El interés por la informática debe inculcarse en edades tempranas. Fuente: NASA Kennedy Space Center.
“El crecimiento de la tecnología está impulsado por la gente que lo diseña. Sin las mujeres en la mesa de diseño, los intereses de la mitad de la población serán básicamente ignorados”. Así de contundente se muestra la directora general del Centro Nacional de las Mujeres y la Tecnología de la Información de Estados Unidos, Lucy Sanders, al hablar de las disparidades de género en el ámbito informático y científico.
Y es que, según un informe publicado el mes pasado por el Departamento de Comercio del país, menos del 25% de los puestos de trabajo relacionados con este campo son ocupados por mujeres. Peor aún, la representación femenina ha disminuido en los últimos años, del 30% en 2000 al 27% en 2009.
De esta gravosa situación se hace eco la columnista Anna Holmes en The Washington Post, donde asegura que los estadounidenses y sus representantes electos deberían tomar nota al respecto. Sobre todo, Holmes incide en la merma que supone esta brecha de género en la creatividad y la fuerza emprendedora del país.
Basta con tener en cuenta las previsiones de crecimiento del empleo de los informáticos entre 2008 y 2018, del 24% según la Oficina de Estadísticas Laborales del país, mucho más rápido que el promedio para la mayoría de las ocupaciones. A este ritmo se hace necesaria la progresiva incorporación de la mujer a esta industria, pues de lo contrario será complicado mantener la competitividad a nivel mundial.
Romper prejuicios
La primera barrera en el camino parece estar resulta, pues las chicas han logrado una paridad significativa con el sexo opuesto en las calificaciones y títulos universitarios de matemáticas y ciencias. Sin embargo, aún cargan con la pesada losa de los estereotipos.
Según la investigadora de Educación de la Universidad americana de Kentucky, Jennifer Skaggs, cuando las niñas ingresan en la escuela media se enfrentan a la disyuntiva “¿quiero ser inteligente en matemáticas o que me vean atractiva?”. En primera persona lo cuenta en el rotativo americano Maresa Leto, una estudiante de primer curso de Informática en la Universidad Estatal de Michigan, donde no son más de un puñado de mujeres en clase.
Y es que, según un informe publicado el mes pasado por el Departamento de Comercio del país, menos del 25% de los puestos de trabajo relacionados con este campo son ocupados por mujeres. Peor aún, la representación femenina ha disminuido en los últimos años, del 30% en 2000 al 27% en 2009.
De esta gravosa situación se hace eco la columnista Anna Holmes en The Washington Post, donde asegura que los estadounidenses y sus representantes electos deberían tomar nota al respecto. Sobre todo, Holmes incide en la merma que supone esta brecha de género en la creatividad y la fuerza emprendedora del país.
Basta con tener en cuenta las previsiones de crecimiento del empleo de los informáticos entre 2008 y 2018, del 24% según la Oficina de Estadísticas Laborales del país, mucho más rápido que el promedio para la mayoría de las ocupaciones. A este ritmo se hace necesaria la progresiva incorporación de la mujer a esta industria, pues de lo contrario será complicado mantener la competitividad a nivel mundial.
Romper prejuicios
La primera barrera en el camino parece estar resulta, pues las chicas han logrado una paridad significativa con el sexo opuesto en las calificaciones y títulos universitarios de matemáticas y ciencias. Sin embargo, aún cargan con la pesada losa de los estereotipos.
Según la investigadora de Educación de la Universidad americana de Kentucky, Jennifer Skaggs, cuando las niñas ingresan en la escuela media se enfrentan a la disyuntiva “¿quiero ser inteligente en matemáticas o que me vean atractiva?”. En primera persona lo cuenta en el rotativo americano Maresa Leto, una estudiante de primer curso de Informática en la Universidad Estatal de Michigan, donde no son más de un puñado de mujeres en clase.
Foto: pmorgan. Fuente: Flickr.
La joven reconoce que, aunque no se ha hablado directamente de la disparidad de género, son conscientes de ello. “Trato de parecer más inteligente de lo que realmente soy sólo para probar que pertenezco a este sitio”, confiesa. Las representaciones mediáticas y la falta de modelos femeninos tampoco ayudan. La mayoría de las películas de Hollywood sobre innovación tecnológica e informática relega a la mujer al papel de accesorio sexual.
Además, según un estudio realizado por el Instituto de Género Geena Davis, titulado "Las aspiraciones profesionales: ¿Cuáles son películas aptas para enseñar a los niños el mundo del trabajo?", entre 2006 y 2009 no hubo representación de personajes femeninos relacionados con el ámbito informático. La última puntilla la coloca el proveedor de ropa Forever 21, que ha puesto a la venta unas camisetas rosa, muy de moda entre las adolescentes, con mensajes sexistas del tipo “alérgica al álgebra”.
Un ajuste de influencias
No cabe duda de que las expectativas culturales de la feminidad y la presión de los compañeros de estudios son influencias enormes, aunque no afectan por igual en todo el mundo. Así se desprende de un estudio realizado en 2006 en Israel por el investigador Orit Hazzan, quien comparó a estudiantes que realizaron la prueba de nivel avanzado de Informática en escuelas de lengua hebrea y árabe parlantes.
El porcentaje de niñas que daba clase en las escuelas de lengua hebrea se situaba en ese momento en un 28%, cinco puntos porcentuales superior a la de escuelas públicas de un suburbio de EEUU. En las escuelas de lengua árabe, sin embargo, obtuvo la participación del 61% de mujeres.
El estudio llega a la conclusión, por tanto, de que en la comunidad judía la presión de los compañeros contra las niñas en Informática era más fuerte que la influencia de los padres y maestros, mientras en la comunidad árabe estos últimos fueron determinantes. “Ellos entendieron el dominio de la tecnología como una forma para que sus hijas lograran ascender”, explica el investigador.
Y no iban mal encaminados, pues las mujeres con puestos de trabajo en este ámbito, tradicionalmente bien pagados, disfrutan más la paridad salarial con los hombres que en otras ocupaciones. Esta puede ser una de las motivaciones para que las féminas opten por encaminar su futuro laboral hacia el terreno de la Informática, aunque se debe trabajar desde edades tempranas, cuando aún están exentas de prejuicios.
En Estados Unidos, ya hay algunos indicios de que esto puede suceder, como demuestra el aumento del número de alumnas matriculadas este año en carreras de informática. En la Universidad Carnegie Mellon de Pensilvania, un 32% de los estudiantes de primer curso son mujeres, lo que supone un salto porcentual de seis puntos desde el año pasado. En Stanford también se ha producido un ligero aumento, un 18% desde 2009 hasta 2010 y una proyección del 20% para el próximo curso.
Además, según un estudio realizado por el Instituto de Género Geena Davis, titulado "Las aspiraciones profesionales: ¿Cuáles son películas aptas para enseñar a los niños el mundo del trabajo?", entre 2006 y 2009 no hubo representación de personajes femeninos relacionados con el ámbito informático. La última puntilla la coloca el proveedor de ropa Forever 21, que ha puesto a la venta unas camisetas rosa, muy de moda entre las adolescentes, con mensajes sexistas del tipo “alérgica al álgebra”.
Un ajuste de influencias
No cabe duda de que las expectativas culturales de la feminidad y la presión de los compañeros de estudios son influencias enormes, aunque no afectan por igual en todo el mundo. Así se desprende de un estudio realizado en 2006 en Israel por el investigador Orit Hazzan, quien comparó a estudiantes que realizaron la prueba de nivel avanzado de Informática en escuelas de lengua hebrea y árabe parlantes.
El porcentaje de niñas que daba clase en las escuelas de lengua hebrea se situaba en ese momento en un 28%, cinco puntos porcentuales superior a la de escuelas públicas de un suburbio de EEUU. En las escuelas de lengua árabe, sin embargo, obtuvo la participación del 61% de mujeres.
El estudio llega a la conclusión, por tanto, de que en la comunidad judía la presión de los compañeros contra las niñas en Informática era más fuerte que la influencia de los padres y maestros, mientras en la comunidad árabe estos últimos fueron determinantes. “Ellos entendieron el dominio de la tecnología como una forma para que sus hijas lograran ascender”, explica el investigador.
Y no iban mal encaminados, pues las mujeres con puestos de trabajo en este ámbito, tradicionalmente bien pagados, disfrutan más la paridad salarial con los hombres que en otras ocupaciones. Esta puede ser una de las motivaciones para que las féminas opten por encaminar su futuro laboral hacia el terreno de la Informática, aunque se debe trabajar desde edades tempranas, cuando aún están exentas de prejuicios.
En Estados Unidos, ya hay algunos indicios de que esto puede suceder, como demuestra el aumento del número de alumnas matriculadas este año en carreras de informática. En la Universidad Carnegie Mellon de Pensilvania, un 32% de los estudiantes de primer curso son mujeres, lo que supone un salto porcentual de seis puntos desde el año pasado. En Stanford también se ha producido un ligero aumento, un 18% desde 2009 hasta 2010 y una proyección del 20% para el próximo curso.