Imágenes captadas a través en alta velocidad muestran un salto de gota (de color verde) de una placa de óxido de cobre superhidrófoba a otra placa hidrófila de cobre (en color naranja). Imagen cortesía de Nenad Miljkovic y Daniel J. Preston. Fuente: MIT.
El año pasado, investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), en Estados Unidos, descubrieron que cuando las gotas de agua saltan, de manera espontánea, lejos de superficies superhidrófobas (que repelen el agua) durante la condensación pueden cargarse eléctricamente. Ahora, el mismo equipo ha demostrado que esa carga podría utilizarse para suministrar energía a dispositivos electrónicos.
Según publica el MIT en un comunicado, el enfoque haría posible que cargásemos, por ejemplo, el móvil, usando solo la humedad del aire.
El dispositivo sería simple, aseguran los científicos, pues consistiría básicamente en una serie de placas de metal planas intercaladas. El prototipo inicial se ha fabricado con placas de cobre, pero al parecer cualquier metal conductor podría valer, incluyendo el aluminio más barato.
Pruebas realizadas
En las pruebas realizadas, la cantidad de energía producida fue extremadamente pequeña - sólo 15 picovatios, una billonésima de vatio por centímetro cuadrado de placa de metal-. Pero lo investigadores creen que el proceso podría ser fácilmente ajustado para lograr al menos un microvatio, o millonésima de vatio, por centímetro cuadrad; que es una cantidad comparable a la obtenida por otros sistema de recolección de energía del entorno, como de vibraciones o de calor residual.
De este modo, han calculado, por ejemplo, que con un microvatio por centímetro cuadrado, un cubo que mida alrededor de 50 centímetros de lado podría ser suficiente como para cargar completamente un teléfono móvil en unas 12 horas. Nos puede parecer mucho tiempo, pero en lugares remotos en los que no haya otra alternativa, quizá no sea tanto.
Hay algunas limitaciones para el sistema, cuenta el MIT: Debido a que el proceso se basa en la condensación, requiere de un ambiente húmedo y de temperaturas más frescas que las del aire circundante, esto es, condiciones como las que se encuentran en una cueva.
Según publica el MIT en un comunicado, el enfoque haría posible que cargásemos, por ejemplo, el móvil, usando solo la humedad del aire.
El dispositivo sería simple, aseguran los científicos, pues consistiría básicamente en una serie de placas de metal planas intercaladas. El prototipo inicial se ha fabricado con placas de cobre, pero al parecer cualquier metal conductor podría valer, incluyendo el aluminio más barato.
Pruebas realizadas
En las pruebas realizadas, la cantidad de energía producida fue extremadamente pequeña - sólo 15 picovatios, una billonésima de vatio por centímetro cuadrado de placa de metal-. Pero lo investigadores creen que el proceso podría ser fácilmente ajustado para lograr al menos un microvatio, o millonésima de vatio, por centímetro cuadrad; que es una cantidad comparable a la obtenida por otros sistema de recolección de energía del entorno, como de vibraciones o de calor residual.
De este modo, han calculado, por ejemplo, que con un microvatio por centímetro cuadrado, un cubo que mida alrededor de 50 centímetros de lado podría ser suficiente como para cargar completamente un teléfono móvil en unas 12 horas. Nos puede parecer mucho tiempo, pero en lugares remotos en los que no haya otra alternativa, quizá no sea tanto.
Hay algunas limitaciones para el sistema, cuenta el MIT: Debido a que el proceso se basa en la condensación, requiere de un ambiente húmedo y de temperaturas más frescas que las del aire circundante, esto es, condiciones como las que se encuentran en una cueva.
El concepto
Como se ha dicho, en 2013, los investigadores descubrieron que las gotas de agua se cargan eléctricamente al saltar para alejarse de una superficie hidrofóbica.
Lo que se ha hecho ahora es añadir una segunda placa a la primera -hidrofóbica-, que tenga justo el efecto contrario que esta: atraer las gotas de agua (es una placa hidrófila).
Así, cuando las gotas saltan desde la primera capa, llevan su carga a la segunda placa. Si estas dos placas están conectadas a través de un circuito externo, la diferencia de carga entre ambas puede ser aprovechada para proporcionar energía.
Con este sistema, por ejemplo, podría suministrarse energía a sensores ambientales automatizados colocados en lugares remotos, utilizando solo el agua del rocío cada mañana.
Otras formas "extrañas" de recarga
Recargar los dispositivos móviles se vuelve cada vez más necesario en el mundo hiperconectado en el que vivimos. Por eso, no dejan de surgir alternativas a las formas más tradicionales de recarga.
Diversos equipos de investigación han desarrollado desde un sistema que recarga dispositivos con energía generada por el propio usuario al andar, hasta otro formado por micromolinos de viento que, instalados en el móvil, permiten recargarlo con solo agitar.
Como se ha dicho, en 2013, los investigadores descubrieron que las gotas de agua se cargan eléctricamente al saltar para alejarse de una superficie hidrofóbica.
Lo que se ha hecho ahora es añadir una segunda placa a la primera -hidrofóbica-, que tenga justo el efecto contrario que esta: atraer las gotas de agua (es una placa hidrófila).
Así, cuando las gotas saltan desde la primera capa, llevan su carga a la segunda placa. Si estas dos placas están conectadas a través de un circuito externo, la diferencia de carga entre ambas puede ser aprovechada para proporcionar energía.
Con este sistema, por ejemplo, podría suministrarse energía a sensores ambientales automatizados colocados en lugares remotos, utilizando solo el agua del rocío cada mañana.
Otras formas "extrañas" de recarga
Recargar los dispositivos móviles se vuelve cada vez más necesario en el mundo hiperconectado en el que vivimos. Por eso, no dejan de surgir alternativas a las formas más tradicionales de recarga.
Diversos equipos de investigación han desarrollado desde un sistema que recarga dispositivos con energía generada por el propio usuario al andar, hasta otro formado por micromolinos de viento que, instalados en el móvil, permiten recargarlo con solo agitar.