Aspecto que tiene la máquina desintegradora. BBC.
Una máquina que desintegra restos humanos está siendo analizada en su totalidad por el Parlamento escocés. Su creador, el bioquímico escocés Sandy Sullivan, asegura que este aparato, que se asemeja mucho a una lavadora industrial, tiene un marcado compromiso con el medio ambiente: utiliza un funcionamiento ecológico que lo diferencia de la cremación y el entierro.
Este mecanismo, que ya fue aprobado en Florida, Colorado, Maine, Minnesota, Oregón, Toronto y Canadá, fue utilizado para eliminar los cadáveres de los animales que eran afectados por la aftosa y la enfermedad de las "vacas locas". Hoy en día, su creador espera que para fines de abril su proyecto tenga una amplia aceptación por parte de los representantes del parlamento de su país.
"Desafortunadamente no hay una forma linda para irse de este mundo", sostiene Sullivan, quien además señala que su costo será muy similar al de la cremación. Sin embargo, el escocés cree que al menos este método "ofrece una solución compasiva, amable, rápida y además, no contaminante con el medio ambiente", señala la BBC.
¿Cuál es la técnica?
La máquina fue transformada por Sandy Sullivan para que tenga la capacidad de albergar el cuerpo de un ser humano y, por medio de una modificación especifica, logre llevar a cabo el proceso de descomposición.
El sistema que desarrolla la máquina se llama "Resomation", el cual reproduce la técnica de la hidrólisis alcalina. Por ejemplo, gracias al aporte del bioquímico escocés, la descomposición que ocurre en 20 años se puede lograr al cabo de unas horas en una cámara especial que tiene el aparato.
Para comenzar, al cuerpo se lo envuelve en una funda de seda, lana o cuero y se lo coloca dentro de un ataúd de madera, que es depositado dentro del aparato.
"Nosotros sumergimos el cuerpo en una solución de agua con hidróxido de potasio y lo sometemos a un temperatura de 180º C", explicó Sullivan.
El procedimiento dura alrededor de dos horas y el único residuo que queda es una matriz de fosfato cálcico que conserva la forma del esqueleto, pero al aplastarlo se transforma en cenizas de sal.
El cajón, al estar hecho de madera, evita que la técnica de hidrólisis alcalina dañe su estructura. De esta manera es posible que pueda ser utilizado en otras repetidas ocasiones. Como resultado final se obtiene una plancha de cenizas, similares a las alcanzadas por el proceso de cremación, que más tarde son entregadas a los familiares de los difuntos.
Diversas utilidades ecológicas
"En principio, tiene el beneficio de que no requiere espacio. Y en comparación con los métodos de cremación tradicional tiene una huella de carbono mucho menor, ya que utiliza ocho veces menos energía", anuncia su creador.
Y agrega: "Además no produce emisiones de dioxinas ni de mercurio dado que, al final del proceso, las amalgamas de la dentadura pueden recuperarse".
Según la BBC, una sola cremación requiere una energía equivalente a la consumida por un hogar medio durante toda una semana. Por este motivo, una amplia mayoría en los Estados Unidos opta por dejar este mundo de la mejor manera ecológica posible.
"Después del proceso, continúa el bioquímico, los implantes como las articulaciones de cadera o rodilla, por ejemplo, quedan en condiciones impecables. Pueden volverse a utilizar y beneficiar a muchas personas que no pueden acceder a estos tratamientos médicos por falta de dinero".
Otra de las ventajas, señala Sullivan, es que el método de descomposición acelerado permite que cualquier implante médico que contenga el organismo pueda volver a ser utilizado.
¿Una alternativa al entierro y a la cremación?
Esta revolucionaria técnica se esta presentando en otros países como la alternativa más ecológica para despedirse de este mundo. Según datos publicados por la Sociedad de Cremación de Gran Bretaña, su implementación va en aumento en las sociedades occidentales, mientras que en otros lugares es la opción más aceptada por la mayoría.
La Empresa de Servicios Funerarios de Madrid señala que nunca han oído hablar de esta técnica. Sin embargo, Sullivan comenta que "en el Reino Unido ya estamos hablando con la industria y el Ministerio de Justicia. Creemos que sería legal usarlo, pero queremos legalizarlo formalmente, pero sabemos que lleva su tiempo".
El dispositivo del bioquímico escocés ha provocado interés en empresas de Francia, Alemania e Italia pero, según su creador, aún no de España: "Claro que allí no lo hemos publicitado todavía", confiesa.
Este mecanismo, que ya fue aprobado en Florida, Colorado, Maine, Minnesota, Oregón, Toronto y Canadá, fue utilizado para eliminar los cadáveres de los animales que eran afectados por la aftosa y la enfermedad de las "vacas locas". Hoy en día, su creador espera que para fines de abril su proyecto tenga una amplia aceptación por parte de los representantes del parlamento de su país.
"Desafortunadamente no hay una forma linda para irse de este mundo", sostiene Sullivan, quien además señala que su costo será muy similar al de la cremación. Sin embargo, el escocés cree que al menos este método "ofrece una solución compasiva, amable, rápida y además, no contaminante con el medio ambiente", señala la BBC.
¿Cuál es la técnica?
La máquina fue transformada por Sandy Sullivan para que tenga la capacidad de albergar el cuerpo de un ser humano y, por medio de una modificación especifica, logre llevar a cabo el proceso de descomposición.
El sistema que desarrolla la máquina se llama "Resomation", el cual reproduce la técnica de la hidrólisis alcalina. Por ejemplo, gracias al aporte del bioquímico escocés, la descomposición que ocurre en 20 años se puede lograr al cabo de unas horas en una cámara especial que tiene el aparato.
Para comenzar, al cuerpo se lo envuelve en una funda de seda, lana o cuero y se lo coloca dentro de un ataúd de madera, que es depositado dentro del aparato.
"Nosotros sumergimos el cuerpo en una solución de agua con hidróxido de potasio y lo sometemos a un temperatura de 180º C", explicó Sullivan.
El procedimiento dura alrededor de dos horas y el único residuo que queda es una matriz de fosfato cálcico que conserva la forma del esqueleto, pero al aplastarlo se transforma en cenizas de sal.
El cajón, al estar hecho de madera, evita que la técnica de hidrólisis alcalina dañe su estructura. De esta manera es posible que pueda ser utilizado en otras repetidas ocasiones. Como resultado final se obtiene una plancha de cenizas, similares a las alcanzadas por el proceso de cremación, que más tarde son entregadas a los familiares de los difuntos.
Diversas utilidades ecológicas
"En principio, tiene el beneficio de que no requiere espacio. Y en comparación con los métodos de cremación tradicional tiene una huella de carbono mucho menor, ya que utiliza ocho veces menos energía", anuncia su creador.
Y agrega: "Además no produce emisiones de dioxinas ni de mercurio dado que, al final del proceso, las amalgamas de la dentadura pueden recuperarse".
Según la BBC, una sola cremación requiere una energía equivalente a la consumida por un hogar medio durante toda una semana. Por este motivo, una amplia mayoría en los Estados Unidos opta por dejar este mundo de la mejor manera ecológica posible.
"Después del proceso, continúa el bioquímico, los implantes como las articulaciones de cadera o rodilla, por ejemplo, quedan en condiciones impecables. Pueden volverse a utilizar y beneficiar a muchas personas que no pueden acceder a estos tratamientos médicos por falta de dinero".
Otra de las ventajas, señala Sullivan, es que el método de descomposición acelerado permite que cualquier implante médico que contenga el organismo pueda volver a ser utilizado.
¿Una alternativa al entierro y a la cremación?
Esta revolucionaria técnica se esta presentando en otros países como la alternativa más ecológica para despedirse de este mundo. Según datos publicados por la Sociedad de Cremación de Gran Bretaña, su implementación va en aumento en las sociedades occidentales, mientras que en otros lugares es la opción más aceptada por la mayoría.
La Empresa de Servicios Funerarios de Madrid señala que nunca han oído hablar de esta técnica. Sin embargo, Sullivan comenta que "en el Reino Unido ya estamos hablando con la industria y el Ministerio de Justicia. Creemos que sería legal usarlo, pero queremos legalizarlo formalmente, pero sabemos que lleva su tiempo".
El dispositivo del bioquímico escocés ha provocado interés en empresas de Francia, Alemania e Italia pero, según su creador, aún no de España: "Claro que allí no lo hemos publicitado todavía", confiesa.