Belén Benito.
Ayer, 23 de febrero de 2015, se registró en el centro de la Península Ibérica un terremoto de magnitud 5.2 en la escala de Richter, con epicentro cercano a la población manchega de Ossa de Montiel.
Afortunadamente, el seísmo, aún más intenso que el que sacudió Lorca con consecuencias fatales en 2011 (este tuvo una magnitud de 5.1), no ha causado daños personales ni materiales. En 2007, en esa misma zona se produjo otro terremoto de magnitud similar, en este caso con epicentro en Pedro Muñoz (Ciudad Real).
Belén Benito es Catedrática de Universidad, adscrita al Departamento de Ingeniería Topográfica y Cartografía de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros en Topográfica, Geodesia y Cartografía (ETSITGC) de la Universidad Politécnica de Madrid, UPM. Además, es especialista en peligrosidad sísmica y socia fundadora de GEOLYDER, una empresa, miembro del holding tecnológico eGauss, que se ha convertido en uno de los grupos referentes en España y Latinoamérica en el campo de la peligrosidad y el riesgo sísmico.
Benito ha explicado en la siguiente entrevista para Tendencias21 las características del terremoto de ayer en Albacete, y las condiciones sísmicas en que actualmente se encuentra la Península Ibérica. Según la especialista, este sismo no ha sido un fenómeno sorprendente, pues la zona en que se produjo es un área de sismicidad baja a moderada.
Además, señala Benito, actualmente en nuestro país hay centenares de fallas activas, la mayoría concentradas en la zona de las cordilleras Béticas, que es la de mayor sismicidad. Por ello, en el sur y sureste español ha habido numerosos sismos destructores en el pasado, concretamente en las provincias de Alicante, Valencia, Murcia, y gran parte de las provincias de Andalucía. También los ha habido en la zona Cataluña y Pirineos. En todas estas áreas, concluye la investigadora, existe hoy un riesgo sísmico relevante; lo que significa que pueden esperarse terremotos de mayor magnitud que el de ayer, de hasta 6.5 ó 7 en la escala Richter.
¿El terremoto de ayer en Albacete era previsible?
Podemos decir más bien que no fue muy sorprendente, ya que ha ocurrido en una zona de sismicidad moderada (en el contexto español) donde un terremoto de magnitud próxima a 5 puede esperarse en cualquier momento.
En la misma zona, desde el año 2007, se han registrado dos terremotos relevantes (el primero en Pedro Muñoz, Ciudad Real) ¿Son representativos de una actividad sísmica irregular?
Efectivamente, el terremoto de ayer es el segundo registrado en la zona con magnitud mayor que 5, ya que el de 2007 fue de magnitud 5.2. Previamente, ya habían ocurrido otros sismos de magnitud en torno a 4, y también se tiene constancia de sismos sentidos en época pre-instrumental.
Es decir, debemos hablar más bien de una zona de actividad sísmica moderada, más que irregular. Tampoco se puede hablar de que la zona sea una "nueva zona sísmica", como se ha dicho, dado que se conoce en ella la existencia de sismos desde época histórica.
Afortunadamente, el seísmo, aún más intenso que el que sacudió Lorca con consecuencias fatales en 2011 (este tuvo una magnitud de 5.1), no ha causado daños personales ni materiales. En 2007, en esa misma zona se produjo otro terremoto de magnitud similar, en este caso con epicentro en Pedro Muñoz (Ciudad Real).
Belén Benito es Catedrática de Universidad, adscrita al Departamento de Ingeniería Topográfica y Cartografía de la Escuela Técnica Superior de Ingenieros en Topográfica, Geodesia y Cartografía (ETSITGC) de la Universidad Politécnica de Madrid, UPM. Además, es especialista en peligrosidad sísmica y socia fundadora de GEOLYDER, una empresa, miembro del holding tecnológico eGauss, que se ha convertido en uno de los grupos referentes en España y Latinoamérica en el campo de la peligrosidad y el riesgo sísmico.
Benito ha explicado en la siguiente entrevista para Tendencias21 las características del terremoto de ayer en Albacete, y las condiciones sísmicas en que actualmente se encuentra la Península Ibérica. Según la especialista, este sismo no ha sido un fenómeno sorprendente, pues la zona en que se produjo es un área de sismicidad baja a moderada.
Además, señala Benito, actualmente en nuestro país hay centenares de fallas activas, la mayoría concentradas en la zona de las cordilleras Béticas, que es la de mayor sismicidad. Por ello, en el sur y sureste español ha habido numerosos sismos destructores en el pasado, concretamente en las provincias de Alicante, Valencia, Murcia, y gran parte de las provincias de Andalucía. También los ha habido en la zona Cataluña y Pirineos. En todas estas áreas, concluye la investigadora, existe hoy un riesgo sísmico relevante; lo que significa que pueden esperarse terremotos de mayor magnitud que el de ayer, de hasta 6.5 ó 7 en la escala Richter.
¿El terremoto de ayer en Albacete era previsible?
Podemos decir más bien que no fue muy sorprendente, ya que ha ocurrido en una zona de sismicidad moderada (en el contexto español) donde un terremoto de magnitud próxima a 5 puede esperarse en cualquier momento.
En la misma zona, desde el año 2007, se han registrado dos terremotos relevantes (el primero en Pedro Muñoz, Ciudad Real) ¿Son representativos de una actividad sísmica irregular?
Efectivamente, el terremoto de ayer es el segundo registrado en la zona con magnitud mayor que 5, ya que el de 2007 fue de magnitud 5.2. Previamente, ya habían ocurrido otros sismos de magnitud en torno a 4, y también se tiene constancia de sismos sentidos en época pre-instrumental.
Es decir, debemos hablar más bien de una zona de actividad sísmica moderada, más que irregular. Tampoco se puede hablar de que la zona sea una "nueva zona sísmica", como se ha dicho, dado que se conoce en ella la existencia de sismos desde época histórica.
¿Cree que el terremoto aconseja replantearse el futuro almacén nuclear de Villar de Cañas, situado a unos 82 kilómetros del epicentro?
Este terremoto viene a confirmar que la zona no es asísmica y que con relativa frecuencia se pueden producir sismos de una magnitud en torno a 5. En principio, el almacén debería estar diseñado para resistir movimientos muy superiores al que pueden producir sismos de esta magnitud y a ese orden de distancias.
Pero habría que investigar bien si se pueden producir sismos de mayor magnitud y mas próximos, que al generar mayores movimientos pudieran poner en riesgo al almacén. Esto es solo por hablar de la seguridad desde el punto de vista sísmico.
No obstante, el futuro del almacén debería plantearse examinando no solo el riesgo sísmico, sino otros riesgos geológicos, geotécnicos, hidrogeológicos, que podrían tener más importancia que el sísmico.
¿Es aconsejable mantener los tres permisos de 'fracking' concedidos en Esteros, Almorada y Nava, próximos al epicentro, con extensiones que alcanzan entre 20.000 y 26.000 hectáreas?
Mas que opinar sobre el tema de los permisos, lo que si me parece indudable es la necesidad de hacer estudios de la sismicidad inducida que el fracking pudiera generar, el impacto que puede tener en la peligrosidad sísmica de la zona y si ello pone en riesgo a las poblaciones vecinas. Y en caso de que así fuera, obviamente, no debería practicarse esta técnica en esa zona.
¿Por qué este terremoto, de mayor magnitud que el de Lorca, no ha sido tan catastrófico como aquél?
Hay varios factores que condicionan la dimensión de la catástrofe, además de la magnitud del sismo. Uno de ellos es la profundidad del foco, y el de Lorca fue mucho mas superficial, con profundidad de dos kilómetros en lugar de 10 kilómetros, como se ha asignado a este sismo.
Además, Lorca se encuentra justo encima de la falla de Alhama de Murcia, responsable del terremoto de 2011, mientras que en el terremoto de ayer la población más cercana al epicentro, Ossa de Montiel, se localiza a unos 12 kilómetros de distancia.
La distancia y profundidad focales son determinantes, porque el movimiento se va atenuando y la aceleración del mismo va decreciendo con ambas variables. Y lo que causa el daño no es la magnitud del terremoto, sino la aceleración con la que llegan las ondas sísmicas.
Este terremoto viene a confirmar que la zona no es asísmica y que con relativa frecuencia se pueden producir sismos de una magnitud en torno a 5. En principio, el almacén debería estar diseñado para resistir movimientos muy superiores al que pueden producir sismos de esta magnitud y a ese orden de distancias.
Pero habría que investigar bien si se pueden producir sismos de mayor magnitud y mas próximos, que al generar mayores movimientos pudieran poner en riesgo al almacén. Esto es solo por hablar de la seguridad desde el punto de vista sísmico.
No obstante, el futuro del almacén debería plantearse examinando no solo el riesgo sísmico, sino otros riesgos geológicos, geotécnicos, hidrogeológicos, que podrían tener más importancia que el sísmico.
¿Es aconsejable mantener los tres permisos de 'fracking' concedidos en Esteros, Almorada y Nava, próximos al epicentro, con extensiones que alcanzan entre 20.000 y 26.000 hectáreas?
Mas que opinar sobre el tema de los permisos, lo que si me parece indudable es la necesidad de hacer estudios de la sismicidad inducida que el fracking pudiera generar, el impacto que puede tener en la peligrosidad sísmica de la zona y si ello pone en riesgo a las poblaciones vecinas. Y en caso de que así fuera, obviamente, no debería practicarse esta técnica en esa zona.
¿Por qué este terremoto, de mayor magnitud que el de Lorca, no ha sido tan catastrófico como aquél?
Hay varios factores que condicionan la dimensión de la catástrofe, además de la magnitud del sismo. Uno de ellos es la profundidad del foco, y el de Lorca fue mucho mas superficial, con profundidad de dos kilómetros en lugar de 10 kilómetros, como se ha asignado a este sismo.
Además, Lorca se encuentra justo encima de la falla de Alhama de Murcia, responsable del terremoto de 2011, mientras que en el terremoto de ayer la población más cercana al epicentro, Ossa de Montiel, se localiza a unos 12 kilómetros de distancia.
La distancia y profundidad focales son determinantes, porque el movimiento se va atenuando y la aceleración del mismo va decreciendo con ambas variables. Y lo que causa el daño no es la magnitud del terremoto, sino la aceleración con la que llegan las ondas sísmicas.
¿Qué otras áreas de España también están en zonas de fallas? ¿Hay riego de terremotos relevantes en ellas?
Hay centenares de fallas activas en la Península Ibérica, la mayoría concentradas en la zona de las cordilleras Béticas, que por ello es la de mayor sismicidad. En el sur y sureste español ha habido numerosos sismos destructores en el pasado, concretamente en las provincias de Alicante, Valencia, Murcia y prácticamente en toda Andalucía.
También los ha habido en la zona Cataluña y Pirineos. Todas ellas son áreas donde existe un riesgo sísmico relevante, aunque esa conciencia tal vez se ha perdido porque en el siglo XX no ocurrieron sismos destructores en nuestro país. Pero ya hemos tenido el caso de Lorca 2011, a comienzos del siglo XXI, y podemos esperar sismos de mayor magnitud, hasta 6.5 o 7.
¿Qué medidas preventivas se pueden tomar para preservar la seguridad de las personas ante estos riesgos?
Esencialmente hay dos tipos de medidas preventivas que han demostrado ser eficaces. Por un lado, la predicción del movimiento que se puede esperar por terremotos en una zona a largo plazo, lo que se conoce como "peligrosidad sísmica", y el diseño sismorresistente de las estructuras y edificaciones para resistir ese movimiento. En esto se basan las normas antisísmicas de la construcción, que en algunos países como España son de obligado cumplimiento.
Por otra parte, la estimación de las pérdidas (humanas y materiales) asociadas a esos movimientos esperados, lo que se conoce como "riesgo sísmico". Esto es de gran utilidad para elaborar planes de emergencia ante posibles terremotos futuros, con el fin último de salvaguardar vidas y proteger a la población.
Además, las pérdidas y daños no dependen solo del movimiento sísmico, sino también (y decisivamente) de la vulnerabilidad de las estructuras. De hecho, el riesgo se concibe como el producto de la peligrosidad por la vulnerabilidad.Si se construye bien, con diseño sismorresistente, la vulnerabilidad se reduce y el riesgo disminuye.
El conocimiento del riesgo sísmico en una zona puede conllevar a otra importante medida preventiva: el reforzamiento de las estructuras más vulnerables para mitigar dicho riesgo y evitar la catástrofe.
Hay centenares de fallas activas en la Península Ibérica, la mayoría concentradas en la zona de las cordilleras Béticas, que por ello es la de mayor sismicidad. En el sur y sureste español ha habido numerosos sismos destructores en el pasado, concretamente en las provincias de Alicante, Valencia, Murcia y prácticamente en toda Andalucía.
También los ha habido en la zona Cataluña y Pirineos. Todas ellas son áreas donde existe un riesgo sísmico relevante, aunque esa conciencia tal vez se ha perdido porque en el siglo XX no ocurrieron sismos destructores en nuestro país. Pero ya hemos tenido el caso de Lorca 2011, a comienzos del siglo XXI, y podemos esperar sismos de mayor magnitud, hasta 6.5 o 7.
¿Qué medidas preventivas se pueden tomar para preservar la seguridad de las personas ante estos riesgos?
Esencialmente hay dos tipos de medidas preventivas que han demostrado ser eficaces. Por un lado, la predicción del movimiento que se puede esperar por terremotos en una zona a largo plazo, lo que se conoce como "peligrosidad sísmica", y el diseño sismorresistente de las estructuras y edificaciones para resistir ese movimiento. En esto se basan las normas antisísmicas de la construcción, que en algunos países como España son de obligado cumplimiento.
Por otra parte, la estimación de las pérdidas (humanas y materiales) asociadas a esos movimientos esperados, lo que se conoce como "riesgo sísmico". Esto es de gran utilidad para elaborar planes de emergencia ante posibles terremotos futuros, con el fin último de salvaguardar vidas y proteger a la población.
Además, las pérdidas y daños no dependen solo del movimiento sísmico, sino también (y decisivamente) de la vulnerabilidad de las estructuras. De hecho, el riesgo se concibe como el producto de la peligrosidad por la vulnerabilidad.Si se construye bien, con diseño sismorresistente, la vulnerabilidad se reduce y el riesgo disminuye.
El conocimiento del riesgo sísmico en una zona puede conllevar a otra importante medida preventiva: el reforzamiento de las estructuras más vulnerables para mitigar dicho riesgo y evitar la catástrofe.