El cúmulo estelar NGC 3766. Fuente: ESO.
Utilizando el telescopio suizo Euler de 1,2 metros, instalado en el Observatorio La Silla de ESO (en Chile) un equipo de astrónomos ha descubierto un nuevo tipo de estrella variable, que son aquellas estrellas que experimentan una variación en su brillo en el transcurso del tiempo.
El descubrimiento se basó en la detección de cambios muy pequeños en el brillo de las estrellas de un cúmulo. Las observaciones revelaron propiedades anteriormente desconocidas de esas estrellas que desafían las actuales teorías y abren nuevas interrogantes sobre el origen de las variaciones.
Los suizos son merecidamente conocidos por su destreza en la creación de piezas de tecnología extremadamente precisas. Ahora, un equipo suizo del Observatorio de Ginebra, ha alcanzado una impresionante precisión utilizando un telescopio relativamente pequeño, de tan solo 1,2 metros de diámetro, en un programa de observación que se ha prolongado durante muchos años. Han descubierto este nuevo tipo de estrella variable midiendo las variaciones en minutos del brillo estelar.
Sus resultados se basan en medidas regulares del brillo de más de tres mil estrellas del cúmulo estelar abierto NGC 3766 (o cúmulo de la Perla) durante un periodo de siete años. Revelan cómo 36 de estas estrellas del cúmulo siguen un patrón inusual: tienen pequeñas variaciones regulares en su brillo que suponen un 0,1% de brillo normal de las estrellas.
Estas variaciones tienen periodos de entre dos y 20 horas. Las estrellas son algo más calientes y brillantes que nuestro Sol, y de no ser por estas variaciones no se distinguirían de las demás estrellas de su tipo. Esta nueva clase de estrellas variables aún no ha sido bautizada.
El descubrimiento se basó en la detección de cambios muy pequeños en el brillo de las estrellas de un cúmulo. Las observaciones revelaron propiedades anteriormente desconocidas de esas estrellas que desafían las actuales teorías y abren nuevas interrogantes sobre el origen de las variaciones.
Los suizos son merecidamente conocidos por su destreza en la creación de piezas de tecnología extremadamente precisas. Ahora, un equipo suizo del Observatorio de Ginebra, ha alcanzado una impresionante precisión utilizando un telescopio relativamente pequeño, de tan solo 1,2 metros de diámetro, en un programa de observación que se ha prolongado durante muchos años. Han descubierto este nuevo tipo de estrella variable midiendo las variaciones en minutos del brillo estelar.
Sus resultados se basan en medidas regulares del brillo de más de tres mil estrellas del cúmulo estelar abierto NGC 3766 (o cúmulo de la Perla) durante un periodo de siete años. Revelan cómo 36 de estas estrellas del cúmulo siguen un patrón inusual: tienen pequeñas variaciones regulares en su brillo que suponen un 0,1% de brillo normal de las estrellas.
Estas variaciones tienen periodos de entre dos y 20 horas. Las estrellas son algo más calientes y brillantes que nuestro Sol, y de no ser por estas variaciones no se distinguirían de las demás estrellas de su tipo. Esta nueva clase de estrellas variables aún no ha sido bautizada.
Mediciones de alta precisión
Este nivel de precisión en la medida es dos veces mejor que el alcanzado por estudios comparables llevados a cabo por otros telescopios — y suficiente para revelar, por sí mismo y por primera vez, esas pequeñas variaciones.
“Hemos alcanzado este nivel de sensibilidad gracias a la alta calidad de las observaciones, combinada con un análisis cuidadoso de los datos”, afirma Nami Mowlavi, quien lidera el equipo de investigación, en un comunicado Observatorio Europeo Austral (ESO), “pero también porque hemos desarrollado un extenso programa de observación que ha durado siete años. Probablemente no habría sido posible obtener tanto tiempo de observación en un telescopio de mayor tamaño”.
Se sabe que hay muchas estrellas variables o estrellas pulsantes, denominadas así porque su brillo aparente cambia con el tiempo. El modo en que cambia su brillo depende de las complejas propiedades de su interior.
Este fenómeno ha permitido el desarrollo de toda una nueva rama de la astrofísica llamada asterosismología, en la que los astrónomos puede “escuchar” esas vibraciones estelares con el fin de estudiar las propiedades físicas de las estrellas y llegar a saber más sobre cómo funciona su interior.
Para Sophie Saesen, miembro del equipo, “la simple existencia de este nuevo tipo de estrella variable es un reto para los astrofísicos. Los actuales modelos teóricos predicen que su brillo no debería variar periódicamente, por lo que nuestros esfuerzos se centran ahora en saber más sobre el comportamiento de este nuevo y extraño tipo de estrellas”.
Una clave reveladora
Pese a que aún no se conoce la razón de su variabilidad, hay una clave que puede resultar reveladora: algunas de las estrellas parecen rotar muy rápido. Giran a velocidades que suponen más de la mitad de su velocidad crítica, que es el umbral en el que las estrellas se vuelven inestables y lanzan material al espacio.
“En esas condiciones, el rápido giro tendrá un importante impacto en las propiedades internas, pero aún no somos capaces de modelar adecuadamente sus variaciones”, explica Mowlavi, “esperamos que nuestro descubrimiento anime a los especialistas a estudiar el tema con la esperanza de comprender el origen de estas misteriosas variaciones”.
Este nivel de precisión en la medida es dos veces mejor que el alcanzado por estudios comparables llevados a cabo por otros telescopios — y suficiente para revelar, por sí mismo y por primera vez, esas pequeñas variaciones.
“Hemos alcanzado este nivel de sensibilidad gracias a la alta calidad de las observaciones, combinada con un análisis cuidadoso de los datos”, afirma Nami Mowlavi, quien lidera el equipo de investigación, en un comunicado Observatorio Europeo Austral (ESO), “pero también porque hemos desarrollado un extenso programa de observación que ha durado siete años. Probablemente no habría sido posible obtener tanto tiempo de observación en un telescopio de mayor tamaño”.
Se sabe que hay muchas estrellas variables o estrellas pulsantes, denominadas así porque su brillo aparente cambia con el tiempo. El modo en que cambia su brillo depende de las complejas propiedades de su interior.
Este fenómeno ha permitido el desarrollo de toda una nueva rama de la astrofísica llamada asterosismología, en la que los astrónomos puede “escuchar” esas vibraciones estelares con el fin de estudiar las propiedades físicas de las estrellas y llegar a saber más sobre cómo funciona su interior.
Para Sophie Saesen, miembro del equipo, “la simple existencia de este nuevo tipo de estrella variable es un reto para los astrofísicos. Los actuales modelos teóricos predicen que su brillo no debería variar periódicamente, por lo que nuestros esfuerzos se centran ahora en saber más sobre el comportamiento de este nuevo y extraño tipo de estrellas”.
Una clave reveladora
Pese a que aún no se conoce la razón de su variabilidad, hay una clave que puede resultar reveladora: algunas de las estrellas parecen rotar muy rápido. Giran a velocidades que suponen más de la mitad de su velocidad crítica, que es el umbral en el que las estrellas se vuelven inestables y lanzan material al espacio.
“En esas condiciones, el rápido giro tendrá un importante impacto en las propiedades internas, pero aún no somos capaces de modelar adecuadamente sus variaciones”, explica Mowlavi, “esperamos que nuestro descubrimiento anime a los especialistas a estudiar el tema con la esperanza de comprender el origen de estas misteriosas variaciones”.
Referencia bibliográfica:
N. Mowlavi et al. Stellar variability in open clusters I. A new class of variable stars in NGC 3766. Astronomy & Astrophysics (2013).
N. Mowlavi et al. Stellar variability in open clusters I. A new class of variable stars in NGC 3766. Astronomy & Astrophysics (2013).