésta se refiere a nuestro universo inmediatamente tangible).
Si en el futuro se confirmara empíricamente la teoría de cuerdas, esto no equivaldría a considerar confirmada la existencia de multiuniversos. La sola teoría de las cuerdas (para un universo único), si se comprobase, plantearía con más fuerza el hecho o el problema filosófico del mencionado principio antrópico (¿por qué el universo tiene el conjunto de valores precisos que hacen posible al hombre?). Si además se confirmara la existencia de multiuniversos, la existencia de nuestro universo podría considerarse quizá un azar entre los infinitos universos burbuja también existentes.
La filosofía tiene derecho, e incluso diríamos obligación, de plantearse preguntas que los científicos tienen igualmente derecho a ignorar. Esta obligación depende de la naturaleza epistemológica de la filosofía (que aquí no podemos abordar, pero damos por supuesta).
Preguntas sobre la ciencia
La naturaleza propia del discurso filosófico le ha llevado, pues, a plantearse muchas preguntas sobre el universo descrito por la ciencia: tanto sobre la cosmología moderna en su formulación estándar como sobre las especulaciones heurísticas que, en cuanto tales, forman también parte legítima de la ciencia.
Así, la filosofía se ha propuesto tres reflexiones principales (que no excluyen otras muchas): el origen del universo, desde el problema del tránsito de la nada a la realidad existente; el consecuente problema de la suficiencia o insuficiencia explicativa del universo en orden a dar razón de su existencia real; por último, el problema del origen de la racionalidad o diseño del universo en la forma que empíricamente presenta.
La diferente forma de valorar filosóficamente la temática de estas reflexiones puede dar lugar a dos posiciones filosófico-científicas, incuestionablemente posibles, como muestra la sociología de la ciencia, ante el problema de la naturaleza última del universo.
Guillermo Armengol pertenece a la Cátedra Ciencia, Tecnología y Religión, E.T.S. de Ingeniería, Universidad Comillas, en donde pueden encontrarse otras aportaciones y consideraciones en torno a las cuestiones aquí planteadas.