Investigadores de la Universidad de Ginebra (UNIGE), de Lausana (UNIL) y de los Hospitales Universitarios de Ginebra (HUG), han descubierto que el movimiento lento y repetido durante la noche modula la actividad de las ondas cerebrales, lo que explica por qué es fácil dormir a un bebé meciéndolo o echarse la siesta en una hamaca.
Una investigación anterior de la misma universidad había demostrado que el balanceo durante una siesta de 45 minutos ayudaba a la gente a dormir más rápida y profundamente, pero no había conseguido explicar por qué.
La nueva investigación, desarrollada tanto con seres humanos como con roedores, exploró por un lado el impacto del balanceo continuo de las ondas cerebrales que se desarrollan mientras dormimos, y por otro lado la relación entre el bien dormir y el sistema vestibular del oído interno.
Experimento con humanos
Dieciocho jóvenes adultos sanos pasaron una noche en un centro de medicina del sueño con la finalidad de poder registrar diversas variables mientras dormían, como el ritmo cardiaco y respiratorio, así como la información aportada por la encefalografía.
Una vez que se habituaron a este entorno poco habitual, los jóvenes pasaron 18 noches en el centro de medicina del sueño, si bien divididos en dos grupos: uno dormía sobre una cama en movimiento y otro en una cama estática.
Sobre el resultado de este experimento, una de las investigadoras, Laurence Bayer, explica en un comunicado que “pasar una noche de buen sueño significa dormirse pronto y permanecer dormido toda la noche. Observamos que los voluntarios, si bien todos dormían bien, los que se mecían presentaban periodos de sueño más profundos y menos sobresaltos, uno de los factores asociados frecuentemente a mala calidad del sueño”.
El reforzamiento del sueño profundo por el balanceo es la consecuencia directa de la modulación de la actividad de las ondas cerebrales durante el sueño, señalan los investigadores: el balanceo continuo permite sincronizar la actividad neuronal de las redes tálamo-cortinales, que desempeñan un papel importante en la consolidación del sueño, así como de la memoria.
El experimento tuvo una segunda fase, con la finalidad de determinar la importancia del balanceo para la memoria y el afianzamiento de recuerdos. Para ello los investigadores sometieron a los participantes a unos test mnémicos: tenían que aprender juegos de palabras antes de dormirse y recordarlos al despertar.
En este aspecto, el balanceo de la cama durante el sueño también se reveló beneficioso: los resultados eran mejores en el grupo de voluntarios que habían sido mecidos durante el sueño.
Una investigación anterior de la misma universidad había demostrado que el balanceo durante una siesta de 45 minutos ayudaba a la gente a dormir más rápida y profundamente, pero no había conseguido explicar por qué.
La nueva investigación, desarrollada tanto con seres humanos como con roedores, exploró por un lado el impacto del balanceo continuo de las ondas cerebrales que se desarrollan mientras dormimos, y por otro lado la relación entre el bien dormir y el sistema vestibular del oído interno.
Experimento con humanos
Dieciocho jóvenes adultos sanos pasaron una noche en un centro de medicina del sueño con la finalidad de poder registrar diversas variables mientras dormían, como el ritmo cardiaco y respiratorio, así como la información aportada por la encefalografía.
Una vez que se habituaron a este entorno poco habitual, los jóvenes pasaron 18 noches en el centro de medicina del sueño, si bien divididos en dos grupos: uno dormía sobre una cama en movimiento y otro en una cama estática.
Sobre el resultado de este experimento, una de las investigadoras, Laurence Bayer, explica en un comunicado que “pasar una noche de buen sueño significa dormirse pronto y permanecer dormido toda la noche. Observamos que los voluntarios, si bien todos dormían bien, los que se mecían presentaban periodos de sueño más profundos y menos sobresaltos, uno de los factores asociados frecuentemente a mala calidad del sueño”.
El reforzamiento del sueño profundo por el balanceo es la consecuencia directa de la modulación de la actividad de las ondas cerebrales durante el sueño, señalan los investigadores: el balanceo continuo permite sincronizar la actividad neuronal de las redes tálamo-cortinales, que desempeñan un papel importante en la consolidación del sueño, así como de la memoria.
El experimento tuvo una segunda fase, con la finalidad de determinar la importancia del balanceo para la memoria y el afianzamiento de recuerdos. Para ello los investigadores sometieron a los participantes a unos test mnémicos: tenían que aprender juegos de palabras antes de dormirse y recordarlos al despertar.
En este aspecto, el balanceo de la cama durante el sueño también se reveló beneficioso: los resultados eran mejores en el grupo de voluntarios que habían sido mecidos durante el sueño.
También con ratones
Un segundo estudio se desarrolló con ratones y los resultados fueron similares: el movimiento de la estancia en el que estaban durmiendo aumentó la duración del sueño en los roedores, aunque no la calidad, al contrario de lo que había pasado con los humanos.
Este estudio descubrió otro factor importante en la calidad del sueño, el sistema vestibular, formado por partes del oído interno, que procesa la información sensorial relacionada con el control del equilibrio y el movimiento ocular, así como con la orientación espacial.
Los investigadores se valieron de roedores que tenían dañado los receptores sensoriales del oído interno y, en consecuencia, alterada la función vestibular, así como de otro grupo de roedores sanos que servían de control.
Observaron que los ratones con la función vestibular alterada no se beneficiaban del efecto balanceo durante el sueño. Otro de los investigadores, Konstantinos Kompotis, explica al respecto que la estimulación sensorial vestibular durante el balanceo actúa sobre las redes neuronales responsables de las oscilaciones cerebrales específicas del sueño, lo que no ocurre cuando esa estimulación está alterada.
Esta investigación, reveladora sobre los mecanismos poco conocidos del sueño, no se considera concluida. Los científicos se proponen determinar las neuronas concretas implicadas en estos procesos a través de la optogenética, que combina métodos genéticos y ópticos para controlar eventos específicos en ciertas células de tejidos vivos.
Lo que pretenden es precisar las poblaciones de neuronas que reciben los estímulos de los órganos vestibulares antes de transferirlos al circuito del sueño. Cartografiar esta red de comunicación entre ambos sistemas permitirá desarrollar nuevos enfoques para tratar a pacientes con insomnio o con trastornos del estado de ánimo, así como a las personas mayores, que padezcan trastornos del sueño y de la memoria, concluyen los investigadores.
Un segundo estudio se desarrolló con ratones y los resultados fueron similares: el movimiento de la estancia en el que estaban durmiendo aumentó la duración del sueño en los roedores, aunque no la calidad, al contrario de lo que había pasado con los humanos.
Este estudio descubrió otro factor importante en la calidad del sueño, el sistema vestibular, formado por partes del oído interno, que procesa la información sensorial relacionada con el control del equilibrio y el movimiento ocular, así como con la orientación espacial.
Los investigadores se valieron de roedores que tenían dañado los receptores sensoriales del oído interno y, en consecuencia, alterada la función vestibular, así como de otro grupo de roedores sanos que servían de control.
Observaron que los ratones con la función vestibular alterada no se beneficiaban del efecto balanceo durante el sueño. Otro de los investigadores, Konstantinos Kompotis, explica al respecto que la estimulación sensorial vestibular durante el balanceo actúa sobre las redes neuronales responsables de las oscilaciones cerebrales específicas del sueño, lo que no ocurre cuando esa estimulación está alterada.
Esta investigación, reveladora sobre los mecanismos poco conocidos del sueño, no se considera concluida. Los científicos se proponen determinar las neuronas concretas implicadas en estos procesos a través de la optogenética, que combina métodos genéticos y ópticos para controlar eventos específicos en ciertas células de tejidos vivos.
Lo que pretenden es precisar las poblaciones de neuronas que reciben los estímulos de los órganos vestibulares antes de transferirlos al circuito del sueño. Cartografiar esta red de comunicación entre ambos sistemas permitirá desarrollar nuevos enfoques para tratar a pacientes con insomnio o con trastornos del estado de ánimo, así como a las personas mayores, que padezcan trastornos del sueño y de la memoria, concluyen los investigadores.
Referencias
Whole-night continuous rocking entrains spontaneous neural oscillations with benefits for sleep and memory. A. Perrault et al. Current Biology. Vol. 29, February 4, 2019. doi:10.1016/j.cub.2018.12.028.
Rocking promotes sleep in mice through rhythmic stimulation of the vestibular system. K. Kompotis et al. Current Biology. Vol. 29, February 4, 2019. doi:10.1016/j.cub.2018.12.007.
Whole-night continuous rocking entrains spontaneous neural oscillations with benefits for sleep and memory. A. Perrault et al. Current Biology. Vol. 29, February 4, 2019. doi:10.1016/j.cub.2018.12.028.
Rocking promotes sleep in mice through rhythmic stimulation of the vestibular system. K. Kompotis et al. Current Biology. Vol. 29, February 4, 2019. doi:10.1016/j.cub.2018.12.007.