Las personas que se sienten tratadas injustamente por lo general no dirigen su ira sólo hacia su propio agresor. Con frecuencia, la descargan en personas ajenas, no involucradas, que a su vez luego se comportan de manera similar.
¿Cómo se puede interrumpir esta cadena de comportamiento injusto? Un equipo de investigadores, bajo la dirección de la Universidad de Bonn (Alemania), ha descubierto que escribirle un mensaje al perpetrador puede servir para regular las emociones y, por tanto, para reevaluar la situación.
Si, por ejemplo, un jefe actúa injustamente con su empleado, este suele reaccionar con un comportamiento injusto para su propio subordinado. De este modo, "en estos casos (...) suele establecerse una cadena de la injusticia", explica Bernd Weber, investigador del Centro de Economía y Neurociencia (CEN) de la Universidad de Bonn y autor del estudio. Los científicos llaman a este fenómeno "reciprocidad negativa generalizada".
La reciprocidad negativa significa que las partes involucradas tienen un comportamiento injusto. "Generalizada" se refiere al hecho de que el conflicto se transfiere también a personas que no han participado en la interacción inicial. Los científicos de la Universidad de Bonn han podido confirmar este mecanismo en un experimento, y han encontrado además una manera de interrumpir esta desafortunada cadena de injusticia.
El juego del dictador
En el estudio, un total de 237 sujetos participaron en lo que se conoce como el "juego del dictador". Algunos de los participantes desempeñaron en este juego el papel de dictador y determinaron si compartían o no una cierta cantidad de dinero de manera justa con otro participante o mantenían la mayor parte del dinero para sí mismos y sólo daban un pequeño porcentaje a los otros.
De 24 dictadores, el 83% eligió la distribución injusta. Estos participnantes se quedaron la mayor parte del dinero para sí mismos. El resto de jugadores tuvieron que aceptar las decisiones injustas de los dictadores.
Esto tuvo un efecto sobre su estado de ánimo, que disminuyó. "Esta situación emocionalmente cargada hace que la persona que está siendo tratada injustamente también se comporte de manera injusta hacia los demás", informa Sabrina Strang, otra de las autoras del estudio. Este comportamiento es una salida para las emociones negativas.
¿Cómo se puede interrumpir esta cadena de comportamiento injusto? Un equipo de investigadores, bajo la dirección de la Universidad de Bonn (Alemania), ha descubierto que escribirle un mensaje al perpetrador puede servir para regular las emociones y, por tanto, para reevaluar la situación.
Si, por ejemplo, un jefe actúa injustamente con su empleado, este suele reaccionar con un comportamiento injusto para su propio subordinado. De este modo, "en estos casos (...) suele establecerse una cadena de la injusticia", explica Bernd Weber, investigador del Centro de Economía y Neurociencia (CEN) de la Universidad de Bonn y autor del estudio. Los científicos llaman a este fenómeno "reciprocidad negativa generalizada".
La reciprocidad negativa significa que las partes involucradas tienen un comportamiento injusto. "Generalizada" se refiere al hecho de que el conflicto se transfiere también a personas que no han participado en la interacción inicial. Los científicos de la Universidad de Bonn han podido confirmar este mecanismo en un experimento, y han encontrado además una manera de interrumpir esta desafortunada cadena de injusticia.
El juego del dictador
En el estudio, un total de 237 sujetos participaron en lo que se conoce como el "juego del dictador". Algunos de los participantes desempeñaron en este juego el papel de dictador y determinaron si compartían o no una cierta cantidad de dinero de manera justa con otro participante o mantenían la mayor parte del dinero para sí mismos y sólo daban un pequeño porcentaje a los otros.
De 24 dictadores, el 83% eligió la distribución injusta. Estos participnantes se quedaron la mayor parte del dinero para sí mismos. El resto de jugadores tuvieron que aceptar las decisiones injustas de los dictadores.
Esto tuvo un efecto sobre su estado de ánimo, que disminuyó. "Esta situación emocionalmente cargada hace que la persona que está siendo tratada injustamente también se comporte de manera injusta hacia los demás", informa Sabrina Strang, otra de las autoras del estudio. Este comportamiento es una salida para las emociones negativas.
La escritura trae la calma
En otra fase del estudio, los científicos investigaron cómo esta cadena de acciones desleales podía ser interrumpido.
Para ello probaron tres métodos. A un primer grupo de participantes se les obligó a hacer una pausa de tres minutos tras el juego, para tratar de provocar un desapego emocional hacia él. A un segundo grupo de participantes se les pidió que describiesen una imagen neutra, con el fin de distraerlos de sí mismos. Por último, a un tercer grupo de personas afectadas por un comportamiento injusto se les permitió quejarse por el trato recibido en un correo dirigido al "dictador" del juego.
"La estrategia de enfrentamiento en forma de queja por escrito resultó ser la mejor manera de regular las emociones negativas", afirman los investigadores. En este proceso, resultó irrelevante si el dictador recibía o no realmente el correo.
Por un lado, se pudo demostrar que las emociones de los sujetos se calmaron significativamente después de escribir el mail, y por otro lado que, posteriormente, los jugadores injustamente tratados se comportaban de manera más justa hacia los demás.
Por ello, los científicos sugieren que la escritura de un mensaje es una forma adecuada para detener la cadena de injusticia por las emociones negativas, gracias a que fomenta la regulación de estas últimas.
Romper la cadena
Cuando uno es tratado injustamente y siente mucha rabia, es necesario un tratamiento adecuado de los sentimientos negativos. "Una vez que las emociones disminuyen, la persona afectada generalmente comienza a reevaluar la situación de manera racional", afirma Weber. Esto hace posible no transferir la ira a personas no implicadas.
En otra fase del estudio, los científicos investigaron cómo esta cadena de acciones desleales podía ser interrumpido.
Para ello probaron tres métodos. A un primer grupo de participantes se les obligó a hacer una pausa de tres minutos tras el juego, para tratar de provocar un desapego emocional hacia él. A un segundo grupo de participantes se les pidió que describiesen una imagen neutra, con el fin de distraerlos de sí mismos. Por último, a un tercer grupo de personas afectadas por un comportamiento injusto se les permitió quejarse por el trato recibido en un correo dirigido al "dictador" del juego.
"La estrategia de enfrentamiento en forma de queja por escrito resultó ser la mejor manera de regular las emociones negativas", afirman los investigadores. En este proceso, resultó irrelevante si el dictador recibía o no realmente el correo.
Por un lado, se pudo demostrar que las emociones de los sujetos se calmaron significativamente después de escribir el mail, y por otro lado que, posteriormente, los jugadores injustamente tratados se comportaban de manera más justa hacia los demás.
Por ello, los científicos sugieren que la escritura de un mensaje es una forma adecuada para detener la cadena de injusticia por las emociones negativas, gracias a que fomenta la regulación de estas últimas.
Romper la cadena
Cuando uno es tratado injustamente y siente mucha rabia, es necesario un tratamiento adecuado de los sentimientos negativos. "Una vez que las emociones disminuyen, la persona afectada generalmente comienza a reevaluar la situación de manera racional", afirma Weber. Esto hace posible no transferir la ira a personas no implicadas.
Referencia bibliográfica:
Sabrina Strang, Xenia Grote, Katarina Kuss, Soyoung Q. Park, Bernd Weber. Generalized Negative Reciprocity in the Dictator Game – How to Interrupt the Chain of Unfairness. Scientific Reports, 2016; 6: 22316 DOI: 10.1038/srep22316.
Sabrina Strang, Xenia Grote, Katarina Kuss, Soyoung Q. Park, Bernd Weber. Generalized Negative Reciprocity in the Dictator Game – How to Interrupt the Chain of Unfairness. Scientific Reports, 2016; 6: 22316 DOI: 10.1038/srep22316.