Nik Karpinsky (izquierda) y Song Zhang muestran su tecnología de teleconferencias en 3-D. Imagen: Nik Karpinsky. Fuente: Iowa State University.
El investigador Nik Karpinsky teclea unas órdenes de la computadora hasta que Zeus, en toda su gloria barbuda y escultural, aparece en medio de un panel de cristal holográfico montado en un escritorio de oficina.
El busto de Zeus está siendo transmitido a través de una teleconferencia en 3-D, del segundo piso del Howe Hall de la Universidad del Estado de Iowa (centro de EE.UU.) hasta el primer piso, en tiempo real, en vivo y a un ritmo de 30 fotogramas por segundo.
"Hace cuatro años, esto no habría sido posible", asegura Karpinski, estudiante de doctorado, en la nota de prensa de la universidad.
Parte del problema es la complejidad de la tecnología, añade Song Zhang, profesor asociado de ingeniería mecánica, y líder del proyecto de imágenes 3-D. "Hay un montón de disciplinas involucradas", explica. "Hay que hacer programación, ingeniería óptica, hardware, software y redes."
Para que todo funcione, Karpinski y Zhang tuvieron que resolver tres grandes problemas técnicos: la captura de las imágenes en 3-D, la transmisión de las imágenes y la visualización de las mismas. "Yo estaba inicialmente preocupado por la transmisión", reconoce Karpinski ."Pero había que centrarse en los tres."
El resultado de combinar con éxito estas tecnologías es un prototipo que Karpinski y Zhang llaman "Portal-s." Todo comienza con un proyector que emite una luz directamente hacia el "teleconferenciador", en este caso, el busto de Zeus. Hay una cámara a la derecha del proyector y una a la izquierda, ambas orientadas hacia el sujeto. Las cámaras graban dos imágenes de la luz, distorsionada por el sujeto. Luego, las imágenes se combinan para crear una sola imagen 3-D.
Este hardware óptico está conectado en red y se conecta a un ordenador estándar con una tarjeta gráfica. El ordenador combina , procesa y comprime las imágenes. (Y las comprime de verdad: de 700 megabits por segundo a menos de 14 megabits por segundo.) La compresión permite la transmisión de imágenes en 3-D a otro equipo, incluso a través de redes inalámbricas.
La idea, explica Karpinski, es que los proyectores se conviertan en los "ojos" del sistema de teleconferencia: "Lo que el proyector ve es lo que tú ves."
Karpinski y Zhang ven un futuro brillante para la tecnología que han desarrollado con la ayuda del apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias y el Centro de Aplicaciones de Realidad Virtual del Estado de Iowa.
Zhang afirma que los próximos pasos incluyen el desarrollo y prueba de aplicaciones para teléfonos inteligentes: piensa que la tecnología está a sólo unos pocos años de distancia. "En el futuro, podremos hacer todo esto en un teléfono", asegura.
El busto de Zeus está siendo transmitido a través de una teleconferencia en 3-D, del segundo piso del Howe Hall de la Universidad del Estado de Iowa (centro de EE.UU.) hasta el primer piso, en tiempo real, en vivo y a un ritmo de 30 fotogramas por segundo.
"Hace cuatro años, esto no habría sido posible", asegura Karpinski, estudiante de doctorado, en la nota de prensa de la universidad.
Parte del problema es la complejidad de la tecnología, añade Song Zhang, profesor asociado de ingeniería mecánica, y líder del proyecto de imágenes 3-D. "Hay un montón de disciplinas involucradas", explica. "Hay que hacer programación, ingeniería óptica, hardware, software y redes."
Para que todo funcione, Karpinski y Zhang tuvieron que resolver tres grandes problemas técnicos: la captura de las imágenes en 3-D, la transmisión de las imágenes y la visualización de las mismas. "Yo estaba inicialmente preocupado por la transmisión", reconoce Karpinski ."Pero había que centrarse en los tres."
El resultado de combinar con éxito estas tecnologías es un prototipo que Karpinski y Zhang llaman "Portal-s." Todo comienza con un proyector que emite una luz directamente hacia el "teleconferenciador", en este caso, el busto de Zeus. Hay una cámara a la derecha del proyector y una a la izquierda, ambas orientadas hacia el sujeto. Las cámaras graban dos imágenes de la luz, distorsionada por el sujeto. Luego, las imágenes se combinan para crear una sola imagen 3-D.
Este hardware óptico está conectado en red y se conecta a un ordenador estándar con una tarjeta gráfica. El ordenador combina , procesa y comprime las imágenes. (Y las comprime de verdad: de 700 megabits por segundo a menos de 14 megabits por segundo.) La compresión permite la transmisión de imágenes en 3-D a otro equipo, incluso a través de redes inalámbricas.
La idea, explica Karpinski, es que los proyectores se conviertan en los "ojos" del sistema de teleconferencia: "Lo que el proyector ve es lo que tú ves."
Karpinski y Zhang ven un futuro brillante para la tecnología que han desarrollado con la ayuda del apoyo de la Fundación Nacional de Ciencias y el Centro de Aplicaciones de Realidad Virtual del Estado de Iowa.
Zhang afirma que los próximos pasos incluyen el desarrollo y prueba de aplicaciones para teléfonos inteligentes: piensa que la tecnología está a sólo unos pocos años de distancia. "En el futuro, podremos hacer todo esto en un teléfono", asegura.
Otros usos
Zhang también quiere desarrollar la tecnología de teleconferencia 3-D para su uso en entornos de realidad virtual de gran alcance tales como C6, una sala de la universidad que tiene seis lados y que rodea a los usuarios con 100 millones de píxeles de imágenes 3-D.
Todos estos desarrollos en 3-D, apunta Zhang, están llegando mucho más rápido de lo que esperaba. "Cuando Nik me propuso la idea por primera vez, nunca creí que pudiéramos llegar a este nivel."
Otras universidades han desarrollado dispositivos similares. Por ejemplo, en la Universidad de Queen (Kingston, Canadá), utilizan hardware ya existente, incluyendo un proyector 3D, un cilindro translúcido de acrílico de 1,8 metros de alto y un espejo convexo.
Además de las videoconferencias, esta tecnología podrá usarse para la enseñanza de deportes a distancia, donde el ángulo de visión es importante, como el golf, y para la telemedicina y la instrucción de médicos a distancia.
Puede ser especialmente útil, según los investigadores, para problemas ortopédicos o de postura, que impiden al paciente reorientarse. También tendrá aplicaciones en los juegos, porque permite ver al otro jugador con un ángulo de 360 grados.
Zhang también quiere desarrollar la tecnología de teleconferencia 3-D para su uso en entornos de realidad virtual de gran alcance tales como C6, una sala de la universidad que tiene seis lados y que rodea a los usuarios con 100 millones de píxeles de imágenes 3-D.
Todos estos desarrollos en 3-D, apunta Zhang, están llegando mucho más rápido de lo que esperaba. "Cuando Nik me propuso la idea por primera vez, nunca creí que pudiéramos llegar a este nivel."
Otras universidades han desarrollado dispositivos similares. Por ejemplo, en la Universidad de Queen (Kingston, Canadá), utilizan hardware ya existente, incluyendo un proyector 3D, un cilindro translúcido de acrílico de 1,8 metros de alto y un espejo convexo.
Además de las videoconferencias, esta tecnología podrá usarse para la enseñanza de deportes a distancia, donde el ángulo de visión es importante, como el golf, y para la telemedicina y la instrucción de médicos a distancia.
Puede ser especialmente útil, según los investigadores, para problemas ortopédicos o de postura, que impiden al paciente reorientarse. También tendrá aplicaciones en los juegos, porque permite ver al otro jugador con un ángulo de 360 grados.