Vehículos y ensamblaje. Fuente: ETH.
La expresión “el todo es mayor que la suma de sus partes” podría aplicarse a un invento de un equipo de ingenieros del Instituto de Sistemas Dinámicos y Control del Instituto Federal Suizo de Tecnología (ETH) de Zurich, en Suiza.
Concretamente, lo que han creado estos investigadores es una serie de vehículos en miniatura, hexagonales y de una sola hélice, que son capaces de moverse de manera autónoma en tierra pero que, además, pueden acoplarse unos a otros y, una vez ensamblados, echar a volar como una estructura estable.
Es decir, el sistema funciona por la suma de pequeñas partes –los vehículos autónomos- que, reunidos, dan lugar a una estructura mayor que vuela de manera controlada.
Según publica la revista Physorg, el dispositivo ha sido bautizado como “Distributed Flight Array” (DFA) o “serie de vuelo distribuida”, y es básicamente una plataforma voladora formada por una serie de vehículos autónomos con ruedas.
Estos vehículos, según la página web del proyecto, tienen una propulsión individual y pueden moverse por el suelo y ensamblarse con otros vehículos para, después de acoplarse unos a otros, volar juntos de forma coordinada.
Posteriormente, y tras permanecer varios minutos ensamblados para el vuelo, los pequeños vehículos autónomos se separan y caen de nuevo al suelo, para repetir todo el ciclo una y otra vez.
Características de los vehículos
Cada uno de los vehículos en miniatura cuenta con diversos elementos. Además del propulsor fijo antes mencionado, tienen un motor propio, su propio sistema de control de vuelo y están equipados con un ordenador, sensores y sistemas de comunicación sin cable.
Gracias a los sensores, la información de cada uno de los vehículos se combina con la información del resto. Esta combinación de datos le sirve al sistema para calcular el impulso requerido para despegar y mantener el nivel de vuelo.
Los vehículos individuales también pueden despegar y volar en solitario, pero sus vuelos son erráticos y descontrolados, señalan los investigadores.
Es sólo cuando se ensamblan con el resto de los vehículos para dar lugar a la plataforma voladora, cuando pueden llevar a cabo un vuelo controlado. La tarea de mantener el nivel de vuelo de la estructura general se distribuye entre toda la red de vehículos que la conforman.
Concretamente, lo que han creado estos investigadores es una serie de vehículos en miniatura, hexagonales y de una sola hélice, que son capaces de moverse de manera autónoma en tierra pero que, además, pueden acoplarse unos a otros y, una vez ensamblados, echar a volar como una estructura estable.
Es decir, el sistema funciona por la suma de pequeñas partes –los vehículos autónomos- que, reunidos, dan lugar a una estructura mayor que vuela de manera controlada.
Según publica la revista Physorg, el dispositivo ha sido bautizado como “Distributed Flight Array” (DFA) o “serie de vuelo distribuida”, y es básicamente una plataforma voladora formada por una serie de vehículos autónomos con ruedas.
Estos vehículos, según la página web del proyecto, tienen una propulsión individual y pueden moverse por el suelo y ensamblarse con otros vehículos para, después de acoplarse unos a otros, volar juntos de forma coordinada.
Posteriormente, y tras permanecer varios minutos ensamblados para el vuelo, los pequeños vehículos autónomos se separan y caen de nuevo al suelo, para repetir todo el ciclo una y otra vez.
Características de los vehículos
Cada uno de los vehículos en miniatura cuenta con diversos elementos. Además del propulsor fijo antes mencionado, tienen un motor propio, su propio sistema de control de vuelo y están equipados con un ordenador, sensores y sistemas de comunicación sin cable.
Gracias a los sensores, la información de cada uno de los vehículos se combina con la información del resto. Esta combinación de datos le sirve al sistema para calcular el impulso requerido para despegar y mantener el nivel de vuelo.
Los vehículos individuales también pueden despegar y volar en solitario, pero sus vuelos son erráticos y descontrolados, señalan los investigadores.
Es sólo cuando se ensamblan con el resto de los vehículos para dar lugar a la plataforma voladora, cuando pueden llevar a cabo un vuelo controlado. La tarea de mantener el nivel de vuelo de la estructura general se distribuye entre toda la red de vehículos que la conforman.
Por ejemplo, si el nivel de vuelo sufre algún cambio, cada vehículo de la serie determina el impulso necesario para corregir el vuelo de la plataforma general, teniendo en consideración la posición de cada vehículo y su movimiento.
Una vez que el vuelo ha terminado, la plataforma, en lugar de aterrizar, se descompone, y los módulos individuales o vehículos caen a tierra por sí solos, donde comienzan a moverse por separado.
Las estructuras de los vehículos, de forma hexagonal, pueden resistir los múltiples impactos de caídas de hasta dos metros de altura.
Posibles aplicaciones
El ensamblaje y desensamblaje es posible gracias a que los vehículos se mantienen unidos por imanes, con una fuerza de atracción lo suficientemente fuerte como para resistir las tensiones de los vuelos y también lo suficientemente débil como para permitir que los vehículos se separen entre sí cuando sea necesario.
Asimismo, los lados de cada pieza son curvos, para que éstas puedan acoplarse mejor unas a otras. Por último, los vehículos se acoplan entre sí de manera aleatoria, pudiendo producir redes de configuración de formas muy diversas.
El concepto de la “Distributed Flight Array” aún se encuentra en fase de pruebas, pero los ingenieros esperan que, en el futuro, resulte útil para aplicaciones como el levantamiento de objetos pesados, con un número de vehículos o módulos colocados en una serie seleccionada de acuerdo con el levantamiento requerido.
Por otro lado, la naturaleza modular de la plataforma la haría casi “indestructible”, porque supondría que, si se produce algún fallo en una de las partes no se rompería el sistema completo, ya que el resto de partes o vehículos compensarían la falta.
Una vez que el vuelo ha terminado, la plataforma, en lugar de aterrizar, se descompone, y los módulos individuales o vehículos caen a tierra por sí solos, donde comienzan a moverse por separado.
Las estructuras de los vehículos, de forma hexagonal, pueden resistir los múltiples impactos de caídas de hasta dos metros de altura.
Posibles aplicaciones
El ensamblaje y desensamblaje es posible gracias a que los vehículos se mantienen unidos por imanes, con una fuerza de atracción lo suficientemente fuerte como para resistir las tensiones de los vuelos y también lo suficientemente débil como para permitir que los vehículos se separen entre sí cuando sea necesario.
Asimismo, los lados de cada pieza son curvos, para que éstas puedan acoplarse mejor unas a otras. Por último, los vehículos se acoplan entre sí de manera aleatoria, pudiendo producir redes de configuración de formas muy diversas.
El concepto de la “Distributed Flight Array” aún se encuentra en fase de pruebas, pero los ingenieros esperan que, en el futuro, resulte útil para aplicaciones como el levantamiento de objetos pesados, con un número de vehículos o módulos colocados en una serie seleccionada de acuerdo con el levantamiento requerido.
Por otro lado, la naturaleza modular de la plataforma la haría casi “indestructible”, porque supondría que, si se produce algún fallo en una de las partes no se rompería el sistema completo, ya que el resto de partes o vehículos compensarían la falta.