Gracias a un nuevo método, se ha conseguido diagnosticar ataques de corazón en tan sólo 10 minutos, frente a las seis horas que normalmente cuesta diagnosticar este tipo de episodios. Las intervenciones tras un ataque de corazón son más efectivas en las primeras horas, por lo que resulta esencial llegar a tiempo con el diagnóstico.

Este logro, que podría salvar muchas vidas, se ha conseguido analizando leves marcadores bioquímicos de la sangre, como los lípidos, los azúcares o los aminoácidos, es decir, realizando un perfil metabólico.

Esta técnica presenta algunos problemas, porque las sustancias generadas por el metabolismo varían significativamente de un individuo a otro, e incluso en la misma persona dependiendo de lo que se haya comido. Para resolverlo, los científicos aprovecharon un medicamento destinado a tratar la cardiomiopatía hipertrófica que, además de controlar los ataques al corazón, permite detectar las sustancias metabólicas relacionadas con dichos ataques.

Tomando muestras de sangre de 36 pacientes antes y después de aplicarles dicho tratamiento, los científicos pudieron filtrar las sustancias metabólicas y determinar con exactitud las que surgieron directamente después del ataque.

Así, en tan sólo 10 minutos, la sangre proporcionó a los médicos la información que necesitaban. Según los investigadores, esta técnica no sólo podría en un futuro ayudar a curar a pacientes que hayan sufrido un infarto sino, también, a evitar que los infartos se produzcan.

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