El tipo de sistema familiar durante el embarazo y el primer año de un bebé predice la forma en que el niño procesará la información emocional en un futuro, ha revelado un estudio longitudinal de diez años de duración, llevado a cabo en la Universidad de Tampere (Finlandia). Los resultados destacan la importancia de todo el sistema familiar en el desarrollo emocional de los pequeños, y no solo de la relación temprana madre-hijo.
Los participantes en el estudio fueron 79 niños de diez años de edad, de diferentes tipos de familia. En el entorno experimental, se enseñó a estos niños imágenes emocionalmente positivas -de caras felices- e imágenes amenazantes, de rostros enojados.
Para la investigación, se utilizó además una técnica de Paradigma Dot-Probe, basada en la velocidad de reacción (a las imágenes). Así, en la tarea realizada por los pequeños se evaluó si estos centraban su atención en los estímulos emocionales de las imágenes o en otros elementos. Este tipo de sesgos atencionales indican formas automáticas y, a menudo inconscientes, de hacer frente a la emoción.
Resultó común entre los niños procedentes de familias cohesivas (familias en las que los progenitores tenían una buena relación de pareja, y ambos una relación estrecha con el bebé) que estos prestasen atención en primer lugar a los estímulos amenazadores; para a continuación desconectar de ellos.
La sensibilidad a los estímulos amenazantes puede facilitar el darse cuenta de los estados emocionales de otras personas. Por otra parte, desconectarse de ellos también demuestra una capacidad eficiente y flexible para regular las experiencias emocionales negativas.
Los participantes en el estudio fueron 79 niños de diez años de edad, de diferentes tipos de familia. En el entorno experimental, se enseñó a estos niños imágenes emocionalmente positivas -de caras felices- e imágenes amenazantes, de rostros enojados.
Para la investigación, se utilizó además una técnica de Paradigma Dot-Probe, basada en la velocidad de reacción (a las imágenes). Así, en la tarea realizada por los pequeños se evaluó si estos centraban su atención en los estímulos emocionales de las imágenes o en otros elementos. Este tipo de sesgos atencionales indican formas automáticas y, a menudo inconscientes, de hacer frente a la emoción.
Resultó común entre los niños procedentes de familias cohesivas (familias en las que los progenitores tenían una buena relación de pareja, y ambos una relación estrecha con el bebé) que estos prestasen atención en primer lugar a los estímulos amenazadores; para a continuación desconectar de ellos.
La sensibilidad a los estímulos amenazantes puede facilitar el darse cuenta de los estados emocionales de otras personas. Por otra parte, desconectarse de ellos también demuestra una capacidad eficiente y flexible para regular las experiencias emocionales negativas.
El efecto de la falta de límites
En cambio, los niños de familias no cohesivas (aquellas en las que la relación matrimonial no era buena y había poco afecto) centraron primero su atención en los estímulos amenazadores, pero, a diferencia del primer grupo, trasladaron su atención lejos de dichos estímulos, en lugar de desengancharse de ellos.
Este tipo de evasión atencional o de 'huida' se asocia a menudo con intentos automáticos de regular las experiencias negativas y de limitar el procesamiento de información sobre amenazas. El niño puede haber desarrollado esta disposición para intentar regular sus propios sentimientos en un ambiente familiar conflictivo y emocionalmente distante.
Por último, aquellos niños de familias en las que los padres tenían dificultades para mantener los límites y carecían de confianza en sí mismos como padres centraron su atención en los estímulos amenazantes y mantuvieron su atención sobre ellos.
Quedarse 'atascado' en estos estímulos se asocia a menudo con dificultades para regular las experiencias emocionales negativas. El niño puede haber desarrollado este rasgo con el fin de aumentar sus experiencias emocionales y llamar la atención y cuidado en un ambiente familiar inseguro.
La importancia de todo el sistema
Estos resultados han sido interpretados desde el punto de vista de la regulación emocional. "Los niños pueden haber desarrollado estas estrategias de regulación emocional con el fin de adaptarse a su entorno familiar. Esta adaptación puede explicar, en parte, el riesgo posterior de los niños a sufrir trastornos de ansiedad y dificultades en las relaciones sociales", explica uno de los autores del estudio, el investigador Jallu Lindblom.
"Esta investigación abre nuevas vías de análisis, ya que los tipos de sistemas de familia no han sido previamente modelados con el tiempo. Los análisis sobre la regulación emocional después del primer año del niño también son raros", añade Lindblom.
Asimismo, señalan los científicos, el estudio "amplía el ámbito de aplicación de la la teoría del apego, que pone de relieve la importancia de la relación madre-hijo. La familia debe ser considerada como un todo, incluyendo la crianza temprana por parte de los padres y la relación de pareja. Esto es algo que debe ser tomado en cuenta en los dispensarios para niños y en las clases prenatales".
En cambio, los niños de familias no cohesivas (aquellas en las que la relación matrimonial no era buena y había poco afecto) centraron primero su atención en los estímulos amenazadores, pero, a diferencia del primer grupo, trasladaron su atención lejos de dichos estímulos, en lugar de desengancharse de ellos.
Este tipo de evasión atencional o de 'huida' se asocia a menudo con intentos automáticos de regular las experiencias negativas y de limitar el procesamiento de información sobre amenazas. El niño puede haber desarrollado esta disposición para intentar regular sus propios sentimientos en un ambiente familiar conflictivo y emocionalmente distante.
Por último, aquellos niños de familias en las que los padres tenían dificultades para mantener los límites y carecían de confianza en sí mismos como padres centraron su atención en los estímulos amenazantes y mantuvieron su atención sobre ellos.
Quedarse 'atascado' en estos estímulos se asocia a menudo con dificultades para regular las experiencias emocionales negativas. El niño puede haber desarrollado este rasgo con el fin de aumentar sus experiencias emocionales y llamar la atención y cuidado en un ambiente familiar inseguro.
La importancia de todo el sistema
Estos resultados han sido interpretados desde el punto de vista de la regulación emocional. "Los niños pueden haber desarrollado estas estrategias de regulación emocional con el fin de adaptarse a su entorno familiar. Esta adaptación puede explicar, en parte, el riesgo posterior de los niños a sufrir trastornos de ansiedad y dificultades en las relaciones sociales", explica uno de los autores del estudio, el investigador Jallu Lindblom.
"Esta investigación abre nuevas vías de análisis, ya que los tipos de sistemas de familia no han sido previamente modelados con el tiempo. Los análisis sobre la regulación emocional después del primer año del niño también son raros", añade Lindblom.
Asimismo, señalan los científicos, el estudio "amplía el ámbito de aplicación de la la teoría del apego, que pone de relieve la importancia de la relación madre-hijo. La familia debe ser considerada como un todo, incluyendo la crianza temprana por parte de los padres y la relación de pareja. Esto es algo que debe ser tomado en cuenta en los dispensarios para niños y en las clases prenatales".
Referencia bibliográfica:
Lindblom Jallu, Peltola Mikko J., Vänskä Mervi, Hietanen Jari K., Laakso Anu, Tiitinen Aila, Tulppala Maija, Punamäki Raija-Leena. Early family system types predict children’s emotional attention biases at school age. International Journal of Behavioral Development (2015). DOI: 10.1177/0165025415620856.
Lindblom Jallu, Peltola Mikko J., Vänskä Mervi, Hietanen Jari K., Laakso Anu, Tiitinen Aila, Tulppala Maija, Punamäki Raija-Leena. Early family system types predict children’s emotional attention biases at school age. International Journal of Behavioral Development (2015). DOI: 10.1177/0165025415620856.