Calzoncillos con biosensores. Fuente: Royal Society of Chemistry.
Un equipo de científicos norteamericanos ha conseguido desarrollar biosensores (sensores que sirven para medir parámetros biológicos) perdurables, que pueden imprimirse directamente sobre la ropa.
Su finalidad: registrar de manera continua ciertos parámetros del cuerpo que vaya vestido con dicha ropa. Los investigadores escogieron, para integrar los biosensores en el tejido, ropa interior masculina.
Este invento podría tener aplicaciones en el terreno de la atención médica, para el control del estado de los pacientes fuera de los hospitales, pero también en el sector militar, como medio para asegurar el bienestar de los soldados, y deportivo, informa la revista The Engineer.
En concreto, los investigadores imprimieron sensores químicos en dos marcas de calzoncillos, con el fin de monitorizar constantemente la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca de las personas que los lleven puestos.
Los científicos descubrieron que imprimir sensores directamente en la cintura elástica de la ropa interior permitía que dichos sensores se mantuvieran en contacto lo suficientemente directo con la piel como para obtener la información buscada acerca del organismo.
El ingeniero Joseph Wang y sus colaboradodes de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) estamparon así filas de electrodos de carbono en el borde elástico de los calzoncillos.
El contacto directo de estos sensores con la piel permitió que éstos estuvieran expuestos al peróxido de hidrógeno y a una enzima denominada Nicotinamida adenina dinucleótido (NADH), que han sido relacionados con numerosos procesos biomédicos.
Su finalidad: registrar de manera continua ciertos parámetros del cuerpo que vaya vestido con dicha ropa. Los investigadores escogieron, para integrar los biosensores en el tejido, ropa interior masculina.
Este invento podría tener aplicaciones en el terreno de la atención médica, para el control del estado de los pacientes fuera de los hospitales, pero también en el sector militar, como medio para asegurar el bienestar de los soldados, y deportivo, informa la revista The Engineer.
En concreto, los investigadores imprimieron sensores químicos en dos marcas de calzoncillos, con el fin de monitorizar constantemente la presión sanguínea y la frecuencia cardiaca de las personas que los lleven puestos.
Los científicos descubrieron que imprimir sensores directamente en la cintura elástica de la ropa interior permitía que dichos sensores se mantuvieran en contacto lo suficientemente directo con la piel como para obtener la información buscada acerca del organismo.
El ingeniero Joseph Wang y sus colaboradodes de la Universidad de California en San Diego (Estados Unidos) estamparon así filas de electrodos de carbono en el borde elástico de los calzoncillos.
El contacto directo de estos sensores con la piel permitió que éstos estuvieran expuestos al peróxido de hidrógeno y a una enzima denominada Nicotinamida adenina dinucleótido (NADH), que han sido relacionados con numerosos procesos biomédicos.
Información proporcionada por los sensores. Royal Society of Chemistry.
Diversas aplicaciones
Los investigadores pusieron asimismo a prueba estos calzoncillos especiales, para comprobar su resistencia, y constataron que las tensiones relacionadas con el uso cotidiano, como los plegamientos o los estiramientos de la tela, no afectaban al rendimiento de los sensores.
Esta resistencia, según declaraciones de Wang aparecidas en un artículo de la Royal Society of Chemistry, garantizará que el sistema pueda utilizarse en un futuro en aplicaciones diversas.
En primer lugar, la ropa interior especialmente diseñada servirá para reducir gastos en los hospitales, porque permitirá que ciertos tratamientos que hasta ahora se hacían dentro de los hospitales para controlar el estado físico de los pacientes, puedan llevarse a cabo o controlarse desde las propias casas de los enfermos.
Wang señala que “existen necesidades crecientes de desarrollar sistemas de control de salud portátiles y fiables” que reduzcan el tiempo de estancia de los pacientes en los centros hospitalarios.
Sensibilidad a bajo coste
Otra posible aplicación de estos sensores sería la de control del estrés y la de farmacovigilancia (seguimiento de los posibles efectos adversos de los medicamento) en deportistas y en militares.
Según los investigadores, los sensores electroquímicos están muy extendidos en diversas aplicaciones y, dada su sensibilidad y su bajo coste para las mediciones electroquímicas, es el momento de que emerjan con mayor diversidad para este tipo de fines.
Wang afirma que, en un futuro próximo, él y su equipo desarrollarán también biosensores sensibles al etanol y al lactato, que podrían utilizarse para registrar los niveles de alcohol en sangre que presentan los conductores o los niveles de estrés que padecen soldados o atletas.
Los resultados de la presente investigación han sido detallados en un artículo aparecido en la revista Analyst, de la Royal Society of Chemistry.
Qué son los biosensores
Los biosensores utilizados por los ingenieros de la Universida de California en San Diego son instrumentos que permiten medir parámetros biológicos, y que combinan componentes de naturaleza biológica y físico-químicos.
Estos biosensores están compuestos por un sensor biológico (como un tejido, un cultivo de microorganismos, enzimas, anticuerpos o cadenas de ácidos nucléicos, etc), un transductor (que acopla los elementos y traduce la señal emitida por el sensor), y un detector (que puede ser de diversos tipos: óptico, piezoeléctrico, térmico, magnético, etc).
El ejemplo más común de biosensor es el que mide la glucosa en la sangre. Utiliza una enzima que procesa moléculas de glucosa, liberando un electrón por cada molécula procesada. Dicho electrón es recogido en un electrodo y el flujo de electrones es utilizado como una medida de la concentración de glucosa.
Los investigadores pusieron asimismo a prueba estos calzoncillos especiales, para comprobar su resistencia, y constataron que las tensiones relacionadas con el uso cotidiano, como los plegamientos o los estiramientos de la tela, no afectaban al rendimiento de los sensores.
Esta resistencia, según declaraciones de Wang aparecidas en un artículo de la Royal Society of Chemistry, garantizará que el sistema pueda utilizarse en un futuro en aplicaciones diversas.
En primer lugar, la ropa interior especialmente diseñada servirá para reducir gastos en los hospitales, porque permitirá que ciertos tratamientos que hasta ahora se hacían dentro de los hospitales para controlar el estado físico de los pacientes, puedan llevarse a cabo o controlarse desde las propias casas de los enfermos.
Wang señala que “existen necesidades crecientes de desarrollar sistemas de control de salud portátiles y fiables” que reduzcan el tiempo de estancia de los pacientes en los centros hospitalarios.
Sensibilidad a bajo coste
Otra posible aplicación de estos sensores sería la de control del estrés y la de farmacovigilancia (seguimiento de los posibles efectos adversos de los medicamento) en deportistas y en militares.
Según los investigadores, los sensores electroquímicos están muy extendidos en diversas aplicaciones y, dada su sensibilidad y su bajo coste para las mediciones electroquímicas, es el momento de que emerjan con mayor diversidad para este tipo de fines.
Wang afirma que, en un futuro próximo, él y su equipo desarrollarán también biosensores sensibles al etanol y al lactato, que podrían utilizarse para registrar los niveles de alcohol en sangre que presentan los conductores o los niveles de estrés que padecen soldados o atletas.
Los resultados de la presente investigación han sido detallados en un artículo aparecido en la revista Analyst, de la Royal Society of Chemistry.
Qué son los biosensores
Los biosensores utilizados por los ingenieros de la Universida de California en San Diego son instrumentos que permiten medir parámetros biológicos, y que combinan componentes de naturaleza biológica y físico-químicos.
Estos biosensores están compuestos por un sensor biológico (como un tejido, un cultivo de microorganismos, enzimas, anticuerpos o cadenas de ácidos nucléicos, etc), un transductor (que acopla los elementos y traduce la señal emitida por el sensor), y un detector (que puede ser de diversos tipos: óptico, piezoeléctrico, térmico, magnético, etc).
El ejemplo más común de biosensor es el que mide la glucosa en la sangre. Utiliza una enzima que procesa moléculas de glucosa, liberando un electrón por cada molécula procesada. Dicho electrón es recogido en un electrodo y el flujo de electrones es utilizado como una medida de la concentración de glucosa.