Una investigadora y profesora de ingeniería eléctrica de la Universidad de Texas en Arlington (UTA), Estados Unidos, ha diseñado un micromolino de viento que genera energía eólica, y que podría llegar a convertirse en una innovadora solución para la recarga de las baterías de los teléfonos móviles.
Estos dispositivos precisan continuamente de suministro energético, en lugares donde por razones de espacio no podrían colocarse molinos de viento tradicionales.
Smitha Rao, con la ayuda de J.-C. Chiao, diseñó y fabricó el micromolino, cuya parte más ancha mide 1,8 milímetros. Un solo grano de arroz podría contener cerca de 10 de estos pequeños dispositivos. Y cientos de pequeños molinos de viento podrían ser incorporados, por ejemplo, a las fundas de los teléfonos.
El aire para mover sus aspas puede generarse agitando el móvil o buscarse en una ventana abierta en un día ventoso. De este modo, los minimolinos generarían electricidad para su almacenamiento en la batería del teléfono, que quedaría recargado en unos minutos, según Chiao.
Estos dispositivos precisan continuamente de suministro energético, en lugares donde por razones de espacio no podrían colocarse molinos de viento tradicionales.
Smitha Rao, con la ayuda de J.-C. Chiao, diseñó y fabricó el micromolino, cuya parte más ancha mide 1,8 milímetros. Un solo grano de arroz podría contener cerca de 10 de estos pequeños dispositivos. Y cientos de pequeños molinos de viento podrían ser incorporados, por ejemplo, a las fundas de los teléfonos.
El aire para mover sus aspas puede generarse agitando el móvil o buscarse en una ventana abierta en un día ventoso. De este modo, los minimolinos generarían electricidad para su almacenamiento en la batería del teléfono, que quedaría recargado en unos minutos, según Chiao.
El secreto de su funcionamiento
Estos micromolinos funcionan bien gracias su diseño aerodinámico y a que están fabricados con una aleación de metal específica, afirman los científicos.
"El problema que tienen la mayoría de los diseñadores de microdispositivos es que los materiales que usan son demasiado frágiles", explica Rao. Ella trabaja con una aleación de níquel flexible, resistente y muy durable.
Los micromolinos de viento fueron probados con éxito en septiembre de 2013 en laboratorio. Funcionaron bajo fuertes vientos artificiales, y no sufrieron ninguna fractura.
Además, se pueden fabricar por lotes, en obleas, siendo el mismo el coste de fabricación de uno solo que el de cientos o miles. Por tanto, es posible producirlos en masa a bajo precio.
Según Chiao, la posibilidad de producción masiva permitiría usar los micromolinos para otros fines, y no sólo para el teléfono móvil: miles de ellos podrían ser colocados en las paredes de casas o edificios para captar energía para la iluminación, la seguridad o la comunicación inalámbrica.
Rao cree que, de momento, “sólo hemos arañado la superficie de los potenciales usos de estos micromolinos".
Origami y electrónica
La empresa taiwanesa WinMEMS Technologies Co., que vende MEMS (microsistemas mecánicos y eléctricos sofisticados), se ha interesado por los trabajos de Rao que, entre otras cosas, aplica los conceptos del origami (el arte japonés de hacer figuras de papel) al diseño de dispositivos minúsculos.
WinMEMS anuncia ya en su página web los micromolinos, pero también otros aparatos con un tamaño menor que una fracción del diámetro de un cabello humano, como engranajes o inductores.
Estos diminutos inventos podrían tener una aplicación en robótica. En este campo, se usarían para fabricar micro-robots que sirvan como herramientas quirúrgicas, máquinas de detección y exploración en zonas de desastres o como herramientas de fabricación para ensamblar micromáquinas.
Estos micromolinos funcionan bien gracias su diseño aerodinámico y a que están fabricados con una aleación de metal específica, afirman los científicos.
"El problema que tienen la mayoría de los diseñadores de microdispositivos es que los materiales que usan son demasiado frágiles", explica Rao. Ella trabaja con una aleación de níquel flexible, resistente y muy durable.
Los micromolinos de viento fueron probados con éxito en septiembre de 2013 en laboratorio. Funcionaron bajo fuertes vientos artificiales, y no sufrieron ninguna fractura.
Además, se pueden fabricar por lotes, en obleas, siendo el mismo el coste de fabricación de uno solo que el de cientos o miles. Por tanto, es posible producirlos en masa a bajo precio.
Según Chiao, la posibilidad de producción masiva permitiría usar los micromolinos para otros fines, y no sólo para el teléfono móvil: miles de ellos podrían ser colocados en las paredes de casas o edificios para captar energía para la iluminación, la seguridad o la comunicación inalámbrica.
Rao cree que, de momento, “sólo hemos arañado la superficie de los potenciales usos de estos micromolinos".
Origami y electrónica
La empresa taiwanesa WinMEMS Technologies Co., que vende MEMS (microsistemas mecánicos y eléctricos sofisticados), se ha interesado por los trabajos de Rao que, entre otras cosas, aplica los conceptos del origami (el arte japonés de hacer figuras de papel) al diseño de dispositivos minúsculos.
WinMEMS anuncia ya en su página web los micromolinos, pero también otros aparatos con un tamaño menor que una fracción del diámetro de un cabello humano, como engranajes o inductores.
Estos diminutos inventos podrían tener una aplicación en robótica. En este campo, se usarían para fabricar micro-robots que sirvan como herramientas quirúrgicas, máquinas de detección y exploración en zonas de desastres o como herramientas de fabricación para ensamblar micromáquinas.