Investigadoras de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado un método de evaluación de la pobreza energética adaptado al contexto español que permite identificar aquellos hogares que sufren pobreza energética, así como el grado de necesidad de los mismos, incorporando particularidades climáticas, edificatorias y socioeconómicas del país.
Recuerdan dos de las investigadores, Carmen Sánchez-Guevara y Ana Sanz Fernández, de la Escuela de Arquitectura de la UPM, que "puede considerarse que un hogar está en situación de pobreza energética cuando necesita destinar una parte excesiva de sus ingresos a satisfacer las necesidades energéticas de su vivienda". Su objetivo era concretar esta definición.
"La propuesta que hemos elaborado surgió de las limitaciones encontradas en los métodos actuales para detectar correctamente los hogares en situación de pobreza energética a causa de las particularidades de las distintas regiones del país. Por ello, se consideró urgente el desarrollo de una definición de pobreza energética adaptada a las condiciones regionales que recoja no solo los distintos niveles de renta de los hogares, sino también las significativas diferencias constructivas y climáticas existentes entre el norte y el sur, de modo que incorporen los problemas de sobrecalentamiento y las necesidades de climatización que, además, se verán exacerbadas por el incremento de temperaturas provocado por el cambio climático".
El método desarrollado se basa en el enfoque de ingresos de los hogares y gastos energéticos asociados a la vivienda, incorporando en ambos aspectos las diferencias regionales. "El cálculo del umbral de la pobreza monetaria utilizando el 60% de la mediana de la renta equivalente en cada región (tal y como fija Eurostat en sus estadísticas) ha dado un umbral diferente en cada una", explican en la web de la UPM. Por otra parte, el método se centra en los gastos energéticos asociados a las necesidades de climatización de acuerdo con unos estándares mínimos de habitabilidad térmica.
Además, se incorporan las necesidades de refrigeración. "Para ello se han empleado criterios de bienestar adaptativo, que recogen la capacidad de adaptación de la población al clima y que hace que estas temperaturas sean específicas para cada región. A partir de estas temperaturas se ha establecido la demanda adaptativa y el gasto teórico de los hogares asociado a esa demanda adaptativa".
También se incorporan las características del parque de viviendas en el que habitan los hogares, tercer factor causante de la pobreza energética. "Este aspecto ha resultado fundamental en esta investigación, tanto para entender la situación real de los hogares como desde un punto de vista propositivo con vistas al diseño de políticas de rehabilitación específicas de intervención sobre el parque residencial para erradicar la pobreza energética en España", explican las investigadores.
El método también valora el potencial de un hogar de caer en una situación de pobreza energética.
Comunidades
En el estudio se ha analizado la situación de pobreza energética en tres comunidades autónomas: Castilla y León, Comunidad de Madrid y Andalucía. En 2011, un 23% de los hogares de Castilla y León tuvieron un gasto en energía superior al 10% de su renta, lo que supone la mayor tasa de hogares en situación de pobreza energética de las tres comunidades estudiadas. "Dicha particularidad está causada fundamentalmente por la severidad climática de los inviernos". En Andalucía, este grupo de hogares supone el 17%. "Este dato tan elevado, y no esperable a priori, es debido a que esta comunidad tiene las rentas más bajas de las tres comunidades estudiadas".
La investigación "ha comprobado las carencias derivadas del empleo de las fuentes estadísticas oficiales, que recogen únicamente el gasto real de los hogares y no el necesario". Se ha comprobado la existencia de un grupo de hogares, cuya renta se encuentra por debajo del umbral de la pobreza monetaria y que a priori no serían identificados como pobres energéticos por su bajo gasto en energía, pero que no cuentan con ningún sistema de calefacción, lo que sumado a la antigüedad del parque de viviendas en el que habitan, apunta a que no estén viviendo bajo unas temperaturas adecuadas.
La suma, por tanto, de los distintos grupos de hogares identificados mediante este método como desfavorecidos, porque sufren algún tipo de pobreza energética, suponen en Castilla y León el 31% de los hogares, en la Comunidad de Madrid el 24% y en Andalucía el 26%.
Recuerdan dos de las investigadores, Carmen Sánchez-Guevara y Ana Sanz Fernández, de la Escuela de Arquitectura de la UPM, que "puede considerarse que un hogar está en situación de pobreza energética cuando necesita destinar una parte excesiva de sus ingresos a satisfacer las necesidades energéticas de su vivienda". Su objetivo era concretar esta definición.
"La propuesta que hemos elaborado surgió de las limitaciones encontradas en los métodos actuales para detectar correctamente los hogares en situación de pobreza energética a causa de las particularidades de las distintas regiones del país. Por ello, se consideró urgente el desarrollo de una definición de pobreza energética adaptada a las condiciones regionales que recoja no solo los distintos niveles de renta de los hogares, sino también las significativas diferencias constructivas y climáticas existentes entre el norte y el sur, de modo que incorporen los problemas de sobrecalentamiento y las necesidades de climatización que, además, se verán exacerbadas por el incremento de temperaturas provocado por el cambio climático".
El método desarrollado se basa en el enfoque de ingresos de los hogares y gastos energéticos asociados a la vivienda, incorporando en ambos aspectos las diferencias regionales. "El cálculo del umbral de la pobreza monetaria utilizando el 60% de la mediana de la renta equivalente en cada región (tal y como fija Eurostat en sus estadísticas) ha dado un umbral diferente en cada una", explican en la web de la UPM. Por otra parte, el método se centra en los gastos energéticos asociados a las necesidades de climatización de acuerdo con unos estándares mínimos de habitabilidad térmica.
Además, se incorporan las necesidades de refrigeración. "Para ello se han empleado criterios de bienestar adaptativo, que recogen la capacidad de adaptación de la población al clima y que hace que estas temperaturas sean específicas para cada región. A partir de estas temperaturas se ha establecido la demanda adaptativa y el gasto teórico de los hogares asociado a esa demanda adaptativa".
También se incorporan las características del parque de viviendas en el que habitan los hogares, tercer factor causante de la pobreza energética. "Este aspecto ha resultado fundamental en esta investigación, tanto para entender la situación real de los hogares como desde un punto de vista propositivo con vistas al diseño de políticas de rehabilitación específicas de intervención sobre el parque residencial para erradicar la pobreza energética en España", explican las investigadores.
El método también valora el potencial de un hogar de caer en una situación de pobreza energética.
Comunidades
En el estudio se ha analizado la situación de pobreza energética en tres comunidades autónomas: Castilla y León, Comunidad de Madrid y Andalucía. En 2011, un 23% de los hogares de Castilla y León tuvieron un gasto en energía superior al 10% de su renta, lo que supone la mayor tasa de hogares en situación de pobreza energética de las tres comunidades estudiadas. "Dicha particularidad está causada fundamentalmente por la severidad climática de los inviernos". En Andalucía, este grupo de hogares supone el 17%. "Este dato tan elevado, y no esperable a priori, es debido a que esta comunidad tiene las rentas más bajas de las tres comunidades estudiadas".
La investigación "ha comprobado las carencias derivadas del empleo de las fuentes estadísticas oficiales, que recogen únicamente el gasto real de los hogares y no el necesario". Se ha comprobado la existencia de un grupo de hogares, cuya renta se encuentra por debajo del umbral de la pobreza monetaria y que a priori no serían identificados como pobres energéticos por su bajo gasto en energía, pero que no cuentan con ningún sistema de calefacción, lo que sumado a la antigüedad del parque de viviendas en el que habitan, apunta a que no estén viviendo bajo unas temperaturas adecuadas.
La suma, por tanto, de los distintos grupos de hogares identificados mediante este método como desfavorecidos, porque sufren algún tipo de pobreza energética, suponen en Castilla y León el 31% de los hogares, en la Comunidad de Madrid el 24% y en Andalucía el 26%.
Viviendas
Con el objetivo de evaluar detalladamente las condiciones mínimas de habitabilidad térmica que deben asegurar las viviendas, se ha llevado a cabo un estudio de barrios de viviendas construidos entre los años 1960 y 1975, en los que se encuentra la mayor concentración de población vulnerable. Este análisis ha constatado la relación intrínseca existente entre la pobreza energética y la pobreza monetaria. En aquellos casos en los que el parque de viviendas es ineficiente desde el punto de vista energético, la pobreza energética y la pobreza monetaria van de la mano, señala el estudio.
"La solución para este grupo poblacional pasa por una rehabilitación de su parque de viviendas mediante la intervención de las administraciones públicas que les asegure unas viviendas de mínimas necesidades energéticas, dado que el bajo nivel de renta de estos hogares les imposibilita afrontar ningún tipo de rehabilitación energética de sus viviendas", afirman las científicas. "La actuación sobre este grupo de hogares resulta prioritaria frente a un segundo grupo que, si bien tiene unas necesidades energéticas excesivas, cuentan con unas rentas que superan el umbral de la pobreza. Este segundo grupo debe ser objeto también de las políticas públicas de rehabilitación, que incentiven la rehabilitación de estas viviendas".
El estudio del parque de viviendas "ha revelado la importancia de la calidad de la edificación sobre la situación de pobreza energética de los hogares, demostrándose cómo hogares con niveles de renta muy similares pueden caer en una situación de pobreza energética únicamente debido a la ineficiencia del parque en el que habitan". Este hecho llega incluso a producirse dentro de un mismo bloque, en el cual puede ocurrir que habiendo hogares con la misma renta unos se encuentren en pobreza energética y otros no, únicamente por la posición relativa de la vivienda dentro del mismo debido a las diferencias en el comportamiento térmico y gasto energético de la vivienda.
Junto al parque de viviendas, también las instalaciones de climatización con las que cuentan los hogares han mostrado tener incidencia. "Los hogares andaluces cuentan fundamentalmente con sistemas de calefacción que emplean la energía eléctrica, lo que les hace mucho más vulnerables a las variaciones en el precio de la factura de la luz que los hogares de Castilla y León o de la Comunidad de Madrid, que utilizan sistemas de gas natural".
Finalmente, "la revisión de las políticas públicas que pueden influir sobre la situación de los pobres energéticos ha mostrado que la falta de una definición oficial que reconozca el problema imposibilita el diseño de soluciones adecuadas. Las políticas encaminadas a reducir el precio final de la factura de energía, tales como el bono social, resultan completamente ineficientes debido a que, en primer lugar, únicamente afectan al recibo de la luz, de modo que aquellos hogares cuyos sistemas de calefacción utilizan como fuente de energía gas natural no se verán beneficiados durante los meses fríos. Además de esto, la identificación de los hogares que necesitan estas ayudas resulta ineficiente".
Por otro lado, aseguran, "las políticas relacionadas con la mejora de la eficiencia energética del parque de viviendas no están suficientemente orientadas a la erradicación de la pobreza energética".
Un 11% de hogares se declaran 'pobres'
Un 11% de los hogares de España, 5,1 millones de personas, se declaran incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno, según el último estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), formada por científicos y técnicos. Es un 22% más de personas que hace dos años.
Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia son las cuatro regiones con mayor incidencia de pobreza energética, según el informe. País Vasco, Principado de Asturias y Comunidad de Madrid son las menos vulnerables.
Técnicamente, el estudio calcula que son el 7% de los hogares de toda España los que están en pobreza energética.
Con el objetivo de evaluar detalladamente las condiciones mínimas de habitabilidad térmica que deben asegurar las viviendas, se ha llevado a cabo un estudio de barrios de viviendas construidos entre los años 1960 y 1975, en los que se encuentra la mayor concentración de población vulnerable. Este análisis ha constatado la relación intrínseca existente entre la pobreza energética y la pobreza monetaria. En aquellos casos en los que el parque de viviendas es ineficiente desde el punto de vista energético, la pobreza energética y la pobreza monetaria van de la mano, señala el estudio.
"La solución para este grupo poblacional pasa por una rehabilitación de su parque de viviendas mediante la intervención de las administraciones públicas que les asegure unas viviendas de mínimas necesidades energéticas, dado que el bajo nivel de renta de estos hogares les imposibilita afrontar ningún tipo de rehabilitación energética de sus viviendas", afirman las científicas. "La actuación sobre este grupo de hogares resulta prioritaria frente a un segundo grupo que, si bien tiene unas necesidades energéticas excesivas, cuentan con unas rentas que superan el umbral de la pobreza. Este segundo grupo debe ser objeto también de las políticas públicas de rehabilitación, que incentiven la rehabilitación de estas viviendas".
El estudio del parque de viviendas "ha revelado la importancia de la calidad de la edificación sobre la situación de pobreza energética de los hogares, demostrándose cómo hogares con niveles de renta muy similares pueden caer en una situación de pobreza energética únicamente debido a la ineficiencia del parque en el que habitan". Este hecho llega incluso a producirse dentro de un mismo bloque, en el cual puede ocurrir que habiendo hogares con la misma renta unos se encuentren en pobreza energética y otros no, únicamente por la posición relativa de la vivienda dentro del mismo debido a las diferencias en el comportamiento térmico y gasto energético de la vivienda.
Junto al parque de viviendas, también las instalaciones de climatización con las que cuentan los hogares han mostrado tener incidencia. "Los hogares andaluces cuentan fundamentalmente con sistemas de calefacción que emplean la energía eléctrica, lo que les hace mucho más vulnerables a las variaciones en el precio de la factura de la luz que los hogares de Castilla y León o de la Comunidad de Madrid, que utilizan sistemas de gas natural".
Finalmente, "la revisión de las políticas públicas que pueden influir sobre la situación de los pobres energéticos ha mostrado que la falta de una definición oficial que reconozca el problema imposibilita el diseño de soluciones adecuadas. Las políticas encaminadas a reducir el precio final de la factura de energía, tales como el bono social, resultan completamente ineficientes debido a que, en primer lugar, únicamente afectan al recibo de la luz, de modo que aquellos hogares cuyos sistemas de calefacción utilizan como fuente de energía gas natural no se verán beneficiados durante los meses fríos. Además de esto, la identificación de los hogares que necesitan estas ayudas resulta ineficiente".
Por otro lado, aseguran, "las políticas relacionadas con la mejora de la eficiencia energética del parque de viviendas no están suficientemente orientadas a la erradicación de la pobreza energética".
Un 11% de hogares se declaran 'pobres'
Un 11% de los hogares de España, 5,1 millones de personas, se declaran incapaces de mantener su vivienda a una temperatura adecuada en invierno, según el último estudio de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), formada por científicos y técnicos. Es un 22% más de personas que hace dos años.
Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Murcia son las cuatro regiones con mayor incidencia de pobreza energética, según el informe. País Vasco, Principado de Asturias y Comunidad de Madrid son las menos vulnerables.
Técnicamente, el estudio calcula que son el 7% de los hogares de toda España los que están en pobreza energética.
Referencia bibliográfica:
C. Sánchez-Guevara, A. Sanz Fernández, A. Hernández Aja, F. J. Neila González: Fuel poverty analysis in three Spanish Autonomous Regions. Some retrofitting policy considerations ”. III International Congress on Construction and Building Research (2015). Universidad Politécnica de Madrid.
C. Sánchez-Guevara, A. Sanz Fernández, A. Hernández Aja, F. J. Neila González: Fuel poverty analysis in three Spanish Autonomous Regions. Some retrofitting policy considerations ”. III International Congress on Construction and Building Research (2015). Universidad Politécnica de Madrid.