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El Homo erectus no fue un atleta: era bajo, gordo y robusto 06/07/2020
El Homo erectus vivió entre 2 millones de años y 117.000 años atrás y se expendió desde África hasta el sudeste asiático.
Se consideraba que era un homínido alto, esbelto y estilizado, pero en realidad era bajo, gordo y robusto, según una nueva investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y del Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana (CENIEH), publicada en la revista Nature Ecology and Evolution. Estos investigadores han reconstruido en 3D la forma de la caja torácica del ejemplar de Homo erectus conocido como el niño de Turkana, un esqueleto juvenil de 1,5 millones de años hallado en Kenia en 1984. Y descubrieron que el niño de Turkana tenía un tórax más profundo, más ancho y corto que el de los humanos modernos. Eso significa que el Homo erectus era más robusto de lo que se pensaba y no el ágil y estilizado homínido que recorría largas distancias. “Por lo tanto, parece que la forma esbelta del cuerpo humano moderno, con un tórax y una pelvis estrecha, evolucionó más recientemente de lo que se pensaba. En lugar de aparecer tan tempranamente como la aparición del H. erectus, hace unos dos millones de años, habría aparecido con nuestra especie, H. sapiens”, explica Daniel García Martínez, de CENIEH. Prediciendo la forma adulta Los investigadores reconstruyeron la caja torácica virtual en 3D del joven de Turkana, y pudieron predecir su forma torácica adulta. Esa forma se comparó a continuación con la de los humanos modernos y la de un individuo neandertal, para investigar el movimiento de su respiración mediante la animación virtual. El resultado es que el H erectus no podía ser el corredor delgado y atlético que habíamos imaginado, porque era mucho más pesado de lo que se había estimado hasta ahora. No era tan parecido a nosotros, señalan los investigadores. Referencia Rib cage anatomy in Homo erectus suggests a recent evolutionary origin of modern human body shape. Bastir et al. Nature Ecology and Evolution. DOI: 10.1038/s41559-020-1240-4 Redacción T21
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