Los 'robots asesinos' podrían servir para sustituir a humanos en el campo de batalla, pero se corre el riesgo de que al final acometan actos terribles contra civiles inocentes, alertan los expertos. Imagen: Jesse-lee Lang. Fuente: PhotoXpress.
Esta semana se ha hecho pública una carta abierta firmada por más de 16.000 personas, la mayoría de ellas investigadores de Inteligencia Artificial y robótica, en la que se pide la prohibición de armas autónomas capaces "de seleccionar y atacar objetivos sin intervención humana alguna".
La presentación de la carta fue realizada aprovechando la inauguración de la Conferencia de Inteligencia Artificial (IJCAI) que se celebra entre el 25 y el 31 de julio en Buenos Aires (Argentina).
Entre sus firmantes están el célebre astrofísico Stephen Hawking, el famoso director general del fabricante de coches eléctricos Tesla, Elon Musk; el lingüista estadounidense Noam Chomsky o el cofundador de Apple, Steve Wozniak. El documento constituye un nuevo aviso de los peligros potenciales de la inteligencia artificial (IA) aplicada al terreno militar, según Le Monde.
Máquinas soldado y helicópteros selectivos
Pero, ¿qué peligrosas máquinas señalan los expertos como temibles? Por ejemplo, los cuadricópteros o quadcopters armados (un tipo de helicópteros con cuatro hélices), capaces de buscar y eliminar a personas que cumplan con ciertos criterios predefinidos, o las máquinas para sustituir a soldados humanos en los campos de batalla.
Según los firmantes de la carta abierta, la tecnología de Inteligencia Artificial (IA) ha llegado a un punto en que permite el desarrollo de este tipo de sistemas, y hay mucho en juego, consideran, pues las armas autónomas se han descrito ya como la tercera revolución bélica de la humanidad, tras la pólvora y las armas nucleares.
"La pregunta clave para la humanidad actual es si desea iniciar una carrera mundial de armas de IA o evitar que esta se inicie. Si alguna potencia militar sigue adelante con el desarrollo de armas de IA, será prácticamente inevitable que esa carrera mundial de armas se produzca. El punto final de esta trayectoria tecnológica es obvio: las armas autónomas se convertirán en los Kalashnikovs del mañana. A diferencia de las armas nucleares, las armas autónomas no requieren de materias primas costosas o difíciles de obtener, por lo que se convertirán en armas ubicuas y baratas, que todos los poderes militares podrán producir en masa. Sólo será cuestión de tiempo que (estas armas) aparezcan en el mercado negro y caigan en manos de terroristas, dictadores que deseen controlar mejor a su población, de señores de la guerra que deseen perpetrar limpiezas étnicas, etc. Las armas autónomas son ideales para objetivos tales como asesinatos, la desestabilización de países o el sometimiento de poblaciones matando selectivamente a grupos étnicos particulares. Por ello, creemos que una carrera de armas IA no resultarábeneficioso para la humanidad", escriben los especialistas.
La presentación de la carta fue realizada aprovechando la inauguración de la Conferencia de Inteligencia Artificial (IJCAI) que se celebra entre el 25 y el 31 de julio en Buenos Aires (Argentina).
Entre sus firmantes están el célebre astrofísico Stephen Hawking, el famoso director general del fabricante de coches eléctricos Tesla, Elon Musk; el lingüista estadounidense Noam Chomsky o el cofundador de Apple, Steve Wozniak. El documento constituye un nuevo aviso de los peligros potenciales de la inteligencia artificial (IA) aplicada al terreno militar, según Le Monde.
Máquinas soldado y helicópteros selectivos
Pero, ¿qué peligrosas máquinas señalan los expertos como temibles? Por ejemplo, los cuadricópteros o quadcopters armados (un tipo de helicópteros con cuatro hélices), capaces de buscar y eliminar a personas que cumplan con ciertos criterios predefinidos, o las máquinas para sustituir a soldados humanos en los campos de batalla.
Según los firmantes de la carta abierta, la tecnología de Inteligencia Artificial (IA) ha llegado a un punto en que permite el desarrollo de este tipo de sistemas, y hay mucho en juego, consideran, pues las armas autónomas se han descrito ya como la tercera revolución bélica de la humanidad, tras la pólvora y las armas nucleares.
"La pregunta clave para la humanidad actual es si desea iniciar una carrera mundial de armas de IA o evitar que esta se inicie. Si alguna potencia militar sigue adelante con el desarrollo de armas de IA, será prácticamente inevitable que esa carrera mundial de armas se produzca. El punto final de esta trayectoria tecnológica es obvio: las armas autónomas se convertirán en los Kalashnikovs del mañana. A diferencia de las armas nucleares, las armas autónomas no requieren de materias primas costosas o difíciles de obtener, por lo que se convertirán en armas ubicuas y baratas, que todos los poderes militares podrán producir en masa. Sólo será cuestión de tiempo que (estas armas) aparezcan en el mercado negro y caigan en manos de terroristas, dictadores que deseen controlar mejor a su población, de señores de la guerra que deseen perpetrar limpiezas étnicas, etc. Las armas autónomas son ideales para objetivos tales como asesinatos, la desestabilización de países o el sometimiento de poblaciones matando selectivamente a grupos étnicos particulares. Por ello, creemos que una carrera de armas IA no resultarábeneficioso para la humanidad", escriben los especialistas.
El peligro de la impunidad
Los autores de la presente carta hablan en realidad de un futurible, porque las armas completamente autónomas como tal aún no existen. Sin embargo, están cada vez más cerca, pues sí que existen ya, por ejemplo, sistemas "semiautónomos", como los aviones no tripulados capaces de despegar, volar y aterrizar sin dirección humana alguna.
El pasado mes de abril, delegados de la Convención de las Naciones Unidas sobre Ciertas Armas Convencionales se reunieron en Ginebra (Suiza) para hablar sobre estas armas completamente autónomas (que han sido bautizadas como 'robots asesinos') y sus potenciales peligros.
Con motivo de esta reunión, la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Harvard y la organización Human Rights Watch publicaron entonces el informe “Mind the Gap: The Lack of Accountability for Killer Robots” (“¡Cuidado con la brecha!: La falta de rendición de cuentas de los robots de combate”), en el que se señala el riesgo de que programadores, fabricantes y personal militar queden exentos de toda responsabilidad penal por las muertes que podrían ocasionar estas armas, por lo que es necesario un tratado internacional de prohibición de su fabricación.
“El vacío en la rendición de cuentas significa que no hay disuasión para futuros delitos, ni reparación para las víctimas, ni ninguna condenación social del responsable”, ha señalado en un comunicado de Human Rights Watch Bonnie Docherty, investigadora principal de la división de Armas de la organización y autora principal del informe.
“Los numerosos obstáculos a la justicia que afrontan las potenciales víctimas demuestran por qué necesitamos con urgencia una prohibición de las armas completamente autónomas”, añade Docherty.
Evitar un escenario oscuro
En 2007, ya se alertó de la posibilidad de que el hecho de que se pierda el control sobre la inteligencia artificial armada pueda llevarnos a un escenario bastante oscuro. Lo hizo un equipo internacional de científicos y académicos pertenecientes a EURON (EUropean RObotics research Network). Estos especialistas elaboraron además un prototipo de “código de ética” para los robots.
Entre sus recomendaciones se destacaba la necesidad de asegurarse el control de los humanos sobre los robots, la prevención de su utilización nociva o ilegal, la protección de los datos que éstos obtengan y el seguimiento exhaustivo de su actividad. Las recomendaciones actuales, como vemos, son aún más radicales: la prohibición absoluta de este uso bélico de la tecnología.
Los autores de la presente carta hablan en realidad de un futurible, porque las armas completamente autónomas como tal aún no existen. Sin embargo, están cada vez más cerca, pues sí que existen ya, por ejemplo, sistemas "semiautónomos", como los aviones no tripulados capaces de despegar, volar y aterrizar sin dirección humana alguna.
El pasado mes de abril, delegados de la Convención de las Naciones Unidas sobre Ciertas Armas Convencionales se reunieron en Ginebra (Suiza) para hablar sobre estas armas completamente autónomas (que han sido bautizadas como 'robots asesinos') y sus potenciales peligros.
Con motivo de esta reunión, la Clínica Internacional de Derechos Humanos de la Facultad de Derecho de Harvard y la organización Human Rights Watch publicaron entonces el informe “Mind the Gap: The Lack of Accountability for Killer Robots” (“¡Cuidado con la brecha!: La falta de rendición de cuentas de los robots de combate”), en el que se señala el riesgo de que programadores, fabricantes y personal militar queden exentos de toda responsabilidad penal por las muertes que podrían ocasionar estas armas, por lo que es necesario un tratado internacional de prohibición de su fabricación.
“El vacío en la rendición de cuentas significa que no hay disuasión para futuros delitos, ni reparación para las víctimas, ni ninguna condenación social del responsable”, ha señalado en un comunicado de Human Rights Watch Bonnie Docherty, investigadora principal de la división de Armas de la organización y autora principal del informe.
“Los numerosos obstáculos a la justicia que afrontan las potenciales víctimas demuestran por qué necesitamos con urgencia una prohibición de las armas completamente autónomas”, añade Docherty.
Evitar un escenario oscuro
En 2007, ya se alertó de la posibilidad de que el hecho de que se pierda el control sobre la inteligencia artificial armada pueda llevarnos a un escenario bastante oscuro. Lo hizo un equipo internacional de científicos y académicos pertenecientes a EURON (EUropean RObotics research Network). Estos especialistas elaboraron además un prototipo de “código de ética” para los robots.
Entre sus recomendaciones se destacaba la necesidad de asegurarse el control de los humanos sobre los robots, la prevención de su utilización nociva o ilegal, la protección de los datos que éstos obtengan y el seguimiento exhaustivo de su actividad. Las recomendaciones actuales, como vemos, son aún más radicales: la prohibición absoluta de este uso bélico de la tecnología.