El agua es considerada elemento primordial de la vida en la Tierra, y por eso se piensa que es premisa necesaria para la existencia de vida en otros planetas. De hecho, los astrónomos y astrobiólogos definen como “zona de habitabilidad ” aquella área alrededor de una estrella en la que podría haber agua líquida (que no se evaporaría por encontrarse demasiado cerca de la estrella ni se congelaría por estar demasiado lejos de ella).
Muchos años llevan los expertos buscando aquí y allá rastros de agua por el cielo, y no solo dentro de nuestro sistema solar, también en exoplanetas y meteoritos, por ejemplo.
Dentro de las fronteras de nuestro sistema solar, se han centrado sobre todo en Marte desde que, a finales del siglo XIX, el astrónomo Percivall Lowell dirigió su potente telescopio hacia el planeta rojo y descubrió que este estaba lleno de canales, como bien ha explicado el especialista Eduardo Costas en Tendencias21 ).
Hallazgos previos
La tecnología ha avanzado notablemente desde entonces, así que los científicos han podido hacer descubrimientos cada vez más avanzados sobre el agua de Marte.
En los últimos años han destacado los siguientes hallazgos: En 2012, el análisis del contenido de agua en dos meteoritos marcianos, procedentes del planeta rojo, determinaron que la cantidad de agua existente en el manto marciano podía ser mucho mayor de lo que se pensaba, y similar a la de la Tierra.
Ese mismo año, el rover Curiosity de la NASA detectó además evidencias de que, en algún momento, una corriente recorrió con fuerza una región del planeta rojo (logró fotografiar gravas forjadas por antiguos arroyos); y, al año siguiente, Curiosity encontró un “alto porcentaje de agua en el suelo marciano”.
En 2014, se hallaron nuevas evidencias de agua subterránea, y a mediados de 2015 se encontraron indicios de que en el planeta rojo podría haber agua líquida y salada (salmuera). Estos indicios fueron detectados gracias al instrumento REMS (diseñado en España por el CSIC) del rover Curiosity.
Muchos años llevan los expertos buscando aquí y allá rastros de agua por el cielo, y no solo dentro de nuestro sistema solar, también en exoplanetas y meteoritos, por ejemplo.
Dentro de las fronteras de nuestro sistema solar, se han centrado sobre todo en Marte desde que, a finales del siglo XIX, el astrónomo Percivall Lowell dirigió su potente telescopio hacia el planeta rojo y descubrió que este estaba lleno de canales, como bien ha explicado el especialista Eduardo Costas en Tendencias21 ).
Hallazgos previos
La tecnología ha avanzado notablemente desde entonces, así que los científicos han podido hacer descubrimientos cada vez más avanzados sobre el agua de Marte.
En los últimos años han destacado los siguientes hallazgos: En 2012, el análisis del contenido de agua en dos meteoritos marcianos, procedentes del planeta rojo, determinaron que la cantidad de agua existente en el manto marciano podía ser mucho mayor de lo que se pensaba, y similar a la de la Tierra.
Ese mismo año, el rover Curiosity de la NASA detectó además evidencias de que, en algún momento, una corriente recorrió con fuerza una región del planeta rojo (logró fotografiar gravas forjadas por antiguos arroyos); y, al año siguiente, Curiosity encontró un “alto porcentaje de agua en el suelo marciano”.
En 2014, se hallaron nuevas evidencias de agua subterránea, y a mediados de 2015 se encontraron indicios de que en el planeta rojo podría haber agua líquida y salada (salmuera). Estos indicios fueron detectados gracias al instrumento REMS (diseñado en España por el CSIC) del rover Curiosity.
Pruebas en las laderas misteriosas
Otro instrumento tecnológico súper avanzado que se ha utilizado en el rastreo de agua en Marte es el orbitador Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA, una nave espacial multipropósito lanzada en agosto de 2005 que también examina potenciales zonas de aterrizaje para futuras misiones en la superficie del planeta rojo.
Como ha informado la plataforma Sinc, hace años que el MRO viene detectando en algunas laderas del planeta rojo unos extraños flujos, denominados ‘líneas de ladera recurrentes’ (RSL), durante las estaciones cálidas. Estas laderas son alargadas, miden unos cinco metros de ancho y desaparecen en los periodos más fríos.
Aunque hasta ahora se pensaba que estas formaciones se generaban por la presencia estacional de agua líquida salobre, la resolución de las imágenes disponible hasta el momento no había permitido detectar ni sales ni agua. Sin embargo, esta semana se ha publicado una prueba importante de este punto, en la revista Nature Geoscience.
En concreto, datos espectrométricos del instrumento CRISM del MRO han confirmado la presencia de sales hidratadas, como percloratos y cloratos, en los taludes donde se había observado la actividad de las líneas RSL (el trabajo se centró en los cráteres Palikir, Hale y Horowitz y el Coprates Chasma). Los hallazgos sugieren, por tanto, un vínculo entre los flujos transitorios en las laderas marcianas y el flujo de salmueras líquidas.
Sales que son anticongelantes
Las sales hidratadas encontradas en las RSL -y, en general, todas las sales hidratadas- son moléculas de sal cristalina que están pegadas a moléculas de agua y que permiten que esta permanezca líquida, incluso a temperaturas muy bajas. Algunos percloratos, por ejemplo, han demostrado evitar la congelación de líquidos a -70ºC.
Por eso estas sales serían fundamentales para la existencia de agua líquida en el planeta rojo. No debemos olvidar que las temperaturas en este planeta son muy bajas, incluso en las estaciones cálidas, porque Marte se encuentra mucho más lejos del sol que la Tierra.
El agua líquida presente en las RSL de Marte en las estaciones cálidas (en las que las sales podrían cumplir su papel anticongelante) estaría en forma de salmuera o agua con una alta concentración de sal.
Implicaciones para la vida
El descubrimiento ha sido considerado “la evidencia más fuerte hasta ahora de que el agua líquida fluye intermitentemente en la actual Marte”, publicaba ayer el JPL de la NASA. Implica varias cosas.
Por un lado, que es posible que Marte sea un planeta geológicamente vivo, con actividad acuosa actual. Además, ha explicado para Sinc el científico español especialista en el tema Jesús Martínez-Frías, la existencia de agua líquida subsuperficial en Marte favorecería la idea de habitabilidad bajo el regolito marciano.
Hace unos meses, el investigador Javier Martín-Torres, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada, resumía así las implicaciones: “la presencia de agua líquida (en Marte) es un hecho extremadamente relevante (…) tiene implicaciones enormes para la habitabilidad de todo el planeta, para su futura exploración, así como para todos los procesos geológicos que estén relacionados con el agua”. Martín-Torres participó en el estudio de abril de 2015 antes mencionado, en el que se apuntó la presencia de salmuera en la superficie marciana, en aquel caso en el famoso cráter Gale.
Otro instrumento tecnológico súper avanzado que se ha utilizado en el rastreo de agua en Marte es el orbitador Mars Reconnaissance Orbiter (MRO) de la NASA, una nave espacial multipropósito lanzada en agosto de 2005 que también examina potenciales zonas de aterrizaje para futuras misiones en la superficie del planeta rojo.
Como ha informado la plataforma Sinc, hace años que el MRO viene detectando en algunas laderas del planeta rojo unos extraños flujos, denominados ‘líneas de ladera recurrentes’ (RSL), durante las estaciones cálidas. Estas laderas son alargadas, miden unos cinco metros de ancho y desaparecen en los periodos más fríos.
Aunque hasta ahora se pensaba que estas formaciones se generaban por la presencia estacional de agua líquida salobre, la resolución de las imágenes disponible hasta el momento no había permitido detectar ni sales ni agua. Sin embargo, esta semana se ha publicado una prueba importante de este punto, en la revista Nature Geoscience.
En concreto, datos espectrométricos del instrumento CRISM del MRO han confirmado la presencia de sales hidratadas, como percloratos y cloratos, en los taludes donde se había observado la actividad de las líneas RSL (el trabajo se centró en los cráteres Palikir, Hale y Horowitz y el Coprates Chasma). Los hallazgos sugieren, por tanto, un vínculo entre los flujos transitorios en las laderas marcianas y el flujo de salmueras líquidas.
Sales que son anticongelantes
Las sales hidratadas encontradas en las RSL -y, en general, todas las sales hidratadas- son moléculas de sal cristalina que están pegadas a moléculas de agua y que permiten que esta permanezca líquida, incluso a temperaturas muy bajas. Algunos percloratos, por ejemplo, han demostrado evitar la congelación de líquidos a -70ºC.
Por eso estas sales serían fundamentales para la existencia de agua líquida en el planeta rojo. No debemos olvidar que las temperaturas en este planeta son muy bajas, incluso en las estaciones cálidas, porque Marte se encuentra mucho más lejos del sol que la Tierra.
El agua líquida presente en las RSL de Marte en las estaciones cálidas (en las que las sales podrían cumplir su papel anticongelante) estaría en forma de salmuera o agua con una alta concentración de sal.
Implicaciones para la vida
El descubrimiento ha sido considerado “la evidencia más fuerte hasta ahora de que el agua líquida fluye intermitentemente en la actual Marte”, publicaba ayer el JPL de la NASA. Implica varias cosas.
Por un lado, que es posible que Marte sea un planeta geológicamente vivo, con actividad acuosa actual. Además, ha explicado para Sinc el científico español especialista en el tema Jesús Martínez-Frías, la existencia de agua líquida subsuperficial en Marte favorecería la idea de habitabilidad bajo el regolito marciano.
Hace unos meses, el investigador Javier Martín-Torres, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra, centro mixto del CSIC y la Universidad de Granada, resumía así las implicaciones: “la presencia de agua líquida (en Marte) es un hecho extremadamente relevante (…) tiene implicaciones enormes para la habitabilidad de todo el planeta, para su futura exploración, así como para todos los procesos geológicos que estén relacionados con el agua”. Martín-Torres participó en el estudio de abril de 2015 antes mencionado, en el que se apuntó la presencia de salmuera en la superficie marciana, en aquel caso en el famoso cráter Gale.
Referencia bibliográfica:
Lujendra Ojha et al. Spectral evidence for hydrated salts in recurring slope lineae on Mars. Nature Geoscience (2015). DOI:10.1038/ngeo2546.
Lujendra Ojha et al. Spectral evidence for hydrated salts in recurring slope lineae on Mars. Nature Geoscience (2015). DOI:10.1038/ngeo2546.