Un estudio internacional llevado a cabo con 2.000 personas de Brasil, India, Sri Lanka, Irán y China ha demostrado que una estrategia de bajo coste –mantener el contacto con personas que han tenido algún intento de suicidio- puede reducir el riesgo de suicidios posteriores.

Dado que el suicidio se encuentra entre las tres primeras causas de muerte entre los 15 y los 34 años de edad, esta estrategia podría ayudar a reducir las pérdidas sociales y económicas que suponen las muertes de personas jóvenes, en sus años más productivos, señalan los especialistas.

Las intervenciones consistieron en una hora de sesión informativa sobre comportamientos suicidas, estrategias constructivas y opciones de remisión. Asimismo, profesionales del sector realizaron nueve llamadas de teléfono o visitas a los posibles suicidas durante 18 meses.

Estas acciones sencillas ayudaron a estas personas a sentirse más conectados socialmente, y a incrementar sus capacidades para solventar su propia crisis. Según los expertos, muchos suicidas no tienen una buena comunicación ni buenas relaciones con su propia familia o con el resto de la sociedad.

El porcentaje de muertes por intentos posteriores de suicidio se redujo de un 2,2% en caso de personas que siguieron los cuidados tradicionales a un 0,2% con estas nuevas intervenciones.

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