Existe una relación entre las reacciones humanas a los malos olores corporales y determinadas actitudes políticas, según una investigación desarrollada en la Universidad de Estocolmo.
Según esta investigación, las personas que son muy sensibles a los olores desagradables, especialmente los corporales, prefieren vivir en una sociedad que tenga un líder autoritario, capaz de frenar la convivencia entre grupos étnicos diferentes.
La investigación se basó en una encuesta on line a 200 personas realizada en abril de 2013. Eran de diferentes países y con distintos niveles formativos, de los que el 49% eran asiáticos, el 43% blancos, el 5% afroamericanos y el 2,5% latinoamericanos.
Estableció varias escalas del tipo body-odour disgust scale (BODS) para que los participantes del estudio pudieran calificar sus niveles de molestia frente a los olores corporales, tanto propios como ajenos.
La encuesta incluía preguntas sobre sus opiniones políticas y, en el caso de los habitantes de Estados Unidos, se añadieron otras sobre la carrera presidencial de 2016, momento en que Donald Trump era un candidato presidencial con actitudes autoritarias.
Según explican los investigadores en un comunicado, la investigación demuestra que las personas que se sienten más afectadas por los malos olores son más propicios a votar a personajes como Donald Trump, frente a otro candidato más social.
Destacan que el discurso de Trump enfatiza su rechazo hacia determinados tipos de mujeres o los inmigrantes y que eso atrae a personas que prefieren no compartir espacios con otros grupos humanos.
En líneas generales, la investigación destaca el disgusto del olor corporal como un nuevo y prometedor dominio en la investigación de la psicología política. El autoritarismo y los BODS pueden ser parte del deseo natural de evitar enfermedades, y los resultados de este trabajo confirman que las actitudes sociales contemporáneas pueden estar enraizadas en las funciones sensoriales básicas.
Según esta investigación, las personas que son muy sensibles a los olores desagradables, especialmente los corporales, prefieren vivir en una sociedad que tenga un líder autoritario, capaz de frenar la convivencia entre grupos étnicos diferentes.
La investigación se basó en una encuesta on line a 200 personas realizada en abril de 2013. Eran de diferentes países y con distintos niveles formativos, de los que el 49% eran asiáticos, el 43% blancos, el 5% afroamericanos y el 2,5% latinoamericanos.
Estableció varias escalas del tipo body-odour disgust scale (BODS) para que los participantes del estudio pudieran calificar sus niveles de molestia frente a los olores corporales, tanto propios como ajenos.
La encuesta incluía preguntas sobre sus opiniones políticas y, en el caso de los habitantes de Estados Unidos, se añadieron otras sobre la carrera presidencial de 2016, momento en que Donald Trump era un candidato presidencial con actitudes autoritarias.
Según explican los investigadores en un comunicado, la investigación demuestra que las personas que se sienten más afectadas por los malos olores son más propicios a votar a personajes como Donald Trump, frente a otro candidato más social.
Destacan que el discurso de Trump enfatiza su rechazo hacia determinados tipos de mujeres o los inmigrantes y que eso atrae a personas que prefieren no compartir espacios con otros grupos humanos.
En líneas generales, la investigación destaca el disgusto del olor corporal como un nuevo y prometedor dominio en la investigación de la psicología política. El autoritarismo y los BODS pueden ser parte del deseo natural de evitar enfermedades, y los resultados de este trabajo confirman que las actitudes sociales contemporáneas pueden estar enraizadas en las funciones sensoriales básicas.
Separación étnica
Los investigadores entienden que el deseo de tener líderes fuertes que puedan reprimir los movimientos sociales radicales está asociado a la necesidad de asegurar que no hay convivencia étnica, y que por ello las personas sensibles a olores corporales apuestan por un modelo de sociedad que reduce el contacto entre diferentes comunidades. Este sentimiento se refuerza con la creencia de que ese contacto puede ser origen de enfermedades.
También señalan la necesidad de comprender mejor los mecanismos que relacionan la reacciones emocionales básicas con los olores corporales y las actitudes ideológicas, ya que esa relación puede provocar agresión hacia otros grupos étnicos, totalmente injustificadas desde el punto de vista científico, pero con potenciales repercusiones sociales negativas.
Los resultados del estudio podrían interpretarse como una sugerencia de que las opiniones políticas autoritarias son innatas y difíciles de cambiar. Sin embargo, los investigadores creen que esas opiniones se pueden cambiar incluso si están profundamente asentadas.
"La investigación ha demostrado que las creencias pueden cambiar. Si el contacto se crea entre grupos, los autoritarismos pueden cambiar. No está tallado en piedra. Todo lo contrario, las creencias se pueden actualizar cuando aprendemos cosas nuevas", concluyen.
Los investigadores entienden que el deseo de tener líderes fuertes que puedan reprimir los movimientos sociales radicales está asociado a la necesidad de asegurar que no hay convivencia étnica, y que por ello las personas sensibles a olores corporales apuestan por un modelo de sociedad que reduce el contacto entre diferentes comunidades. Este sentimiento se refuerza con la creencia de que ese contacto puede ser origen de enfermedades.
También señalan la necesidad de comprender mejor los mecanismos que relacionan la reacciones emocionales básicas con los olores corporales y las actitudes ideológicas, ya que esa relación puede provocar agresión hacia otros grupos étnicos, totalmente injustificadas desde el punto de vista científico, pero con potenciales repercusiones sociales negativas.
Los resultados del estudio podrían interpretarse como una sugerencia de que las opiniones políticas autoritarias son innatas y difíciles de cambiar. Sin embargo, los investigadores creen que esas opiniones se pueden cambiar incluso si están profundamente asentadas.
"La investigación ha demostrado que las creencias pueden cambiar. Si el contacto se crea entre grupos, los autoritarismos pueden cambiar. No está tallado en piedra. Todo lo contrario, las creencias se pueden actualizar cuando aprendemos cosas nuevas", concluyen.
Referencia
Body odour disgust sensitivity predicts authoritarian attitudes. Royal Society Open Science, DOI: 10.1098/rsos.171091
Body odour disgust sensitivity predicts authoritarian attitudes. Royal Society Open Science, DOI: 10.1098/rsos.171091