Una investigación llevada a cabo en la Academia Sahlgrenska de Suecia ha revelado que las personas que tienen pesadillas después de un intento de suicidio son cinco veces más propicias a intentar de nuevo suicidarse, que aquéllos que lo han intentado y luego no tienen pesadillas.

El estudio demostró asimismo que esta tendencia aumentada hacia el suicidio es independiente del tipo de diagnóstico psiquiátrico preestablecido, ya sea éste depresión o síndrome de estrés post traumático.

Es normal que las personas que han intentado suicidarse tengan dificultades para dormir. Casi el 90% de los pacientes examinados en esta investigación presentaba algún tipo de trastorno del sueño. Sin embargo, se constató que estos problemas no incrementan el peligro de suicidios.

Según los investigadores, todos estos resultados confirman lo importante que resulta para la asistencia médica especializada tener en cuenta las pesadillas a la hora de calibrar el nivel de riesgo de suicidio en cada paciente.

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