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Los restos de los Budas de Bamiyán revelan la belleza original de ambas estatuas  04/03/2011


Hace una década, los talibanes comenzaron a destruir de manera sistemática a los Budas de Bamiyán, dos monumentales estatuas de Buda talladas a los lados de un acantilado en el valle de Bamiyán, en Afganistán central, situado a 230 kilómetros al noroeste de Kabul, y a una altura de 2.500 metros sobre el nivel del mar. Estos budas databan de los siglos V o VI y representaban una clásica mezcla del arte greco-budista.

Ahora, estudios realizados por investigadores de la Universidad de Munich (Alemania), sobre los escombros o restos de estas estatuas, han revelado nuevos detalles sobre su creación y su apariencia, incluido su color original.

Las evidencias encontradas señalan que ambas estatuas tuvieron en el pasado una apariencia muy colorida. La túnica exterior de uno de ellos era rosa, con un recubrimiento de azul pálido. La túnica del otro era blanca.

Asimismo, los Budas fueron realizados con un “grado de habilidad artística sorprendente”, afirman los investigadores: Las estatuas fueron esculpidas a partir de la roca, pero sus atuendos se realizaron con una arcilla tan fina como la porcelana. Para fortalecer este material arcilloso, se hicieron mezclas con materiales como paja, cabellos de animales o cuarzo.

Tristemente, los Budas de Bamiyán no serán reconstruidos. Por ahora, lo que se pretende es estabilizar los nichos en los que se encontraban, y preparar un modesto museo al aire libre en el lugar.

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1.Publicado por Guzmán el 05/03/2011 17:32
Jiddu Krishnamurti y el Buda.

Los bhikkus (monjes budistas) que viven en climas cálidos tienen la costumbre de llevar abanicos para abanicarse los cuerpos y las caras sudorosas. Existe un cierto tipo de abanico de hojas de palma que se asocia al clero budista. Cuando le ofrecí a K uno de estos abanicos lo rechazó. Y comentó en tono de broma: «¡No soy un sacerdote budista!»

Los monjes budistas, con su aspecto ascético, sus cabezas afeitadas y sus túnicas color azafrán se entremezclaban con el público para ver a K. En una reunión especial con los monjes budistas que se celebró en su residencia, le preguntaron a K si en realidad pensaba. K contestó que pensaba sólo cuando era necesario.

Tanto en asuntos mundanos como en todo lo que tiene que ver con la tecnología, pensar es obviamente necesario. Pensar es necesario en el proceso de adquirir una habilidad o aprender un lenguaje. Pero en el mundo de las percepciones, ¿no es el pensamiento un obstáculo y un factor que contribuye a la distorsión? A menos que se despoje constantemente a la mente de sus imágenes, ¿es posible ver con mirada nueva a las distintas personas que conocemos en nuestra vida diaria? Un espíritu cargado de imágenes no puede más que experimentar sufrimiento.

Unos monjes budistas conocieron a K. Fueron invitados por éste a sentarse a su lado en el estrado. Cuando se mostraron renuentes a estar cerca de él, K les dijo risueño: «¡No temáis, que no muerdo!»

Uno de los jóvenes monjes budistas declaró que su espíritu era tan libre como el de K.

«Si es usted libre» le dijo K con tono dubitativo, «¿por qué no se desprende de su túnica y se viste como un lego?»

El monje le contestó: «Señor Krishnamurti, si de veras es usted libre, ¿qué le impide llevar una túnica amarilla y afeitarse la cabeza?»

K respondió: «Señor, la libertad no consiste en conformarse. Un hombre libre no se amoldará a ningún maestro, idea o creencia».

Fuera donde fuera, K era recibido con afecto y veneración. Uno sospecha que no pocos veían a K teniendo como fondo la imagen que se habían formado de Buda e interpretaban las enseñanzas a la luz de la doctrina budista.

Una de las cosas que descubrí de K era que tenía en alta estima a Buda. En efecto, Buda era el único maestro religioso que respetaba. Cuando le planteé ciertas cuestiones filosóficas, K me hizo esta sorprendente observación: «¿Por qué me hace estas preguntas? ¿Por qué no profundiza usted en su propia literatura budista? Allí encontrará las respuestas».


Susanaga Weeraperuma
KRISHNAMURTI TAL COMO LE CONOCÍ
Traducción de Celia Filipetto
Verdaguer, 1 08786 Capellades (Barcelona)
http://seaunaluzparaustedmismo.blogspot.com/

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