Meteoro a la derecha de la Vía Láctea. Fuente: Wikimedia Commons.
Este fin de semana tendrán su punto álgido las populares Perseidas o ‘Lagrimas de San Lorenzo’. Desgraciadamente este año la lluvia de estrellas tendrá su máxima actividad durante el día, entre las 14 horas y las 16:30 horas del 12 de agosto, pero se podrán observar con menor intensidad en las calurosas noches del sábado y del domingo.
Las Perseidas, popularmente conocidas como ‘Lágrimas de San Lorenzo’, tendrán su máximo de actividad el día 12 de agosto entre las 14 horas y las 16:30 horas (hora peninsular española), momento en el que se espera una media de 100 meteoros por hora. El nombre de Perseidas se debe a que su radiante se encuentra en la constelación de Perseo.
Como el máximo se producirá durante el día, el mejor momento para observar la lluvia de estrellas coincidirá con las noches anterior y posterior al mismo, es decir, las noches del 11 al 12 y del 12 al 13 de agosto.
Aunque la Luna estará en fase menguante y su brillo no debería ser un obstáculo para la observación de esta particular ‘lluvia’, su cercanía al radiante (zona del cielo de la que parece proceder la lluvia por un efecto de perspectiva), sí puede dificultarla.
Por este motivo, el período óptimo de observación será la primera parte de la noche, una vez que el cielo esté oscuro y antes de que la Luna haga su aparición sobre el horizonte, es decir, entre las 22:00 y las 02:00-03:00 horas de tiempo local, tanto en Canarias como en la Península.
Las Perseidas, popularmente conocidas como ‘Lágrimas de San Lorenzo’, tendrán su máximo de actividad el día 12 de agosto entre las 14 horas y las 16:30 horas (hora peninsular española), momento en el que se espera una media de 100 meteoros por hora. El nombre de Perseidas se debe a que su radiante se encuentra en la constelación de Perseo.
Como el máximo se producirá durante el día, el mejor momento para observar la lluvia de estrellas coincidirá con las noches anterior y posterior al mismo, es decir, las noches del 11 al 12 y del 12 al 13 de agosto.
Aunque la Luna estará en fase menguante y su brillo no debería ser un obstáculo para la observación de esta particular ‘lluvia’, su cercanía al radiante (zona del cielo de la que parece proceder la lluvia por un efecto de perspectiva), sí puede dificultarla.
Por este motivo, el período óptimo de observación será la primera parte de la noche, una vez que el cielo esté oscuro y antes de que la Luna haga su aparición sobre el horizonte, es decir, entre las 22:00 y las 02:00-03:00 horas de tiempo local, tanto en Canarias como en la Península.
Partículas de polvo de distintos tamaños
Las llamadas ‘estrellas fugaces’ son en realidad pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol.
Cuando un cometa se acerca a las regiones interiores del sistema solar, su núcleo, formado por hielo y rocas, se sublima debido a la acción de la radiación solar y genera las características colas de polvo y gas.
La corriente de partículas resultante se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por La Tierra en su recorrido alrededor del Sol.
Durante este encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.
Cada año por estas fechas nuestro planeta cruza la órbita del cometa Swift-Tuttle, que tiene un período de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992.
La lluvia de meteoros que se produce suele tener su máxima actividad entre el 12 y 13 de agosto, aunque el fenómeno es apreciable en menor intensidad desde la segunda mitad de julio hasta finales de agosto.
La mejor forma de disfrutar de la lluvia de estrellas es a simple vista, sin prismáticos ni telescopios, y en una posición cómoda que permita ver el mayor campo de cielo posible.
Cualquier punto de observación (en la playa, en el campo o desde una terraza) es bueno, siempre que tenga un horizonte despejado hacia el Nordeste (dirección en la que se encontrará el radiante) y esté alejado de luces brillantes. Se recomienda mirar a unos 20º alrededor del radiante, ya que la mayor parte de los meteoros aparecerá en esta región del cielo.
Las llamadas ‘estrellas fugaces’ son en realidad pequeñas partículas de polvo de distintos tamaños, algunas menores que granos de arena, que van dejando los cometas a lo largo de sus órbitas alrededor del Sol.
Cuando un cometa se acerca a las regiones interiores del sistema solar, su núcleo, formado por hielo y rocas, se sublima debido a la acción de la radiación solar y genera las características colas de polvo y gas.
La corriente de partículas resultante se dispersa por la órbita del cometa y es atravesada cada año por La Tierra en su recorrido alrededor del Sol.
Durante este encuentro, las partículas de polvo se desintegran al entrar a gran velocidad en la atmósfera terrestre, creando los conocidos trazos luminosos que reciben el nombre científico de meteoros.
Cada año por estas fechas nuestro planeta cruza la órbita del cometa Swift-Tuttle, que tiene un período de 133 años y que pasó cerca del Sol por última vez en 1992.
La lluvia de meteoros que se produce suele tener su máxima actividad entre el 12 y 13 de agosto, aunque el fenómeno es apreciable en menor intensidad desde la segunda mitad de julio hasta finales de agosto.
La mejor forma de disfrutar de la lluvia de estrellas es a simple vista, sin prismáticos ni telescopios, y en una posición cómoda que permita ver el mayor campo de cielo posible.
Cualquier punto de observación (en la playa, en el campo o desde una terraza) es bueno, siempre que tenga un horizonte despejado hacia el Nordeste (dirección en la que se encontrará el radiante) y esté alejado de luces brillantes. Se recomienda mirar a unos 20º alrededor del radiante, ya que la mayor parte de los meteoros aparecerá en esta región del cielo.