Un nuevo estudio en ratones realizado por investigadores de la la Universidad Estatal de Washington, en Estados unidos, ha demostrado que las crías de las hembras que hacen ejercicio durante el embarazo tienen menos probabilidades de aumentar de peso a lo largo de su vida, aunque consuman una dieta rica en grasas.
Estudios anteriores ya habían demostrado los beneficios del ejercicio en la descendencia de las hembras con obesidad, pero esta es la primera investigación que demuestra que lo mismo ocurre cuando las hembras no obesas hacen ejercicio.
Basándose en los recientes hallazgos, los investigadores recomiendan a las mujeres embarazadas practicar ejercicio regular, tengan o no diabetes u obesidad, ya que es beneficioso para la salud metabólica de sus hijos.
Jun Seok Son, estudiante de doctorado en la Universidad Estatal de Washington y director del estudio, presentó los resultados en Orlando los días 7 y 8 de abril, en la reunión anual de la Sociedad Americana de Fisiología. Esta es, junto con otras cinco sociedades, anfitriona de la reunión anual Experimental Biology 2019, que atrae a más de 14.000 científicos de todo el mundo con el objetivo de compartir los conceptos científicos más recientes y los hallazgos de la investigación que configuran los avances clínicos.
Grasa parda
Los investigadores estudiaron la descendencia de un grupo de hembras de ratón que realizaron 60 minutos de ejercicio de intensidad moderada todas las mañanas durante el embarazo. Las crías de las hembras que no hicieron ejercicio se utilizaron como grupo de control.
Al concluir el período de lactancia, la descendencia de aquellas que hicieron ejercicio mostró niveles elevados de proteínas asociadas con la grasa parda en comparación con el grupo control. A diferencia de la la grasa blanca, que actúa como reservorio de energía, este tipo de tejido adiposo, tiene como función principal la termogénesis, que consiste en la producción de calor en respuesta a temperaturas frías.
Los investigadores también observaron temperaturas corporales más altas en las crías del grupo activo. Esto indica que su grasa parda era más eficiente, o tenía una función termogénica más alta, lo que ha demostrado prevenir la obesidad y los problemas metabólicos.
Cuando los ratones del estudio dejaron de alimentarse de la leche materna, siguieron una dieta alta en grasas durante ocho semanas. Los ratones del grupo que hizo ejercicio durante la gestación no solo ganaron menos peso, sino que también mostraron menos síntomas de enfermedades metabólicas como la diabetes o la esteatosis hepática.
Prevención de la obesidad de sus enfermedades derivadas
Los datos de la investigación sugieren que la falta de ejercicio en mujeres sanas durante el embarazo puede predisponer a sus hijos a la obesidad y las enfermedades metabólicas asociadas, a través del deterioro parcial de la función termogénica.
Los investigadores planean realizar estudios adicionales para comprender mejor los mecanismos biológicos responsables de la mejora de la salud metabólica en los hijos de las madres que hicieron ejercicio.