Campaña de la One Laptop per Child en Papúa Nueva Guinea. Imagen: One Laptop per Child. Fuente: Flickr.
Un equipo internacional de investigadores ha llegado a la conclusión de que las desigualdades digitales, definidas de forma amplia en términos de uso de Internet, habilidades y auto-percepción, deben ser consideradas tan importantes como los ejes tradicionales de la desigualdad con el que todos estamos familiarizados: raza, clase y género.
Estas nuevas formas de desigualdad pueden, por supuesto, combinarse con las desigualdades sociales existentes - y aun empeorarlas, "llevando las diferencias preexistentes en el capital humano al mundo en línea". Las conclusiones aparecen en un artículo publicado en Information, Communication & Society.
Como escriben los autores, dirigidos por Michael J. Stern, de la Universidad de Chicago (EE.UU.), "está cada vez más claro que la participación de cada individuo en el mundo digital y su capital digital es crucial para su rendimiento académico y su éxito en el mercado laboral o en el emprendimiento. Los que se mueven mejor en el mundo virtual y participan más en la vida social digital tienen ventaja frente a los demás".
De hecho, en lugar de disminuir, parece que las formas de exclusión digital están aumentando. "A medida que Internet se integra más perfectamente en las rutinas cotidianas, las formas de exclusión cambian", observan Stern y sus colegas en la nota de prensa de Taylor & Francis -editora de la revista-, recogida por AlphaGalileo.
Obamacare
Entre los muchos ejemplos que los autores citan de cómo la vida es cada vez más difícil para los que no están "conectados" o no se sienten seguros en internet, uno de los más llamativos es el de la puesta en marcha de Obamacare -el nuevo sistema de salud lanzado por Obama- en los Estados Unidos.
A pesar de que se pretende que su sitio web sea la principal fuente de información del programa para todos los estadounidenses, los problemas de diseño hacen que sea difícil de navegar y usar para las personas con conexiones lentas o smartphones; sólo el 1% de los millones de personas que visitaron el sitio durante su primera semana logró registrarse.
Estas nuevas formas de desigualdad pueden, por supuesto, combinarse con las desigualdades sociales existentes - y aun empeorarlas, "llevando las diferencias preexistentes en el capital humano al mundo en línea". Las conclusiones aparecen en un artículo publicado en Information, Communication & Society.
Como escriben los autores, dirigidos por Michael J. Stern, de la Universidad de Chicago (EE.UU.), "está cada vez más claro que la participación de cada individuo en el mundo digital y su capital digital es crucial para su rendimiento académico y su éxito en el mercado laboral o en el emprendimiento. Los que se mueven mejor en el mundo virtual y participan más en la vida social digital tienen ventaja frente a los demás".
De hecho, en lugar de disminuir, parece que las formas de exclusión digital están aumentando. "A medida que Internet se integra más perfectamente en las rutinas cotidianas, las formas de exclusión cambian", observan Stern y sus colegas en la nota de prensa de Taylor & Francis -editora de la revista-, recogida por AlphaGalileo.
Obamacare
Entre los muchos ejemplos que los autores citan de cómo la vida es cada vez más difícil para los que no están "conectados" o no se sienten seguros en internet, uno de los más llamativos es el de la puesta en marcha de Obamacare -el nuevo sistema de salud lanzado por Obama- en los Estados Unidos.
A pesar de que se pretende que su sitio web sea la principal fuente de información del programa para todos los estadounidenses, los problemas de diseño hacen que sea difícil de navegar y usar para las personas con conexiones lentas o smartphones; sólo el 1% de los millones de personas que visitaron el sitio durante su primera semana logró registrarse.
Vida laboral
A lo largo de su artículo, Stern y sus colegas muestran con gran detalle cómo afectan las disparidades digitales cómo la gente encuentra trabajo, construye sus negocios, compra, accede a la sanidad, aprende, socializa e incluso responde a encuestas de consumo consumidores o del gobierno.
En concreto, señalan los autores, se produce también una brecha entre aquellos que son capaces de manejar varias fuentes de información digital y aquellos a los que les cuesta, especialmente en el momento de entrar a la vida laboral.
También afecta a las personas mayores, y a su capacidad para relacionarse con sus cuidadores.
El estudio analiza además las diferencias de género. Por ejemplo, las mujeres tienden a subestimar sus habilidades digitales más que los hombres. Aunque la diferencia no sea real, según los autores, los efectos sí pueden serlos.
A nivel racial, los investigadores señalan que las minorías étnicas tienden a cerrarse en sus propias redes, lo que reduce su acceso a información valiosa sobre oportunidades laborales o educativas. Asimismo, a nivel mundial, las diferencias entre Norte y Sur también se acrecientan por motivos digitales.
Por último, a nivel de consumo, acceder a Internet permite conocer mucho mejor las opciones de compra.
A partir de la investigación, queda claro que estar en el lado equivocado de la "brecha digital" puede tener efectos significativos en la vida.
A lo largo de su artículo, Stern y sus colegas muestran con gran detalle cómo afectan las disparidades digitales cómo la gente encuentra trabajo, construye sus negocios, compra, accede a la sanidad, aprende, socializa e incluso responde a encuestas de consumo consumidores o del gobierno.
En concreto, señalan los autores, se produce también una brecha entre aquellos que son capaces de manejar varias fuentes de información digital y aquellos a los que les cuesta, especialmente en el momento de entrar a la vida laboral.
También afecta a las personas mayores, y a su capacidad para relacionarse con sus cuidadores.
El estudio analiza además las diferencias de género. Por ejemplo, las mujeres tienden a subestimar sus habilidades digitales más que los hombres. Aunque la diferencia no sea real, según los autores, los efectos sí pueden serlos.
A nivel racial, los investigadores señalan que las minorías étnicas tienden a cerrarse en sus propias redes, lo que reduce su acceso a información valiosa sobre oportunidades laborales o educativas. Asimismo, a nivel mundial, las diferencias entre Norte y Sur también se acrecientan por motivos digitales.
Por último, a nivel de consumo, acceder a Internet permite conocer mucho mejor las opciones de compra.
A partir de la investigación, queda claro que estar en el lado equivocado de la "brecha digital" puede tener efectos significativos en la vida.
Referencia bibliográfica:
Laura Robinson, Shelia R. Cotten, Hiroshi Ono, Anabel Quan-Haase, Gustavo Mesch, Wenhong Chen, Jeremy Schulz, Timothy M. Hale, Michael J. Stern: Digital inequalities and why they matter. Information, Communication & Society (2015). DOI: 10.1080/1369118X.2015.1012532.
Laura Robinson, Shelia R. Cotten, Hiroshi Ono, Anabel Quan-Haase, Gustavo Mesch, Wenhong Chen, Jeremy Schulz, Timothy M. Hale, Michael J. Stern: Digital inequalities and why they matter. Information, Communication & Society (2015). DOI: 10.1080/1369118X.2015.1012532.