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El cerebro funciona con la materia de los sueños

Nuevas investigaciones sobre la conciencia cuestionan el dualismo cuerpo-alma


¿Y si todo fuera un sueño? La ciencia no puede garantizar que vivamos en una realidad científica. Hoy todo apunta a la imposibilidad de separar lo real de lo virtual. Por otro lado, el cerebro interpreta como real la experiencia de lo que se siente: su función es interpretar y producir una alucinación que se vive como real. ¿Qué pasaría si toda la realidad fuera solo una ilusión? Por Manuel Béjar.


Manuel Béjar
01/02/2013

Imagen: Marem. Fuente: PhotoXpress.
Imagen: Marem. Fuente: PhotoXpress.
Déjame jugar. Dejémonos llevar por el impulso del juego. Juguemos como niños que se ilusionan evadiéndose de la realidad. Creemos nuestra propia realidad hasta comprometernos con las ilusiones que generamos y pronto quedaremos atrapados por un material de sueños que levanta fronteras entre la realidad y la ilusión. Siente la libertad de sobrevolar la existencia. Bienvenido al arte del juego.

¿Cuánto pesa una alucinación?

Los neurocientíficos piensan que la conciencia es un producto emergente de la capacidad de la materia física para generar actividad psíquica. Las nuevas investigaciones sobre la conciencia han dejado de lado los antiguos dualismos filosóficos que defendían una naturaleza dual e independiente de la realidad en términos de materia-forma o cuerpo-alma.

La actual hipótesis científica defiende que el psiquismo emerge evolutivamente de la materia, por tanto, la plausibilidad de estudiar la naturaleza física de la conciencia.

Jugar a plantear tentativos modelos físicos de la conciencia es divertido. Y complejo, porque se necesita conocer conceptos difíciles de la física y saberlos combinar elegantemente con las recientes observaciones neurocientíficas.

Si se peca más del lado de la física se acaba perdiendo la conexión con la realidad del estudio. Sin el rigor de la física todo parece una ilusión neurológica. El término medio es un equilibrio inestable que fácilmente sirve de lanzadera hacia nuevos espiritualismos.

Por ejemplo, si alguien pregunta cuánto pesa un pensamiento es mucho más fácil –y a veces también más creíble– reconducir epistemológicamente la pregunta y hacer ver que no se pueden atribuir cualidades físicas de los cuerpos a los atributos del alma. El alma es ingrávida y los pensamientos también. En ocasiones los dualismos son un buen recurso. Pero solo a veces.

¿Se puede clonar el alma?

Al igual que ya se clonan ovejas o embriones humanos, podríamos preguntarnos por la posibilidad de clonar el alma. A fin de que no decaiga el ánimo del juego vamos a reformular la pregunta dejando al margen las procelosas aguas de la bioética.

Si un embrión humano, sintetizado a lo clásico y provisto de su alma correspondiente, se divide naturalmente en dos embriones con la misma carga genética; entonces, es de recibo preguntarse qué habrá pasado con su alma.

De nuevo, la solución más seria y profesional es saber distinguir epistemológicamente lo científico de lo teológico. No se puede atribuir propiedades biofísicas a entidades espirituales. Y, por consiguiente, la pregunta carece de sentido. Pero resulta mucho más divertido jugar a responderla.

El alma del embrión originario tendría que abandonar el cuerpo primordial para dejar a dos nuevas almas que se unieran a los nuevos embriones. Esto parece razonable. Pero en realidad es una paradoja.

Las dos personas que en cuerpo y alma nacerán al mundo serán hijos directos de la primera persona que los engendró tras su efímera existencia. Luego, en realidad, los dos hijos gemelos serán los nietos de sus padres y descendientes directos de una ilusión.

Por reducción al absurdo quizás esta paradoja sea la consecuencia lógica de hacer realidad la ilusión dualista del alma. Es la nueva paradoja del abuelo.

Intuyo que el argumento no es convincente. ¡Mejor! Qué siga el juego. Si el alma se pudiera clonar, sería muy fácil lucrarse vendiéndosela al diablo… Dejemos de soñar y hablemos de la materia de los sueños.

¿Es toda la realidad solo una ilusión?

Dicen que soñar es producir imágenes a partir de una selección más o menos arbitraria de la información registrada en el cerebro. La realidad onírica es la ilusión generada con códigos cerebrales. El cerebro funciona con la materia de los sueños. Y lo hace bastante bien, pues los personajes oníricos perciben su propia conciencia.

Durante el sueño uno cree que su conciencia está en su yo onírico. Es más, el yo onírico es consciente de las conciencias de otros personajes del sueño. Y los demás personajes son conscientes de la conciencia del sujeto que sueña. Luego son también sujetos conscientes que constituyen la realidad de la ilusión onírica.

La materia de los sueños es información. El sueño es la manifestación psíquica de la información física contenida en el cerebro. El cerebro dispone de la información biofísica necesaria para procesar su propia información neurológica.

Igualmente, podemos ampliar el juego y proponer que el universo que creó el cerebro es originariamente la información física capaz de procesarse a sí misma para desplegar todo su contenido informativo psico-bio-físico, generando la ilusión de la realidad.

Antes de que el universo llegara a ser lo que hoy es, debería existir ya como información en un estado ontológico previo que aún no ha desvelado su actividad física ni psíquica.

Esta ontología posee la información para hacer un universo físico capaz de procesar por sí mismo las unidades de información psicobiofísicas que rigen el despliegue informativo que llamamos realidad. Lo que existe es una ontología metafísica con la información para generar la realidad física del universo.

El conocimiento del universo es posible porque el universo es una ontología física con la información suficiente para hacer sujetos de conocimiento que interpreten la información del propio universo al que pertenecen.

Nuestra representación científica del universo entiende que hay un sistema de información que genera el universo y lo contiene.

Supuesta la realidad como ilusión, la ontología última del universo podría entenderse como una máquina de Turing universal. Algo así como un gran ordenador con todos los posibles programas que existen en el universo. De esta manera todo estaría predeterminado desde antes del principio. Nuestra experiencia de libertad es solo parte de la ilusión universal. Y nuestros actos son pura necesidad determinista sin consecuencias morales.

¿Es Dios una ilusión? ¿O es Dios un ilusionista?

La moral. Es curioso que exista este término en el gran teatro del mundo. Parece un error. Podría pensarse que es una ilusión creada por ilusiones conscientes que se creen libres. La idea de libertad es generada por el universo y el hombre construye la moral que, por ejemplo, le impele a tomar postura ante la borrosidad metafísica de la existencia.

Tanto la postura teísta de un Dios creador como la creencia en un puro mundo sin Dios son posturas verosímiles con la indistinguible verdad ontológica de la existencia.

En la consideración existencial podemos optar por la idea de que Dios es parte de la ilusión universal. Dios sería una manifestación de la información contenida en el fondo ontológico de la realidad. Una nueva ilusión. En caso contrario, Dios es el creador del mundo desde su propia ontología. Eso sí, debe ser un ilusionista para mantenerse oculto tras el mundo de fenómenos.

Antes de acabar. ¿Sabe el gran computador del mundo si acabará alguna vez de producir la ilusión del universo? ¿Se acabará el mundo? El universo debe decidir esta cuestión, pero sabemos que este problema es indecidible. Más le valdría no plantearselo, pero ya lo acaba de hacer.

Entonces, ¿viviremos eternamente? No si el universo asume la hipercomputación. Esto es, la facultad de funcionar realmente en un modo no computable. Por ejemplo, si desde antes del principio su ontología ya incluía información generadora de procesos no computables.

En un universo hipercomputacional tiene más sentido la existencia de la conciencia, la moral, la libertad y todos los fenómenos que no son computables. Las posibilidades se incrementan. De esta manera la libertad ya estaría determinada desde el principio, pero como información que crea una realidad abierta no computable. Esto es una explicación física de la libertad. Estamos condenados a ser libres.

Ahora bien, la vida en libertad de un ser consciente es siempre limitada en su percepción de la realidad. Si el mito de la hipercomputación llegase a ser cierto Dios podría ser Dios creador del mundo, al tiempo que se protegería de su propia creación para hacer posible la libertad. Y el juego. Si no, ¿de qué le valdría al puro mundo la hipercomputación? Quizás sea razón suficiente el desplegar completamente todo su potencial informacional.


Artículo elaborado por Manuel Béjar, Licenciado en Ciencias Físicas y Doctor en Filosofía, colaborador de la Cátedra CTR.

Bibliografía

VEDRAL, V. (2010), Decoding reality. The universe as quantum information (University Press, Oxford).

DAVIES, P. & N. H. Gregersen (2010), Information and the nature of reality. From physics to metaphysics (University Press, Cambridge).

GREEN, B. (2011), The hidden reality. Parallel universes and the deep laws of the cosmos (Penguin, London).

CHAITIN, G., da COSTA, N. & DORIA, F. A. (2012), Gödel’s way. Exploits into an undecidable world (CRC Press, Boca Raton).

NICOLELIS, M. (2012), Más allá de nuestros límites. Los avances en la conexión de cerebros y máquinas (RBA, Barcelona).



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1.Publicado por Roberto Conejo el 01/02/2013 19:58
Si bien puede no existir una diferencia de naturaleza entre lo objetivo de la materia y lo subjetivo de la conciencia, cabria primero plantearse la pregunta de si la conciencia es objetiva o subjetiva, por lo menos en primer instancia; si por otra parte el problema del dualismo se plantea bajo la idea de tiempo se verá que no es tan cencillo afirmar una evolucion gradual que emerja de lamateria hacia el alma o espiritu, según se le quiera llamar.En el caso planteado en este articulo me parece que se cae en una diferencia de grado confundiendo así el tiempo con el espacio. (es sólo mi opinión).

2.Publicado por Joaquín González Álvarez el 02/02/2013 20:22
Si viviéramos en algo así como el producto de la Megacomputadora Cósmica de Martin Rees y John Barrow, creo que no pdríamos darnos cuenta. El profesor Martín Savage ha propuesto la tesis de que sí nos daríamos cuenta mediante cierto comportamiento de los rayos cósmicos, de una forma que él mismo califica de sumamente difícil. Actualmente se están otorgando premios millonarios por hipótesis todavía no comprobadas, para incentivar la continuidad de investigaciones, pero se trata de proposiciones geniales de científicos brillantes, pero respetuosamente soy de la opinión que no es el'caso de la hipótesis de los rayos, cósmicos. aunque el autor es un prestigioso profesor-investigador de una muy bien acreditada universidad.

3.Publicado por Eduardo Coli el 03/02/2013 14:12
Fulano no existe
Le doy un cuadrado
Zutano tampoco existe
Le doy un círculo
Mengano tampoco existe
Le doy un número
Le doy un signo
Le doy una letra
Le doy un concepto
Le doy una realidad
Le doy una función
Una forma precisa
Pensable, operativa
De relación e interrelación
Para que juegue
Con las otras formas
Todos contentos
Ahora tienen su realidad
Una función asociativa
Participativa
Social
Creativa
Operativa
Productiva
Una forma precisa
Constatable
Limitada
Medible
De ser
A partir de mi capacidad
Instituida
Constitutiva
De dar
Forma
Y realidad
A lo que no existe
No existía
Fulano
Que no existía
Ahora es determinado
Traído a la realidad
A los lugares
Es ubicable
Sopesable
Y dependiente
De la existencia
De la forma
El valor
Y el signo
Que le di
Por mi capacidad
De conceder
Nombrar
Definir
Dar
Forma
A
Lo que
No existía
Fulano
Abandona
La forma
Que le di
Vuelve
A
Su inexistencia
A
Su no realidad
A
Su libertad
A
Su nada
Ya no acepta
Ser dado
Juego
Jugado
Juzgado
Nombrado
Creado
Por mi poder
Por ningún poder
Fulano
Escapa
A
Mi intención
A
Mi mente
A
Mi realidad
A
Mi orden
A
Mi voluntad
A
Mi juego
(Dios no juega a lo(s) dado(s))
Tengo miedo
De perder
El poder
De dejar
De ser
El dios
De lo inexistente


4.Publicado por José Elgarresta el 08/02/2013 09:43
Dios no juega a ser Dios. Es o no es, pero no juega a serlo. En este punto pienso que Einstein tenía razón. Naturalmente, el universo está contenido en una información, que es, en última instancia, incognoscible. La pregunta es: ¿procede esa información del azar? Tanto la respuesta positiva como la negativa son válidas, en cuanto infalsables. Sin embargo, dada la evolución de la materia a la conciencia de si misma, personalmente pienso que eso indica también una inclinación al orden, como también se dió después del big bang un ligero predominio de la materia sobre la antimateria y la propia existencia de las leyes de la naturaleza parece confirmar... En resumen: repugna menos a mi razón el concepto de Dios que el de una lotería ontológica.

5.Publicado por clean el 08/02/2013 20:21
Nada existe por azar, Quién conoce los caminos es verdadero........................?

6.Publicado por Anquises el 07/03/2013 22:10
El problema, en último término, es siempre la causalidad. ¿Hubo una causa no causada?
No es una cuestión cronológica, sino meramente lógica, o acaso ontológica; en el sentido de que, si el tiempo aún no existía, puede no tener sentido preguntarse qué hubo antes de la causa primera, pero sigue teniendo sentido preguntarse si hubo algo que llegó a ser sin causa alguna que lo provocara.
Es posible que Dios, en cuanto ente en el que residiera toda la información en un estado ontológico previo, no exista ni haya existido nunca. Eso nos conduce a un estado ontológico previo, nunca creado, que alberga toda la información del universo y que se desarrolla aleatoriamente.
Al final, acaba siendo lo mismo, siempre nos topamos con un salto al vacío, con una quiebra lógica, con algo previo que, en un determinado estado, albergaba toda la información necesaria para el desarrollo del universo sin que en sí mismo tuviera una causa previa.
Y, puestos a dar el salto, me gusta más la opción de que ese estado ontológico previo residiera en un ente consciente por sí mismo. Como que me hace sentirme mucho mejor.

7.Publicado por gbarteli el 26/03/2013 07:12
No es solamente la vida la que evoluciona hacia más complejidad, sino que es también la información inicial que la hace posible, la que evoluciona hacia una mayor complejidad. En ese sentido creo que es el alma la que es una evolución del cuerpo y no al revés, y que si un día algo parecido a un Dios existirá (o ya existe), será (o es) el resultado de la cooperación de las almas que quieran (o hayan querido) crearlo, siendo que para muchas de ellas (las personas creyentes) ya es real. Queda sin resolver el problema del origen: yo creo que reside en una capacidad innata de la materia-información-espíritu a evolucionar de lo simple a lo complejo. No hay un programa, ni siquiera una lotería cósmica, detrás, simplemente una cualidad innata de esta materia-información-espíritu de autoevolucionar. Una cualidad que no entendemos porque no la podemos manejar, pero que no es la respuesta a la cuestión del orígen, porque la propia pregunta del orígen es inadecuada para entender qué somos, puesto que presupone un antes-después (una temporalidad) en el que estamos atrapados y fuera del cual no hay ni un meta-tiempo lineal, ni circular, ni más lento ni más rápido que nuestro tiempo, sino un no-tiempo. Entonces, cualquier descripción que hagamos de lo que hay en el no-tiempo (superprograma original, dios o conciencia única o múltiple, azar cósmico...) sera errónea porque somos incapaces de experimentar, y por tanto de entender, la no-temporalidad. La no-temporalidad rompe con la relación de causa-efecto y por tanto con el sentido de buscar un origen, causa, razón de ser, o situación "anterior a".

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