Los buenos hábitos alimenticios comienzan con la regularidad de las comidas en familia, señala una investigación realizada por científicos de la Universidad de Minnesota, en Estados Unidos.

El estudio examinó los beneficios a largo plazo que para la calidad de la dieta de los adolescentes suponía la regularidad de las comidas familiares. Así, se estableció que los jóvenes que participaban en las comidas familiares cotidianas seguían posteriormente dietas y patrones alimenticios más saludables que los adolescentes cuyas familias no seguían una regularidad en sus comidas.

Por ejemplo, las encuestas y cuestionarios, llevados a cabo con casi 700 adolescentes de edades comprendidas entre los 12 y 13 años, demostraron que la regularidad de las comidas en familia estaba relacionada con el hecho de desayunar a menudo, con una mayor ingesta de vegetales, comida rica en calcio, fibra y diversos nutrientes cinco años más tarde.

Según los investigadores, estos datos sugieren que mantener la regularidad en las comidas familiares durante la transición entre el inicio y la mitad de la adolescencia tiene un impacto positivo en el desarrollo de hábitos alimenticios sanos en los jóvenes.

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