La región NGC 2035, perteneciente a la Gran Nube de Magallanes, a la derecha en la imagen. Fuente: ESO.
Situada a tan solo unos 160.000 años luz de nosotros (eso1311) en la constelación de Dorado (El Pez Espada), la galaxia Gran Nube de Magallanes es una de nuestras vecinas más cercanas. Se encuentra formando nuevas estrellas de manera activa en regiones tan brillantes que algunas incluso pueden verse desde la Tierra a simple vista, como la Nebulosa Tarántula.
En una nueva imagen obtenida con el VLT (Very Large Telescope, Telescopio Muy Grande) de ESO (Observatorio Austral Europeo), en el Observatorio Paranal (Chile), explora un área llamada NGC 2035, apodada a veces como la Nebulosa de Cabeza de Dragón.
NGC 2035 es una región HII, o nebulosa de emisión, consistente en nubes de gas que brillan debido a la energética radiación que emana de las estrellas jóvenes. Esta radiación arranca electrones de los átomos de gas que, finalmente, se recombinan con otros átomos y emiten luz. Mezclados con el gas vemos oscuros grumos de polvo que, más que emitir luz, la absorben, creando sinuosos caminos y oscuras formas en la nebulosa.
Las formas filamentosas a la izquierda de la imagen, explica la nota de prensa de ESO, no son el resultado del nacimiento de estrellas, sino más bien de su muerte. Fueron creadas por uno de los eventos más violentos que pueden darse en el universo: una explosión de supernova. Estas explosiones son tan brillantes que, a menudo, durante un corto periodo de tiempo, iluminan toda la galaxia que las aloja antes de debilitarse y hacerse menos visibles durante semanas o meses.
En una nueva imagen obtenida con el VLT (Very Large Telescope, Telescopio Muy Grande) de ESO (Observatorio Austral Europeo), en el Observatorio Paranal (Chile), explora un área llamada NGC 2035, apodada a veces como la Nebulosa de Cabeza de Dragón.
NGC 2035 es una región HII, o nebulosa de emisión, consistente en nubes de gas que brillan debido a la energética radiación que emana de las estrellas jóvenes. Esta radiación arranca electrones de los átomos de gas que, finalmente, se recombinan con otros átomos y emiten luz. Mezclados con el gas vemos oscuros grumos de polvo que, más que emitir luz, la absorben, creando sinuosos caminos y oscuras formas en la nebulosa.
Las formas filamentosas a la izquierda de la imagen, explica la nota de prensa de ESO, no son el resultado del nacimiento de estrellas, sino más bien de su muerte. Fueron creadas por uno de los eventos más violentos que pueden darse en el universo: una explosión de supernova. Estas explosiones son tan brillantes que, a menudo, durante un corto periodo de tiempo, iluminan toda la galaxia que las aloja antes de debilitarse y hacerse menos visibles durante semanas o meses.
El tamaño
Mirando la imagen puede parecer difícil hacernos una idea del verdadero tamaño de estas nubes: tienen un tamaño de varios cientos de años luz. Y no están en nuestra galaxia, sino mucho más allá. La Gran Nube de Magallanes es enorme, pero comparada con nuestra galaxia es muy modesta en cuanto a su extensión, alcanzando tan solo 14.000 años luz, es decir, unas diez veces más pequeña que la Vía Láctea.
La imagen fue obtenida utilizando el instrumento FOcal Reducer and low dispersion Spectrograph instalado en el VLT, como parte del programa Joyas Cósmicas de ESO, una iniciativa de divulgación cuya intención es producir imágenes de objetos interesantes, llamativos o visualmente atractivos utilizando telescopios de ESO con finalidades educativas y divulgativas.
El programa utiliza tiempo de observación que no puede usarse para observaciones científicas concretas. Todos los datos obtenidos son también útiles para fines científicos, y son puestos a disposición de los astrónomos a través del archivo científico de ESO.
Mirando la imagen puede parecer difícil hacernos una idea del verdadero tamaño de estas nubes: tienen un tamaño de varios cientos de años luz. Y no están en nuestra galaxia, sino mucho más allá. La Gran Nube de Magallanes es enorme, pero comparada con nuestra galaxia es muy modesta en cuanto a su extensión, alcanzando tan solo 14.000 años luz, es decir, unas diez veces más pequeña que la Vía Láctea.
La imagen fue obtenida utilizando el instrumento FOcal Reducer and low dispersion Spectrograph instalado en el VLT, como parte del programa Joyas Cósmicas de ESO, una iniciativa de divulgación cuya intención es producir imágenes de objetos interesantes, llamativos o visualmente atractivos utilizando telescopios de ESO con finalidades educativas y divulgativas.
El programa utiliza tiempo de observación que no puede usarse para observaciones científicas concretas. Todos los datos obtenidos son también útiles para fines científicos, y son puestos a disposición de los astrónomos a través del archivo científico de ESO.