Si hace un siglo estaban al borde de la extinción, hoy las poblaciones de grandes carnívoros como el oso pardo, el lince, el lobo y el glotón están estables y en aumento en la mayor parte de los países de Europa, según constata un estudio publicado esta semana en la revista Science y que describe la situación de estas especies en todo el continente, con excepción de Rusia, Ucrania y Bielorrusia.
Los resultados de esta investigación demuestran que, en las últimas décadas, las cuatro especies se encuentran en proceso de recuperación tras haber sido exterminadas de la mayor parte de Europa a mediados del siglo XX, y prueban el éxito del modelo de coexistencia europeo.
Para los autores de la investigación (76 expertos en fauna salvaje de veintiséis países, entre ellos España) este cambio constata que los grandes carnívoros y la especie humana pueden compartir el mismo espacio, incluso en aquellos sitios densamente poblados por humanos.
Menos Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo y los Países Bajos albergan de forma permanente al menos una de las especies estudiadas, que viven sobre un territorio de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a una tercera parte del espacio europeo.
El oso pardo, la especie más numerosa con 17.000 ejemplares (de los cuales 7.000 viven en los Cárpatos), está presente en 22 países, mientras que el lobo, con 12.000 individuos, lo está en 28 países.
El lince, con 9.000 ejemplares, está presente en 23 países y el glotón, aclimatado a las regiones nórdicas, cuenta con 1.250 individuos repartidos entre Noruega, Suecia y Finlandia.
Los resultados de esta investigación demuestran que, en las últimas décadas, las cuatro especies se encuentran en proceso de recuperación tras haber sido exterminadas de la mayor parte de Europa a mediados del siglo XX, y prueban el éxito del modelo de coexistencia europeo.
Para los autores de la investigación (76 expertos en fauna salvaje de veintiséis países, entre ellos España) este cambio constata que los grandes carnívoros y la especie humana pueden compartir el mismo espacio, incluso en aquellos sitios densamente poblados por humanos.
Menos Bélgica, Dinamarca, Luxemburgo y los Países Bajos albergan de forma permanente al menos una de las especies estudiadas, que viven sobre un territorio de 1,5 millones de kilómetros cuadrados, lo que equivale a una tercera parte del espacio europeo.
El oso pardo, la especie más numerosa con 17.000 ejemplares (de los cuales 7.000 viven en los Cárpatos), está presente en 22 países, mientras que el lobo, con 12.000 individuos, lo está en 28 países.
El lince, con 9.000 ejemplares, está presente en 23 países y el glotón, aclimatado a las regiones nórdicas, cuenta con 1.250 individuos repartidos entre Noruega, Suecia y Finlandia.
Recolonización continental
La estabilización y expansión de estos carnívoros que no excluye los peligros de extinción de algunas subpoblaciones, como el oso en los Pirineos, el lince en la cordillera de los Vosgos (noreste de Francia) o el lobo en Sierra Morena, al sur de España.
En cualquier caso, asistimos a una especie de recolonización continental por parte de estos carnívoros que lleva a Europa a ostentar el doble de lobos que Estados Unidos, a pesar de que su territorio es dos veces más pequeño y su población dos veces y media más elevada que la norteamericana, destaca Le Monde, añadiendo que la expansión del lobo en Europa se ha producido de manera natural y confirma que estos depredadores, si se les deja en paz, son capaces de adaptarse a medios poblados por humanos.
Para los autores, este descubrimiento pone de manifiesto que el modelo de coexistencia entre depredadores y humanos puede extenderse a la escala de un continente, frente al modelo norteamericano que aísla a los depredadores en grandes espacios reservados a la vida salvaje. Aunque reconocen que esta convivencia no está exenta de conflictos, la experiencia demuestra que es posible.
Entre los factores que han contribuido a esta recolonización del continente europeo de estos grandes carnívoros se encuentra la restauración de especies salvajes como el ciervo y otros, que forman parte de la dieta de estos depredadores en alza. También ha influido el éxodo rural, que ha liberado espacios para la vida salvaje, y la legislación europea protectora del medio natural.
Otro factor importante en esta evolución ha sido el mantenimiento de prácticas tradicionales como el uso de perros pastores, cercados y la figura del pastor, así como nuevas técnicas como cercados eléctricos, señala José Vicente López-Bao, investigador de la Universidad de Oviedo (Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad-CSIC), y uno de los autores principales del estudio, en declaraciones a SINC.
La estabilización y expansión de estos carnívoros que no excluye los peligros de extinción de algunas subpoblaciones, como el oso en los Pirineos, el lince en la cordillera de los Vosgos (noreste de Francia) o el lobo en Sierra Morena, al sur de España.
En cualquier caso, asistimos a una especie de recolonización continental por parte de estos carnívoros que lleva a Europa a ostentar el doble de lobos que Estados Unidos, a pesar de que su territorio es dos veces más pequeño y su población dos veces y media más elevada que la norteamericana, destaca Le Monde, añadiendo que la expansión del lobo en Europa se ha producido de manera natural y confirma que estos depredadores, si se les deja en paz, son capaces de adaptarse a medios poblados por humanos.
Para los autores, este descubrimiento pone de manifiesto que el modelo de coexistencia entre depredadores y humanos puede extenderse a la escala de un continente, frente al modelo norteamericano que aísla a los depredadores en grandes espacios reservados a la vida salvaje. Aunque reconocen que esta convivencia no está exenta de conflictos, la experiencia demuestra que es posible.
Entre los factores que han contribuido a esta recolonización del continente europeo de estos grandes carnívoros se encuentra la restauración de especies salvajes como el ciervo y otros, que forman parte de la dieta de estos depredadores en alza. También ha influido el éxodo rural, que ha liberado espacios para la vida salvaje, y la legislación europea protectora del medio natural.
Otro factor importante en esta evolución ha sido el mantenimiento de prácticas tradicionales como el uso de perros pastores, cercados y la figura del pastor, así como nuevas técnicas como cercados eléctricos, señala José Vicente López-Bao, investigador de la Universidad de Oviedo (Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad-CSIC), y uno de los autores principales del estudio, en declaraciones a SINC.
Referencia
G. Chapron et al. "Recovery of large carnivores in Europe’s modern human-dominated landscapes " Science 346 (6216): 1517-1519 19 de diciembre de 2014
G. Chapron et al. "Recovery of large carnivores in Europe’s modern human-dominated landscapes " Science 346 (6216): 1517-1519 19 de diciembre de 2014