Las areas de rojo y naranja indican las regiones marinas en las que más ha aumentado la competencia por la pesca de aves marinas. Click sobre la imagen para ampliar.
Las pesquerías industriales están matando de hambre a las aves marinas, como a los pingüinos y a los charranes (aves marinas pertenecientes a la familia Sternidae), ya que compiten por las mismas fuentes de alimento, según han descubierto nuevas investigaciones del Centro Nacional Francés de Investigación Científica de Montpellier y de la iniciativa Sea Around Us de la Universidad de Columbia Británica.
En un estudio publicado el 6 de diciembre del pasado año en Current Biology, los investigadores descubrieron que el consumo anual de alimentos de las aves marinas disminuyó de 70 a 57 millones de toneladas entre 1970 y 2010. Mientras tanto, las industrias pesqueras aumentaron sus capturas de presas, que son potenciales alimentos de aves marinas, en un promedio de 59 millones de toneladas en los años 70 y 80. Desde entonces, han pasado a 65 millones de toneladas por año en las últimas décadas.
Esta competencia entre el ser humano y las aves marinas pone en peligro la existencia de las mismas convirtiéndolas así en el grupo de aves más amenazado actualmente, con una disminución del 70 por ciento de su población en las últimas siete décadas.
«Desde los años 70 y 80, hemos perdido un cuarto de todos los pingüinos y casi la mitad de los charranes y fregatas (o fragatas o rabihorcados)», dijo Grémillet, autor principal del estudio e investigador del Centro Nacional Francés de Investigación Científica de Montpellier, en un comunicado. «Mientras tanto, la competencia entre las aves marinas y la pesca sigue aumentando en áreas como las plataformas asiáticas, el Mar Mediterráneo, el Mar de Noruega y la costa californiana».
«La pesca persiste en matar de hambre a una comunidad de aves marinas en extinción, como una boa que aprieta a su presa», añade Grémillet. «A pesar de que la comunidad mundial de aves marinas se está reduciendo, el nivel de competencia entre las aves marinas y las pesquerías siguió siendo el mismo entre los años setenta y ochenta, y los años noventa del siglo pasado».
En un estudio publicado el 6 de diciembre del pasado año en Current Biology, los investigadores descubrieron que el consumo anual de alimentos de las aves marinas disminuyó de 70 a 57 millones de toneladas entre 1970 y 2010. Mientras tanto, las industrias pesqueras aumentaron sus capturas de presas, que son potenciales alimentos de aves marinas, en un promedio de 59 millones de toneladas en los años 70 y 80. Desde entonces, han pasado a 65 millones de toneladas por año en las últimas décadas.
Esta competencia entre el ser humano y las aves marinas pone en peligro la existencia de las mismas convirtiéndolas así en el grupo de aves más amenazado actualmente, con una disminución del 70 por ciento de su población en las últimas siete décadas.
«Desde los años 70 y 80, hemos perdido un cuarto de todos los pingüinos y casi la mitad de los charranes y fregatas (o fragatas o rabihorcados)», dijo Grémillet, autor principal del estudio e investigador del Centro Nacional Francés de Investigación Científica de Montpellier, en un comunicado. «Mientras tanto, la competencia entre las aves marinas y la pesca sigue aumentando en áreas como las plataformas asiáticas, el Mar Mediterráneo, el Mar de Noruega y la costa californiana».
«La pesca persiste en matar de hambre a una comunidad de aves marinas en extinción, como una boa que aprieta a su presa», añade Grémillet. «A pesar de que la comunidad mundial de aves marinas se está reduciendo, el nivel de competencia entre las aves marinas y las pesquerías siguió siendo el mismo entre los años setenta y ochenta, y los años noventa del siglo pasado».
Mil millones de aves durante 40 años
Los investigadores trazaron un mapa de los lugares dónde capturaron sus presas las aves marinas, calcularon cuánto y qué consumen basándose en lo que se sabe sobre sus dietas e ingesta calórica, y compararon esa información con los mapas mundiales de la iniciativa Sea Around Us de las capturas pesqueras de las especies que consumen tanto los barcos de pesca como las de las aves marinas.
«En total, analizamos el comportamiento de mil millones de aves marinas a lo largo de cuatro décadas, lo que representa alrededor del 60 por ciento de la población mundial de aves marinas», añace Deng Palomares, coautor del estudio y director del proyecto Sea Around Us de la Universidad de Columbia Británica. «Los que se alimentan de calamares, krill antártico y pequeños peces de agua dulce como arenques y sardinas, son los que más sufren».
Palomares explicó que es necesario tomar medidas urgentes porque no sólo las aves marinas mueren de hambre al competir injustamente por los alimentos con las embarcaciones pesqueras, sino que también porque se enredan en los aparejos de pesca y en las grandes cantidades de desechos plásticos que flotan en los océanos del mundo.
«Además, están amenazados por la contaminación por petróleo, la introducción de depredadores no autóctonos en sus colonias, la destrucción y los cambios en sus hábitats por la actividad humana y los cambios ambientales y ecológicos causados por el cambio climático. Si no hacemos nada, las poblaciones de aves marinas van a colapsar» concluía en el coautor.
Los investigadores trazaron un mapa de los lugares dónde capturaron sus presas las aves marinas, calcularon cuánto y qué consumen basándose en lo que se sabe sobre sus dietas e ingesta calórica, y compararon esa información con los mapas mundiales de la iniciativa Sea Around Us de las capturas pesqueras de las especies que consumen tanto los barcos de pesca como las de las aves marinas.
«En total, analizamos el comportamiento de mil millones de aves marinas a lo largo de cuatro décadas, lo que representa alrededor del 60 por ciento de la población mundial de aves marinas», añace Deng Palomares, coautor del estudio y director del proyecto Sea Around Us de la Universidad de Columbia Británica. «Los que se alimentan de calamares, krill antártico y pequeños peces de agua dulce como arenques y sardinas, son los que más sufren».
Palomares explicó que es necesario tomar medidas urgentes porque no sólo las aves marinas mueren de hambre al competir injustamente por los alimentos con las embarcaciones pesqueras, sino que también porque se enredan en los aparejos de pesca y en las grandes cantidades de desechos plásticos que flotan en los océanos del mundo.
«Además, están amenazados por la contaminación por petróleo, la introducción de depredadores no autóctonos en sus colonias, la destrucción y los cambios en sus hábitats por la actividad humana y los cambios ambientales y ecológicos causados por el cambio climático. Si no hacemos nada, las poblaciones de aves marinas van a colapsar» concluía en el coautor.
Referencia
Persisting Worldwide Seabird-Fishery Competition Despite Seabird Community Decline. David Grémillet, Aurore Ponchon, Michelle Paleczny, Maria-Lourdes D.Palomares, Vasiliki Karpouzi, Daniel Pauly. DOI: https://doi.org/10.1016/j.cub.2018.10.051
Persisting Worldwide Seabird-Fishery Competition Despite Seabird Community Decline. David Grémillet, Aurore Ponchon, Michelle Paleczny, Maria-Lourdes D.Palomares, Vasiliki Karpouzi, Daniel Pauly. DOI: https://doi.org/10.1016/j.cub.2018.10.051