Investigadores, de la Universidad Radboud de Nijmegen (Holanda) y de la Universidad de Tecnología de Sídney (Australia) han descubierto que escuchar música positiva puede mejorar nuestra creatividad. Los resultados de esta investigación se publican en la revista PLOS One.
Los investigadores plantearon un cuestionario a 155 personas (121 de ellas mujeres), con una edad media de 22,5 años, con la finalidad de determinar su estado de ánimo en relación con la música. Las separaron en cinco grupos diferentes, cuatro de ellos destinados a oír distintos tipos de música y un quinto grupo de control, que estuvo en silencio durante el experimento.
El primero de los grupos escuchó música tranquila (“El Cisne”, del carnaval de los animales de Camille Saint-Saens). El segundo grupo escuchó música alegre (“Las cuatro estaciones” de Vivaldi). El tercer grupo una música triste (El “Adagio para cuerdas” de Samuel Barber). El cuarto grupo escuchó música ansiógena (“Marte, el portador de la guerra”, sacada de la suite "Los Planetas" de Gustav Holst).
Todos los participantes escucharon durante quince segundos la pieza musical señalada (o permanecían en silencio). A continuación, su inventiva fue evaluada por una serie de cuestionarios de una duración máxima de tres minutos, durante los cuales volvían a escuchar la música correspondiente a su grupo.
Este test medía por una parte la creatividad divergente, cuya característica es encontrar múltiples soluciones originales a un problema, y por otra parte la creatividad convergente, descubriendo sin más la mejor solución a un problema concreto.
Con este experimento se comprobó que los que escucharon “Las Cuatro Estaciones” mejoraron su creatividad divergente, alcanzando un rango de pensamiento divergente de 93,9 (+/- 32), contra 76,1 (+/- 33) de los miembros del grupo de silencio. Sin embargo, esta música no aumentó su capacidad lógica o convergente. Las otras tres músicas (calma, triste o ansiógena) no modificaron ninguna forma de creatividad en los participantes.
Según los investigadores, la música alegre, por su carácter positivo y animoso, aumenta la flexibilidad del pensamiento, permitiéndonos estar más atentos a nuevas soluciones. Asimismo, puede disminuir las inhibiciones y estimular el riesgo, además de aumentar nuestra capacidad de asociar informaciones aparentemente inconexas.
Los investigadores plantearon un cuestionario a 155 personas (121 de ellas mujeres), con una edad media de 22,5 años, con la finalidad de determinar su estado de ánimo en relación con la música. Las separaron en cinco grupos diferentes, cuatro de ellos destinados a oír distintos tipos de música y un quinto grupo de control, que estuvo en silencio durante el experimento.
El primero de los grupos escuchó música tranquila (“El Cisne”, del carnaval de los animales de Camille Saint-Saens). El segundo grupo escuchó música alegre (“Las cuatro estaciones” de Vivaldi). El tercer grupo una música triste (El “Adagio para cuerdas” de Samuel Barber). El cuarto grupo escuchó música ansiógena (“Marte, el portador de la guerra”, sacada de la suite "Los Planetas" de Gustav Holst).
Todos los participantes escucharon durante quince segundos la pieza musical señalada (o permanecían en silencio). A continuación, su inventiva fue evaluada por una serie de cuestionarios de una duración máxima de tres minutos, durante los cuales volvían a escuchar la música correspondiente a su grupo.
Este test medía por una parte la creatividad divergente, cuya característica es encontrar múltiples soluciones originales a un problema, y por otra parte la creatividad convergente, descubriendo sin más la mejor solución a un problema concreto.
Con este experimento se comprobó que los que escucharon “Las Cuatro Estaciones” mejoraron su creatividad divergente, alcanzando un rango de pensamiento divergente de 93,9 (+/- 32), contra 76,1 (+/- 33) de los miembros del grupo de silencio. Sin embargo, esta música no aumentó su capacidad lógica o convergente. Las otras tres músicas (calma, triste o ansiógena) no modificaron ninguna forma de creatividad en los participantes.
Según los investigadores, la música alegre, por su carácter positivo y animoso, aumenta la flexibilidad del pensamiento, permitiéndonos estar más atentos a nuevas soluciones. Asimismo, puede disminuir las inhibiciones y estimular el riesgo, además de aumentar nuestra capacidad de asociar informaciones aparentemente inconexas.
Factor clave del siglo XXI
Para los autores de esta investigación, la creatividad puede ser considerada como uno de los componentes clave del siglo XXI. Es una cualidad importante en nuestro mundo complejo y cambiante, ya que nos permite generar soluciones innovadoras para una amplia gama de problemas y llegar a nuevas ideas.
La cuestión de lo que facilita la cognición creativa ha sido estudiada durante mucho tiempo, y aunque previamente se ha demostrado que la música beneficia a la cognición, poco se sabe sobre cómo el hecho de escuchar música afecta específicamente a la capacidad creativa.
Este estudio demuestra que la cognición creativa puede ser mejorada a través de la música, así como que escuchar música podría promover el pensamiento creativo de manera económica y eficiente en diversos contextos científicos, educativos y organizacionales.
Futuras investigaciones podrían explorar cómo diferentes sonidos ambientales pueden afectar a la creatividad e incluir participantes de diversas culturas, grupos de edad y diferentes niveles de la experiencia musical. De esta forma, esta primera constatación adquiriría mayor consistencia científica.
Si en la Edad Media la creatividad se consideraba una inspiración divina, y en el Renacimiento una virtud reservada a los genios, en la actualidad, el pensamiento divergente aparece como una facultad que puede ser potenciada en cualquier persona. Y ya sabemos una fórmula eficaz: escuchando a Vivaldi.
Para los autores de esta investigación, la creatividad puede ser considerada como uno de los componentes clave del siglo XXI. Es una cualidad importante en nuestro mundo complejo y cambiante, ya que nos permite generar soluciones innovadoras para una amplia gama de problemas y llegar a nuevas ideas.
La cuestión de lo que facilita la cognición creativa ha sido estudiada durante mucho tiempo, y aunque previamente se ha demostrado que la música beneficia a la cognición, poco se sabe sobre cómo el hecho de escuchar música afecta específicamente a la capacidad creativa.
Este estudio demuestra que la cognición creativa puede ser mejorada a través de la música, así como que escuchar música podría promover el pensamiento creativo de manera económica y eficiente en diversos contextos científicos, educativos y organizacionales.
Futuras investigaciones podrían explorar cómo diferentes sonidos ambientales pueden afectar a la creatividad e incluir participantes de diversas culturas, grupos de edad y diferentes niveles de la experiencia musical. De esta forma, esta primera constatación adquiriría mayor consistencia científica.
Si en la Edad Media la creatividad se consideraba una inspiración divina, y en el Renacimiento una virtud reservada a los genios, en la actualidad, el pensamiento divergente aparece como una facultad que puede ser potenciada en cualquier persona. Y ya sabemos una fórmula eficaz: escuchando a Vivaldi.
Referencia
Happy creativity: Listening to happy music facilitates divergent thinking. PLOS One, https://doi.org/10.1371/journal.pone.0182210
Happy creativity: Listening to happy music facilitates divergent thinking. PLOS One, https://doi.org/10.1371/journal.pone.0182210