Venus y la Tierra tienen muchos rasgos en común: un tamaño similar, una densidad y composición equivalentes, y distancias al Sol comparables. A pesar de estas similitudes, la tectónica y la evolución dinámica de ambos cuerpos son muy diferentes.
“La capa sólida superficial de Venus, la litosfera, es estable y no muestra evidencias de tectónica de placas en la actualidad”, explica Alberto Jiménez-Díaz, investigador del departamento de Geodinámica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
En un estudio publicado en la revista Ícarus, el geólogo y un equipo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid, del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) y de la Universidad Curtin (Australia) han estimado el espesor de la corteza –la capa más externa de la litosfera– con datos de topografía y gravedad que obtuvo la sonda Magallanes de la NASA de 1990 a 1994, cuando orbitó alrededor del planeta.
Con estos registros han podido averiguar cómo varía la estructura de la litosfera por regiones y su comportamiento mecánico. “Nuestro resultados muestran que la corteza de Venus tiene un espesor característico de 20 -25 kilómetros, con espesores mayores, de hasta 100 kilómetros, asociados a las tierras altas, como mesetas y grandes macizos volcánicos”, detalla Jiménez-Díaz.
Según los autores, esto sugiere que la mayor parte de la corteza venusiana se formó en condiciones similares y diferentes a las que había cuando se desarrollaron gran parte de las tierras altas.
“La capa sólida superficial de Venus, la litosfera, es estable y no muestra evidencias de tectónica de placas en la actualidad”, explica Alberto Jiménez-Díaz, investigador del departamento de Geodinámica de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
En un estudio publicado en la revista Ícarus, el geólogo y un equipo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid, del Instituto de Geociencias (CSIC-UCM) y de la Universidad Curtin (Australia) han estimado el espesor de la corteza –la capa más externa de la litosfera– con datos de topografía y gravedad que obtuvo la sonda Magallanes de la NASA de 1990 a 1994, cuando orbitó alrededor del planeta.
Con estos registros han podido averiguar cómo varía la estructura de la litosfera por regiones y su comportamiento mecánico. “Nuestro resultados muestran que la corteza de Venus tiene un espesor característico de 20 -25 kilómetros, con espesores mayores, de hasta 100 kilómetros, asociados a las tierras altas, como mesetas y grandes macizos volcánicos”, detalla Jiménez-Díaz.
Según los autores, esto sugiere que la mayor parte de la corteza venusiana se formó en condiciones similares y diferentes a las que había cuando se desarrollaron gran parte de las tierras altas.
La historia térmica de Venus
El modelo desarrollado por los científicos refleja variaciones de espesor elástico (un indicador de la resistencia de la litosfera a largo plazo), lo que podría deberse a cambios por regiones en función de la historia de enfriamiento de la litosfera de Venus. Las mesetas muestran valores de espesor elástico bajos, con una corteza de mayor grosor debajo de ellas.
Por su parte, las llanuras volcánicas muestran valores de espesor elástico altos, “quizá indicativos de una litosfera más fría que cuando se formaron las tierras altas”, sugiere el geólogo.
En cuanto a los grandes macizos volcánicos, con diámetros de entre 1.000 y 2.500 kilómetros, y numerosos edificios volcánicos relacionados con procesos geodinámicos profundos, muestran un comportamiento mecánico muy complejo.
Según observaciones realizadas por la misión Venus Express de la Agencia Espacial Europea (ESA), hay evidencias de vulcanismo reciente, o incluso actual, en la superficie del planeta.
A pesar de estos nuevos datos, los científicos recuerdan que seguimos conociendo muy poco sobre este planeta rocoso. “La historia térmica de Venus continúa siendo un enigma y hay muchas preguntas planteadas sobre la estructura y evolución de su litosfera, cuyas respuestas nos ayudarían a comprender Venus en el marco de los planetas terrestres”, asegura Jiménez-Díaz.
El modelo desarrollado por los científicos refleja variaciones de espesor elástico (un indicador de la resistencia de la litosfera a largo plazo), lo que podría deberse a cambios por regiones en función de la historia de enfriamiento de la litosfera de Venus. Las mesetas muestran valores de espesor elástico bajos, con una corteza de mayor grosor debajo de ellas.
Por su parte, las llanuras volcánicas muestran valores de espesor elástico altos, “quizá indicativos de una litosfera más fría que cuando se formaron las tierras altas”, sugiere el geólogo.
En cuanto a los grandes macizos volcánicos, con diámetros de entre 1.000 y 2.500 kilómetros, y numerosos edificios volcánicos relacionados con procesos geodinámicos profundos, muestran un comportamiento mecánico muy complejo.
Según observaciones realizadas por la misión Venus Express de la Agencia Espacial Europea (ESA), hay evidencias de vulcanismo reciente, o incluso actual, en la superficie del planeta.
A pesar de estos nuevos datos, los científicos recuerdan que seguimos conociendo muy poco sobre este planeta rocoso. “La historia térmica de Venus continúa siendo un enigma y hay muchas preguntas planteadas sobre la estructura y evolución de su litosfera, cuyas respuestas nos ayudarían a comprender Venus en el marco de los planetas terrestres”, asegura Jiménez-Díaz.
Referencia bibliográfica:
Alberto Jiménez-Díaz, Javier Ruiz, Jon F. Kirby, Ignacio Romeo, Rosa Tejero y Ramón Capote. Lithospheric structure of Venus from gravity and topography. Icarus (2015). DOI: 10.1016/j.icarus.2015.07.020.
Alberto Jiménez-Díaz, Javier Ruiz, Jon F. Kirby, Ignacio Romeo, Rosa Tejero y Ramón Capote. Lithospheric structure of Venus from gravity and topography. Icarus (2015). DOI: 10.1016/j.icarus.2015.07.020.