Neurobiólogos de la Universidad de Zurich han descubierto que, para aprender a cantar, el pinzón joven de sexo masculino ensaya reproduciendo los sonidos emitidos por un macho cercano, generalmente su padre.

Así, el pajarillo es capaz de comparar su propio canto con el de su modelo, detectando las “falsas notas” emitidas y evaluando la calidad de su imitación.

Los científicos identificaron las células nerviosas implicadas en este aprendizaje, constatando que están situadas en una zona del cerebro que controla la audición y no el canto, como cabría esperar.

Asimismo, descubrieron también que los circuitos neuronales relacionados con la escucha del canto y los relacionados con la percepción del medio son diferentes, lo que permite a estos pájaros estar alerta a los fenómenos externos, al mismo tiempo que se concentran en su aprendizaje.

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