Investigadores del Instituto Nacional de Investigación Polar japonés (NIPR) han revivido y reproducido con éxito a los microscópicos tardígrados, u osos de agua, después de haber sido congelados durante más de 30 años.
Una muestra de musgo recogida en la Antártida en noviembre de 1983, se almacenó a -20 ° C y se descongeló en mayo de 2014. Dos individuos, y un huevo, fueron recuperados de la muestra descongelada y revividos, proporcionando de esta manera el récord de supervivencia de tardígrados en forma animal o de huevo. Posteriormente, uno de los tardígrados revividos y la cría se reprodujeron varias veces después de recuperarse de su criptobiosis de larga duración.
El récord más antiguo y más largo de nematodos revividos después de un almacenamiento en seco es de 39 años (publicado en 1946). Otro récord de reactivación y posterior reproducción de nematodos después de haber sido congelados en musgo tiene 25 años.
En lo que respecta a los tardígrados, los anteriores registros más largos de reactivación tras almacenamiento a largo plazo eran de 9 años para huevos en almacenamiento seco a temperatura ambiente y 8 años para animales en almacenamiento seco bajo un estado congelado.
Estos animales tienen la capacidad de apagar temporalmente sus actividades metabólicas, mediante ciertos estímulos fisiológicos como la desecación y la congelación. Es lo que se denomina "criptobiosis".
En estudios anteriores sobre la supervivencia a largo plazo de los animales microscópicos criptobióticos, se ha observado sobre todo supervivencia, mientras que la recuperación de los animales o su posterior reproducción (es decir, los factores que indican la viabilidad a largo plazo) en general no se han observado.
Los tardígrados, de aproximadamente 0,2 milímetros de longitud, fueron recuperados de una muestra congelada de musgo recogida en la Antártida en noviembre de 1983. En mayo de 2014, se descongeló el musgo (a 3 ° C durante 24 horas) y se sumergió en agua (por 24 horas más).
Dos individuos y un huevo fueron recogidos de la muestra y criados en placas de agar, alimentados con algas. Uno de los tardígrados revividos y la cría que eclosionó desde el huevo reavivado se reprodujeron con éxito.
Una muestra de musgo recogida en la Antártida en noviembre de 1983, se almacenó a -20 ° C y se descongeló en mayo de 2014. Dos individuos, y un huevo, fueron recuperados de la muestra descongelada y revividos, proporcionando de esta manera el récord de supervivencia de tardígrados en forma animal o de huevo. Posteriormente, uno de los tardígrados revividos y la cría se reprodujeron varias veces después de recuperarse de su criptobiosis de larga duración.
El récord más antiguo y más largo de nematodos revividos después de un almacenamiento en seco es de 39 años (publicado en 1946). Otro récord de reactivación y posterior reproducción de nematodos después de haber sido congelados en musgo tiene 25 años.
En lo que respecta a los tardígrados, los anteriores registros más largos de reactivación tras almacenamiento a largo plazo eran de 9 años para huevos en almacenamiento seco a temperatura ambiente y 8 años para animales en almacenamiento seco bajo un estado congelado.
Estos animales tienen la capacidad de apagar temporalmente sus actividades metabólicas, mediante ciertos estímulos fisiológicos como la desecación y la congelación. Es lo que se denomina "criptobiosis".
En estudios anteriores sobre la supervivencia a largo plazo de los animales microscópicos criptobióticos, se ha observado sobre todo supervivencia, mientras que la recuperación de los animales o su posterior reproducción (es decir, los factores que indican la viabilidad a largo plazo) en general no se han observado.
Los tardígrados, de aproximadamente 0,2 milímetros de longitud, fueron recuperados de una muestra congelada de musgo recogida en la Antártida en noviembre de 1983. En mayo de 2014, se descongeló el musgo (a 3 ° C durante 24 horas) y se sumergió en agua (por 24 horas más).
Dos individuos y un huevo fueron recogidos de la muestra y criados en placas de agar, alimentados con algas. Uno de los tardígrados revividos y la cría que eclosionó desde el huevo reavivado se reprodujeron con éxito.
Recuperación
Uno de los tardígrados revividos movió ligeramente su cuarto par de patas en el primer día después de la rehidratación. El proceso de recuperación fue lento, y tardó 2 semanas en gatear y comer. Puso 19 huevos, de los cuales 14 nacieron con éxito.
El otro tardígrado reavivado también movió ligeramente su cuarto par de patas el primer día posterior a la rehidratación. Sin embargo, no se recuperó con éxito y murió 20 días después de la rehidratación.
El menor que eclosionó desde el huevo reavivado comió, creció, y se reprodujo sin que se observara ninguna deformación evidente. Puso 15 huevos, de los cuales 7 eclosionaron con éxito. Las crías fueron identificadas morfológicamente como Acutuncus antarcticus, una especie endémica de la Antártida.
El posible daño acumulado a lo largo de 30 años de criptobiosis explica el largo tiempo de recuperación necesario para los animales y el tiempo requerido por los primeros huevos puestos después de la reactivación para salir del cascarón.
Por otro lado, no se observó daño evidente en el animal que eclosionó del huevo reavivado. "Nuestro equipo pretende ahora desentrañar los mecanismos subyacentes en la supervivencia a largo plazo de los organismos criptobióticos mediante el estudio de daños en el ADN de tardígrados y su capacidad para repararlo", dice Megumu Tsujimto, el investigador principal del Instituto, en la nota de prensa de éste.
Uno de los tardígrados revividos movió ligeramente su cuarto par de patas en el primer día después de la rehidratación. El proceso de recuperación fue lento, y tardó 2 semanas en gatear y comer. Puso 19 huevos, de los cuales 14 nacieron con éxito.
El otro tardígrado reavivado también movió ligeramente su cuarto par de patas el primer día posterior a la rehidratación. Sin embargo, no se recuperó con éxito y murió 20 días después de la rehidratación.
El menor que eclosionó desde el huevo reavivado comió, creció, y se reprodujo sin que se observara ninguna deformación evidente. Puso 15 huevos, de los cuales 7 eclosionaron con éxito. Las crías fueron identificadas morfológicamente como Acutuncus antarcticus, una especie endémica de la Antártida.
El posible daño acumulado a lo largo de 30 años de criptobiosis explica el largo tiempo de recuperación necesario para los animales y el tiempo requerido por los primeros huevos puestos después de la reactivación para salir del cascarón.
Por otro lado, no se observó daño evidente en el animal que eclosionó del huevo reavivado. "Nuestro equipo pretende ahora desentrañar los mecanismos subyacentes en la supervivencia a largo plazo de los organismos criptobióticos mediante el estudio de daños en el ADN de tardígrados y su capacidad para repararlo", dice Megumu Tsujimto, el investigador principal del Instituto, en la nota de prensa de éste.
Referencia bibliográfica:
Megumu Tsujimoto, Satoshi Imura, Hiroshi Kanda: Recovery and reproduction of an Antarctic tardigrade retrieved from a moss sample frozen for over 30 years. Cryobiology (2016). DOI: 10.1016/j.cryobiol.2015.12.003
Megumu Tsujimoto, Satoshi Imura, Hiroshi Kanda: Recovery and reproduction of an Antarctic tardigrade retrieved from a moss sample frozen for over 30 years. Cryobiology (2016). DOI: 10.1016/j.cryobiol.2015.12.003