Para finales de 2010 está prevista la puesta en órbita de la primera tanda de satélites que llevarán Internet a una gran extensión del planeta donde aquél es actualmente innaccesible. Se trata del proyecto de O3b (other 3 billion en inglés, en referencia a los miles de millones de personas actualmente fuera de la red), tras el cual se encuentran socios como el operador de cable Liberty Global, el banco HSBC y Google.
La constelación de satélites MEO (Medium Earth Orbit) circundará literalmente el mundo suspendida en una órbita media, mucha más cercana a la superficie terrestre que aquella en la se hallan los satélites geo-estacionarios, facilitando con ello una mejor, más barata y más rápida transmisión, ya que por ejemplo la latencia (retraso) es menor que la sufrida por estos últimos, con lo que se eliminan esas deficiencias que se traducen a menudo en el eco, durante las transmisiones de voz, o en errores debidos a una deficiente transmisión de datos.
Desiertos tecnológicos
Dispondrán pues de banda ancha y alta velocidad extensos territorios del planeta donde resultan –por motivos principalmente económicos pero en muchos casos también puramente geológicos, debido a las poco apropiadas condiciones del terreno– prácticamente imposibles los tendidos de cable, y donde debido a la falta de esta infraestructura muchos empresarios terminan por desechar sus ocasionales intentos de proporcionar conexión a enclaves concretos.
Por ejemplo Greg Wyler, un empresario tecnológico estadounidense, fundador de O3b, quien intentó hace un par de años proveer de acceso a Internet a una región bastante pobre de África. Según se relata en un reciente artículo en el Financial Times, Mr. Wyler, tras reconstruir una torre de comunicaciones en la cima del monte Karisimbi (en Ruanda) y tender 450 Km de cable hacia escuelas y universidades, terminó por darse cuenta de que lo que faltaba era una más amplia red de comunicaciones a la que poder conectar todo eso, y de que la más cercana estaba a más de 5.000 millas de allí.
Desde el espacio
¿La solución? Satélites. El proyecto para ponerlos en marcha se materializó en cuanto Wyler consiguió llamar la atención de Liberty Global y Google sobre el asunto. Y es que teniendo en cuenta datos como el crecimiento del número de usuarios de móvil en África (que es del 60%), a ninguna compañía con visión de futuro pueden pasarle desaspercibidas las potencialidades que para el mercado de las telecomunicaciones tienen esta y otras regiones en vías de desarrollo.
No parece descabellado que el primer paso que hayan considerado necesario estas compañías para incorporar al mercado global a dichas regiones sea el de conectarlas a la red. Y si no puede ser por tierra (debido a las dificultades anteriormente mencionadas, que se traducen por ejemplo en que actualmente el acceso a banda ancha en África sea 20 veces más caro que en EEUU) ni por mar (los cables submarinos sólo se utilizan actualmente entre los países desarrollados), se hará desde el espacio.
Por otro lado, además de las ya mencionadas ventajas en cuanto a calidad de las transmisiones que ofrecen los satélites MEO con respecto a un satélite geoestacionario, son considerablemente más baratos, incluso aunque en lugar de 1 sean necesarios 16, como es el caso (cuando más baja la altura en la que orbita el satélite, menor la cobertura terrestre que puede ofrecer).
Audiencias globales
Gracias a ello Wyller espera poder ofrecer cobertura de calidad a un precio ocho veces menor que un satélite geo-estacionario. Las velocidades que van a ser ofrecidas mediante este sistema a partir de finales de 2010 a regiones como África, América latina, Asia u Oriente Medio, llegarán a 10 Gbps. Según Google, estas altas velocidades serán necesarias para usar las aplicaciones web que por otro lado desarrolla sin cesar.
La inversión en O3b va ya por los 65 millones de dólares (entre todos los socios) y se calcula que para la conclusión del proyecto ascenderá a 650 millones. Google es optimista con respecto al mismo, y es que entre aplicaciones y satélites incrementarán sus ya de por sí masivas audiencias y por lo tanto sus ingresos en publicidad. De momento, sea así o no, bienvenido sea el proyecto y los 3.000 millones de personas que próximamente podrán incorporarse a Internet.
La constelación de satélites MEO (Medium Earth Orbit) circundará literalmente el mundo suspendida en una órbita media, mucha más cercana a la superficie terrestre que aquella en la se hallan los satélites geo-estacionarios, facilitando con ello una mejor, más barata y más rápida transmisión, ya que por ejemplo la latencia (retraso) es menor que la sufrida por estos últimos, con lo que se eliminan esas deficiencias que se traducen a menudo en el eco, durante las transmisiones de voz, o en errores debidos a una deficiente transmisión de datos.
Desiertos tecnológicos
Dispondrán pues de banda ancha y alta velocidad extensos territorios del planeta donde resultan –por motivos principalmente económicos pero en muchos casos también puramente geológicos, debido a las poco apropiadas condiciones del terreno– prácticamente imposibles los tendidos de cable, y donde debido a la falta de esta infraestructura muchos empresarios terminan por desechar sus ocasionales intentos de proporcionar conexión a enclaves concretos.
Por ejemplo Greg Wyler, un empresario tecnológico estadounidense, fundador de O3b, quien intentó hace un par de años proveer de acceso a Internet a una región bastante pobre de África. Según se relata en un reciente artículo en el Financial Times, Mr. Wyler, tras reconstruir una torre de comunicaciones en la cima del monte Karisimbi (en Ruanda) y tender 450 Km de cable hacia escuelas y universidades, terminó por darse cuenta de que lo que faltaba era una más amplia red de comunicaciones a la que poder conectar todo eso, y de que la más cercana estaba a más de 5.000 millas de allí.
Desde el espacio
¿La solución? Satélites. El proyecto para ponerlos en marcha se materializó en cuanto Wyler consiguió llamar la atención de Liberty Global y Google sobre el asunto. Y es que teniendo en cuenta datos como el crecimiento del número de usuarios de móvil en África (que es del 60%), a ninguna compañía con visión de futuro pueden pasarle desaspercibidas las potencialidades que para el mercado de las telecomunicaciones tienen esta y otras regiones en vías de desarrollo.
No parece descabellado que el primer paso que hayan considerado necesario estas compañías para incorporar al mercado global a dichas regiones sea el de conectarlas a la red. Y si no puede ser por tierra (debido a las dificultades anteriormente mencionadas, que se traducen por ejemplo en que actualmente el acceso a banda ancha en África sea 20 veces más caro que en EEUU) ni por mar (los cables submarinos sólo se utilizan actualmente entre los países desarrollados), se hará desde el espacio.
Por otro lado, además de las ya mencionadas ventajas en cuanto a calidad de las transmisiones que ofrecen los satélites MEO con respecto a un satélite geoestacionario, son considerablemente más baratos, incluso aunque en lugar de 1 sean necesarios 16, como es el caso (cuando más baja la altura en la que orbita el satélite, menor la cobertura terrestre que puede ofrecer).
Audiencias globales
Gracias a ello Wyller espera poder ofrecer cobertura de calidad a un precio ocho veces menor que un satélite geo-estacionario. Las velocidades que van a ser ofrecidas mediante este sistema a partir de finales de 2010 a regiones como África, América latina, Asia u Oriente Medio, llegarán a 10 Gbps. Según Google, estas altas velocidades serán necesarias para usar las aplicaciones web que por otro lado desarrolla sin cesar.
La inversión en O3b va ya por los 65 millones de dólares (entre todos los socios) y se calcula que para la conclusión del proyecto ascenderá a 650 millones. Google es optimista con respecto al mismo, y es que entre aplicaciones y satélites incrementarán sus ya de por sí masivas audiencias y por lo tanto sus ingresos en publicidad. De momento, sea así o no, bienvenido sea el proyecto y los 3.000 millones de personas que próximamente podrán incorporarse a Internet.