A la edad de 30 años, los niveles de testosterona de los hombres comienzan a reducirse a un ritmo de un 2% cada año y, a partir de los 40, la calidad del sueño de los varones comienza a disminuir también. Ahora, una investigación realizada por la Universidad de Montreal, en Canadá, ha relacionado por vez primera estos dos fenómenos de la evolución del organismo masculino.

Los científicos constataron en su estudio que cuanto más alta era la tasa de testosterona en hombres de 50 años en adelante, mejor era también la calidad del sueño de éstos.

Más específicamente, la relación fue observada entre el nivel de testosterona y la duración del sueño profundo, que es el periodo del descanso en que se duerme más profundamente. Esta fase de sueño juega un importante papel en la recuperación física y cerebral.

En un adulto joven, la fase de sueño profundo representa entre el 10 y el 20% del tiempo de descanso. A los 50 años, sin embargo, esta misma fase sólo ocupa entre un cinco y un siete por ciento de dicho tiempo. Los científicos creen que este descubrimiento podría propiciar la aparición de terapias hormonales para tratar problemas de sueño en hombres.

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