Estas dos imágenes de 2015 BZ509, obtenidas con el Large Binocular Telescope Observatory, confirman su órbita retrógrada. © Christian Veillet, Large Binocular Telescope Observatory.
El asteroide 2015 BZ509, descubierto en 2014, es el primer cuerpo del sistema solar cuyo origen extrasolar ha quedado completamente demostrado, según una nueva investigación publicada en MNRAS.
Desde hace tiempo, los astrónomos se preguntan si algunos de los cuerpos celestes de nuestro sistema solar podrían proceder de otros confines del universo. Algunos han pensado que los cometas podrían haberse formado en otros sistemas estelares y que hoy forman parte de nuestro sistema solar porque han sido atraídos por nuestro Sol.
Pero nada de eso ha podido probarse hasta ahora, salvo en un caso: el asteroide 1I/ʻOumuamua, descubierto en 2017, que se comprobó procedía de otro sistema solar, si bien no se queda con nosotros, sino que, como un turista de paso, continúa su trayectoria hacia otros mundos.
El asteroide 2015 BZ509, sin embargo, ya forma parte de nuestro sistema solar, si bien como inmigrante “nacionalizado”. Con alrededor de 3 kilómetros de diámetro, se ha instalado en la órbita de Júpiter, el quinto planeta de nuestro sistema solar.
Gira alrededor del Sol a la misma velocidad que Júpiter, pero en sentido inverso (órbita retrógrada), una propiedad de los asteroides que se encuentran habitualmente en los confines del sistema solar. Sólo algunos de estos asteroides, como los centauros, se acercan ocasionalmente hacia los planetas gigantes para quedarse durante millones de años.
Dos astrónomos, Helena Morais, investigadora en la Universidad Estatal de Sao Paulo en Brasil, y Fathi Namouni, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia en el Laboratorio J.-L. Lagrange, donde se encuentra el Observatorio de la Costa Azul (Universidad de Niza Sophia Antipolis), han reconstruido la órbita de 2015 BZ509 mediante una simulación informática y han retrocedido en el tiempo 4.500 millones de años hasta llegar a los orígenes de nuestro sistema solar.
Así pudieron comprobar que 2015 BZ509 tenía desde entonces una órbita retrógrada, a pesar de que en los primeros tiempos de nuestro sistema solar, todos los asteroides y planetas giraban alrededor del Sol en la misma dirección. Según los investigadores, esto significa que 2015 BZ509 no nació en nuestro sistema solar y que debió originarse en otro sistema estelar vecino, antes de ser capturado por Júpiter.
Esta inmigración se considera totalmente posible porque el cúmulo estelar original, en el que nuestro Sol se formó, contenía estrellas con sus propios planetas y asteroides. La gran proximidad de esas estrellas, combinada con las fuerzas gravitacionales de los planetas, pudo permitir a estos sistemas estelares atraer y capturar asteroides de otros sistemas.
Habrá más
2015 BZ509 se convierte así en el primer astro del sistema solar cuyo origen extrasolar ha sido plenamente confirmado, si bien la lista podría ampliarse, señalan los investigadores en un comunicado.
Estos investigadores no se han limitado a seguir la trayectoria histórica de 2015 BZ509. También han creado un enjambre de clones del 2015 BZ509 evolucionando en las mismas condiciones y han observado que, con el tiempo, la mayoría de estos clones han permanecido estables en sus órbitas, y que otros han sido atraídos por el Sol.
Sin embargo, al mismo tiempo han observado que otros de estos asteroides virtuales han sido expulsados hacia una órbita polar, una órbita que pasa por encima de los polos de un planeta o muy cerca de ellos.
Este dato les ha llamado la atención porque realmente existen en la actualidad una decena de asteroides que están en órbita polar más allá de Neptuno, el más alejado de los planetas de nuestro sistema solar. Esta decena de asteroides, suponen los astrónomos, podrían tener también un origen extrasolar y engrosar la lista de cuerpos celestes inmigrantes.
Los investigadores concluyen señalando que comprender cómo ha podido ocurrir que 2015 BZ509 haya emigrado a nuestro sistema solar nos ayudará a conocer el entorno original del Sol y aportará nuevos datos sobre el enriquecimiento potencial de nuestro entorno primario, que fraguó los componentes necesarios para la aparición de la vida en nuestro planeta.
Desde hace tiempo, los astrónomos se preguntan si algunos de los cuerpos celestes de nuestro sistema solar podrían proceder de otros confines del universo. Algunos han pensado que los cometas podrían haberse formado en otros sistemas estelares y que hoy forman parte de nuestro sistema solar porque han sido atraídos por nuestro Sol.
Pero nada de eso ha podido probarse hasta ahora, salvo en un caso: el asteroide 1I/ʻOumuamua, descubierto en 2017, que se comprobó procedía de otro sistema solar, si bien no se queda con nosotros, sino que, como un turista de paso, continúa su trayectoria hacia otros mundos.
El asteroide 2015 BZ509, sin embargo, ya forma parte de nuestro sistema solar, si bien como inmigrante “nacionalizado”. Con alrededor de 3 kilómetros de diámetro, se ha instalado en la órbita de Júpiter, el quinto planeta de nuestro sistema solar.
Gira alrededor del Sol a la misma velocidad que Júpiter, pero en sentido inverso (órbita retrógrada), una propiedad de los asteroides que se encuentran habitualmente en los confines del sistema solar. Sólo algunos de estos asteroides, como los centauros, se acercan ocasionalmente hacia los planetas gigantes para quedarse durante millones de años.
Dos astrónomos, Helena Morais, investigadora en la Universidad Estatal de Sao Paulo en Brasil, y Fathi Namouni, investigador del Centro Nacional de Investigaciones Científicas de Francia en el Laboratorio J.-L. Lagrange, donde se encuentra el Observatorio de la Costa Azul (Universidad de Niza Sophia Antipolis), han reconstruido la órbita de 2015 BZ509 mediante una simulación informática y han retrocedido en el tiempo 4.500 millones de años hasta llegar a los orígenes de nuestro sistema solar.
Así pudieron comprobar que 2015 BZ509 tenía desde entonces una órbita retrógrada, a pesar de que en los primeros tiempos de nuestro sistema solar, todos los asteroides y planetas giraban alrededor del Sol en la misma dirección. Según los investigadores, esto significa que 2015 BZ509 no nació en nuestro sistema solar y que debió originarse en otro sistema estelar vecino, antes de ser capturado por Júpiter.
Esta inmigración se considera totalmente posible porque el cúmulo estelar original, en el que nuestro Sol se formó, contenía estrellas con sus propios planetas y asteroides. La gran proximidad de esas estrellas, combinada con las fuerzas gravitacionales de los planetas, pudo permitir a estos sistemas estelares atraer y capturar asteroides de otros sistemas.
Habrá más
2015 BZ509 se convierte así en el primer astro del sistema solar cuyo origen extrasolar ha sido plenamente confirmado, si bien la lista podría ampliarse, señalan los investigadores en un comunicado.
Estos investigadores no se han limitado a seguir la trayectoria histórica de 2015 BZ509. También han creado un enjambre de clones del 2015 BZ509 evolucionando en las mismas condiciones y han observado que, con el tiempo, la mayoría de estos clones han permanecido estables en sus órbitas, y que otros han sido atraídos por el Sol.
Sin embargo, al mismo tiempo han observado que otros de estos asteroides virtuales han sido expulsados hacia una órbita polar, una órbita que pasa por encima de los polos de un planeta o muy cerca de ellos.
Este dato les ha llamado la atención porque realmente existen en la actualidad una decena de asteroides que están en órbita polar más allá de Neptuno, el más alejado de los planetas de nuestro sistema solar. Esta decena de asteroides, suponen los astrónomos, podrían tener también un origen extrasolar y engrosar la lista de cuerpos celestes inmigrantes.
Los investigadores concluyen señalando que comprender cómo ha podido ocurrir que 2015 BZ509 haya emigrado a nuestro sistema solar nos ayudará a conocer el entorno original del Sol y aportará nuevos datos sobre el enriquecimiento potencial de nuestro entorno primario, que fraguó los componentes necesarios para la aparición de la vida en nuestro planeta.
Cuerpos menores del sistema solar
El sistema solar es el sistema planetario en el que se encuentran la Tierra y otros objetos astronómicos que giran directa o indirectamente en una órbita alrededor de una única estrella conocida como el Sol. Se formó hace 4.568 millones de años por el colapso gravitatorio de una parte de una nube molecular gigante. Esta nube primigenia tenía varios años luz de diámetro y probablemente dio a luz a varias estrellas.
En el sistema solar se encuentran ocho planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. También lo integran cinco planetas enanos: Ceres, Plutón, Haumea, Makemake y Eris, así como una veintena de satélites, conocidos también como planetas secundarios, ya que en vez de orbitar alrededor del Sol, giran en torno a los planetas del sistema solar. Nuestra Luna es uno de esos satélites de nuestro sistema solar.
Una serie de cuerpos menores forman parte también de nuestro sistema solar. Estos cuerpos se llaman así porque orbitan en torno al Sol, pero no llegan a ser planetas, ni planetas enanos, ni satélites. Los asteroides, los cometas y los meteoroides, así como los centauros, son cuerpos menores de nuestro sistema solar. 2015 BZ509 es uno de esos asteroides y ahora sabemos que no nació aquí.
Nuestro sistema solar se encuentra dentro de la Vía Láctea, a unos 28 mil años luz del centro de esta galaxia. Se cree que existen 100 mil millones de sistemas solares solo en la Vía Láctea. De uno de estos sistemas extrasolares procede 2015 BZ509.
El sistema solar es el sistema planetario en el que se encuentran la Tierra y otros objetos astronómicos que giran directa o indirectamente en una órbita alrededor de una única estrella conocida como el Sol. Se formó hace 4.568 millones de años por el colapso gravitatorio de una parte de una nube molecular gigante. Esta nube primigenia tenía varios años luz de diámetro y probablemente dio a luz a varias estrellas.
En el sistema solar se encuentran ocho planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. También lo integran cinco planetas enanos: Ceres, Plutón, Haumea, Makemake y Eris, así como una veintena de satélites, conocidos también como planetas secundarios, ya que en vez de orbitar alrededor del Sol, giran en torno a los planetas del sistema solar. Nuestra Luna es uno de esos satélites de nuestro sistema solar.
Una serie de cuerpos menores forman parte también de nuestro sistema solar. Estos cuerpos se llaman así porque orbitan en torno al Sol, pero no llegan a ser planetas, ni planetas enanos, ni satélites. Los asteroides, los cometas y los meteoroides, así como los centauros, son cuerpos menores de nuestro sistema solar. 2015 BZ509 es uno de esos asteroides y ahora sabemos que no nació aquí.
Nuestro sistema solar se encuentra dentro de la Vía Láctea, a unos 28 mil años luz del centro de esta galaxia. Se cree que existen 100 mil millones de sistemas solares solo en la Vía Láctea. De uno de estos sistemas extrasolares procede 2015 BZ509.
Referencia
An interstellar origin for Jupiter’s retrograde co-orbital asteroid. F. Namouni y H. Morais. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters, Volume 477, Issue 1, 11 June 2018, Pages L117–L12. DOI: https://doi.org/10.1093/mnrasl/sly057
An interstellar origin for Jupiter’s retrograde co-orbital asteroid. F. Namouni y H. Morais. Monthly Notices of the Royal Astronomical Society: Letters, Volume 477, Issue 1, 11 June 2018, Pages L117–L12. DOI: https://doi.org/10.1093/mnrasl/sly057