Imagen de microscopio electrónico de barrido de la superficie de un grano del meteorito mostrando pequeños hoyos llenados de material. En la tierra, pozos similares son tallados por bacterias. Imagen: David McKay. Fuente: NASA.
Un pequeño fragmento de meteorito marciano de 1.300 millones de años de edad da argumentos a la posibilidad de vida en Marte, asegura un grupo de científicos de Atenas (Grecia) y Manchester (Reino Unido).
El hallazgo en él de una estructura "de tipo celular", que los investigadores saben que contuvo agua alguna una vez, es el resultado de una colaboración entre la Universidad de Manchester y la Universidad Técnica Nacional de Atenas, que se publica en el último número de la revista Astrobiology.
Mientras investigaba el meteorito marciano, caído en Egipto en 1911 y conocido como Nakhla, Elias Chatzitheodoridis descubrió algo inusual incrustado profundamente dentro de la roca. En un intento de entender lo que era, se unió a su viejo amigo y colaborador el profesor Ian Lyon, de la Universidad de Manchester.
Lyon recuerda en la nota de prensa de su universidad que en muchos aspectos "se parecía a una célula biológica fósil de la Tierra, pero lo fascinante es que era, sin duda, de Marte. Nuestra investigación encontró que probablemente no era una célula, pero que alguna vez había contenido agua; agua que se había calentado, probablemente como resultado del impacto de un asteroide".
Estos hallazgos son importantes porque se suman a la creciente evidencia de que bajo su superficie, Marte sí tiene todas las condiciones para que la vida se formara y evolucionara.
El hallazgo en él de una estructura "de tipo celular", que los investigadores saben que contuvo agua alguna una vez, es el resultado de una colaboración entre la Universidad de Manchester y la Universidad Técnica Nacional de Atenas, que se publica en el último número de la revista Astrobiology.
Mientras investigaba el meteorito marciano, caído en Egipto en 1911 y conocido como Nakhla, Elias Chatzitheodoridis descubrió algo inusual incrustado profundamente dentro de la roca. En un intento de entender lo que era, se unió a su viejo amigo y colaborador el profesor Ian Lyon, de la Universidad de Manchester.
Lyon recuerda en la nota de prensa de su universidad que en muchos aspectos "se parecía a una célula biológica fósil de la Tierra, pero lo fascinante es que era, sin duda, de Marte. Nuestra investigación encontró que probablemente no era una célula, pero que alguna vez había contenido agua; agua que se había calentado, probablemente como resultado del impacto de un asteroide".
Estos hallazgos son importantes porque se suman a la creciente evidencia de que bajo su superficie, Marte sí tiene todas las condiciones para que la vida se formara y evolucionara.
Nuevas pistas
También se suma a la evidencia existente que sugiere que grandes asteroides golpearon Marte en el pasado y crearon yacimientos hidrotermales de larga duración que pudieron alimentar la vida en Marte, incluso en épocas posteriores, si es que la vida llegó a surgir en ellos.
Como parte de la investigación, la extraña estructura fue fotografiada con un detalle sin precedentes por Sarah Haigh, de la Universidad de Manchester, cuyo trabajo es obtener imágenes de alta resolución utilizando capas atómicas individuales de grafeno y otros materiales.
En conjunto, los investigadores han obtenido nuevas pistas sobre los orígenes geológicos de esta fascinante estructura.
Lyon señala: "Hemos sido capaces de demostrar que el marco para que surja vida está ahí. No es demasiado frío, ni demasiado duro. La vida tal como la conocemos, en forma de bacterias, por ejemplo, pudo estar ahí, aunque no la hemos encontrado todavía. Se trata de unir las piezas del puzle de la vida en Marte, que pudo haber existido y que podría existir todavía en alguna forma".
Ahora el equipo está usando estas y otras novedosas técnicas para investigar nuevos materiales secundarios en el meteorito y la búsqueda de posibles firmas biológicas que proporcionen evidencia científica de vida, pasada o presente.
También se suma a la evidencia existente que sugiere que grandes asteroides golpearon Marte en el pasado y crearon yacimientos hidrotermales de larga duración que pudieron alimentar la vida en Marte, incluso en épocas posteriores, si es que la vida llegó a surgir en ellos.
Como parte de la investigación, la extraña estructura fue fotografiada con un detalle sin precedentes por Sarah Haigh, de la Universidad de Manchester, cuyo trabajo es obtener imágenes de alta resolución utilizando capas atómicas individuales de grafeno y otros materiales.
En conjunto, los investigadores han obtenido nuevas pistas sobre los orígenes geológicos de esta fascinante estructura.
Lyon señala: "Hemos sido capaces de demostrar que el marco para que surja vida está ahí. No es demasiado frío, ni demasiado duro. La vida tal como la conocemos, en forma de bacterias, por ejemplo, pudo estar ahí, aunque no la hemos encontrado todavía. Se trata de unir las piezas del puzle de la vida en Marte, que pudo haber existido y que podría existir todavía en alguna forma".
Ahora el equipo está usando estas y otras novedosas técnicas para investigar nuevos materiales secundarios en el meteorito y la búsqueda de posibles firmas biológicas que proporcionen evidencia científica de vida, pasada o presente.
Referencia bibliográfica:
Elias Chatzitheodoridis, Sarah Haigh y Ian Lyon: A Conspicuous Clay Ovoid in Nakhla: Evidence for Subsurface Hydrothermal Alteration on Mars with Implications for Astrobiology. Astrobiology (2014). DOI:10.1089/ast.2013.1069.
Elias Chatzitheodoridis, Sarah Haigh y Ian Lyon: A Conspicuous Clay Ovoid in Nakhla: Evidence for Subsurface Hydrothermal Alteration on Mars with Implications for Astrobiology. Astrobiology (2014). DOI:10.1089/ast.2013.1069.