¿Hay alguien ahí fuera? La cuestión de si los terrícolas están solos en el universo ha desconcertado a todo tipo de profesionales y especialistas, desde biólogos y físicos hasta filósofos y cineastas.
Es también la fuerza impulsora de la investigación sobre exoplanetas (planetas exteriores a nuestro sistema solar) del astrónomo Stephen Kane, de la Universidad Estatal de San Francisco (EEUU).
Kane está considerado uno de los principales "cazadores de planetas" del mundo, y se concentra en encontrar "zonas habitables", áreas donde el agua podría existir en estado líquido en la superficie de un planeta, si hay presión atmosférica suficiente.
Kane y su equipo han examinado recientemente la zona habitable de un sistema planetario situado a 14 años luz de distancia de la Tierra. Sus hallazgos aparecerán en el próximo número de Astrophysical Journal.
Se trata del sistema Wolf 1061, un sistema que "es importante por su proximidad y porque ofrece oportunidades para hacer estudios de seguimiento, para ver si realmente tiene vida", explica Kane en un comunicado de la SF State University.
Pero no es sólo la proximidad del sistema solar Wolf 1061 con la Tierra lo que lo ha convertido en un objetivo atractivo para Kane y su equipo. Además, uno de los tres planetas conocidos del sistema, un planeta rocoso llamado Wolf 1061c, está completamente dentro de una zona habitable.
Es también la fuerza impulsora de la investigación sobre exoplanetas (planetas exteriores a nuestro sistema solar) del astrónomo Stephen Kane, de la Universidad Estatal de San Francisco (EEUU).
Kane está considerado uno de los principales "cazadores de planetas" del mundo, y se concentra en encontrar "zonas habitables", áreas donde el agua podría existir en estado líquido en la superficie de un planeta, si hay presión atmosférica suficiente.
Kane y su equipo han examinado recientemente la zona habitable de un sistema planetario situado a 14 años luz de distancia de la Tierra. Sus hallazgos aparecerán en el próximo número de Astrophysical Journal.
Se trata del sistema Wolf 1061, un sistema que "es importante por su proximidad y porque ofrece oportunidades para hacer estudios de seguimiento, para ver si realmente tiene vida", explica Kane en un comunicado de la SF State University.
Pero no es sólo la proximidad del sistema solar Wolf 1061 con la Tierra lo que lo ha convertido en un objetivo atractivo para Kane y su equipo. Además, uno de los tres planetas conocidos del sistema, un planeta rocoso llamado Wolf 1061c, está completamente dentro de una zona habitable.
Condiciones necesarias para la vida
Con la ayuda de colaboradores de la Universidad Estatal de Tennessee y de Ginebra, Suiza, los científicos han logrado medir la estrella alrededor de la cual este planeta orbita, para obtener una imagen más clara de si la vida podría existir en él.
En general, cuando los científicos buscan planetas que puedan sostener la vida, básicamente buscan en él propiedades casi idénticas a las de la Tierra, explica Kane, aunque otros especialistas (como Christopher McKay, de la NASA) señalan que la posibilidad de que haya vida en otros planetas es mayor de lo que se creía y que en algunos mundos podría haber formas de vida no tan parecidas a las que conocemos, capaces de proliferar en ambientes hasta ahora no considerados habitables.
Pero, de momento, se suele considerar que, al igual que la Tierra, cualquier planeta potencialmente habitable tendría que existir en un lugar en el que las condiciones sean las precisas para la vida. En pocas palabras, ese planeta no podría estar ni demasiado cerca ni demasiado lejos de su estrella anfitriona.
Un planeta demasiado cercano estaría demasiado caliente. Si estuviera demasiado lejos, podría ser demasiado frío y cualquier agua que tuviese se congelaría, que es lo que sucede en Marte, agrega Kane.
Por el contrario, cuando los planetas se calientan, puede ocurrir un "efecto de invernadero fuera de control" , en el que el calor se queda atrapado en la atmósfera. Los científicos creen que esto es lo que sucedió con el gemelo de la Tierra, Venus, que alguna vez tuvo océanos, pero que debido a su proximidad al Sol se volvió tan caliente que toda su agua se evaporó. Dado que el vapor de agua es extremadamente eficaz en la captura en el calor, esto hizo que la superficie de Venus se volviera aún más caliente. Ahora, su temperatura superficial es de 470ºC.
¿Parecido a Venus?
Puesto que Wolf 1061c está cerca del borde interior de la zona habitable, es decir, más cerca de la estrella, podría ser que el planeta tuviera una atmósfera parecida a la de Venus.
Kane y su equipo también observaron que, a diferencia de la Tierra, que experimenta cambios climáticos debido a las lentas variaciones en su órbita alrededor del Sol, la órbita de Wolf 1061c cambia a un ritmo mucho más rápido, lo que podría significar que el clima en este mundo podría ser bastante caótico.
Todos estos hallazgos hacen cuestionarse: ¿Es posible la vida en Wolf 1061c? Según Kane, podría ser que esas escalas de tiempo cortas para los cambios de la órbita de Wolf 1061c fueran suficientes como para enfriar el planeta. Pero comprender plenamente lo que está sucediendo en su superficie requerirá de más investigación.
Por suerte, en los próximos años, habrá un lanzamiento de nuevos telescopios, como el Telescopio Espacial James Webb, sucesor del Telescopio Espacial Hubble, lo que permitirá detectar componentes atmosféricos en exoplanetas y mostrar lo que está sucediendo en su superficie.
Con la ayuda de colaboradores de la Universidad Estatal de Tennessee y de Ginebra, Suiza, los científicos han logrado medir la estrella alrededor de la cual este planeta orbita, para obtener una imagen más clara de si la vida podría existir en él.
En general, cuando los científicos buscan planetas que puedan sostener la vida, básicamente buscan en él propiedades casi idénticas a las de la Tierra, explica Kane, aunque otros especialistas (como Christopher McKay, de la NASA) señalan que la posibilidad de que haya vida en otros planetas es mayor de lo que se creía y que en algunos mundos podría haber formas de vida no tan parecidas a las que conocemos, capaces de proliferar en ambientes hasta ahora no considerados habitables.
Pero, de momento, se suele considerar que, al igual que la Tierra, cualquier planeta potencialmente habitable tendría que existir en un lugar en el que las condiciones sean las precisas para la vida. En pocas palabras, ese planeta no podría estar ni demasiado cerca ni demasiado lejos de su estrella anfitriona.
Un planeta demasiado cercano estaría demasiado caliente. Si estuviera demasiado lejos, podría ser demasiado frío y cualquier agua que tuviese se congelaría, que es lo que sucede en Marte, agrega Kane.
Por el contrario, cuando los planetas se calientan, puede ocurrir un "efecto de invernadero fuera de control" , en el que el calor se queda atrapado en la atmósfera. Los científicos creen que esto es lo que sucedió con el gemelo de la Tierra, Venus, que alguna vez tuvo océanos, pero que debido a su proximidad al Sol se volvió tan caliente que toda su agua se evaporó. Dado que el vapor de agua es extremadamente eficaz en la captura en el calor, esto hizo que la superficie de Venus se volviera aún más caliente. Ahora, su temperatura superficial es de 470ºC.
¿Parecido a Venus?
Puesto que Wolf 1061c está cerca del borde interior de la zona habitable, es decir, más cerca de la estrella, podría ser que el planeta tuviera una atmósfera parecida a la de Venus.
Kane y su equipo también observaron que, a diferencia de la Tierra, que experimenta cambios climáticos debido a las lentas variaciones en su órbita alrededor del Sol, la órbita de Wolf 1061c cambia a un ritmo mucho más rápido, lo que podría significar que el clima en este mundo podría ser bastante caótico.
Todos estos hallazgos hacen cuestionarse: ¿Es posible la vida en Wolf 1061c? Según Kane, podría ser que esas escalas de tiempo cortas para los cambios de la órbita de Wolf 1061c fueran suficientes como para enfriar el planeta. Pero comprender plenamente lo que está sucediendo en su superficie requerirá de más investigación.
Por suerte, en los próximos años, habrá un lanzamiento de nuevos telescopios, como el Telescopio Espacial James Webb, sucesor del Telescopio Espacial Hubble, lo que permitirá detectar componentes atmosféricos en exoplanetas y mostrar lo que está sucediendo en su superficie.
Referencia bibliográfica:
Stephen R. Kane, Kaspar von Braun, Gregory W. Henry, Miranda A. Waters, Tabetha S. Boyajian, Andrew W. Mann. Characterization of the Wolf 1061 Planetary System. The Astrophysical Journal (2017).
Stephen R. Kane, Kaspar von Braun, Gregory W. Henry, Miranda A. Waters, Tabetha S. Boyajian, Andrew W. Mann. Characterization of the Wolf 1061 Planetary System. The Astrophysical Journal (2017).