Un estudio realizado por el Instituto Noruego de Salud Pública con una muestra de 60.000 mujeres con hijos pequeños ha revelado que la época en que los niños son bebés no es necesariamente la más feliz de la vida de las madres.

En el estudio fueron analizados dos tipos de satisfacción: con la pareja, y con la vida en general, tanto durante el embarazo como en los primeros meses de vida y la infancia de los hijos.

Así, se constató que aquellas mujeres que, durante su embarazo, se sintieron satisfechas con su relación de pareja fueron las más propicias a estar felices tres años después de haber tenido a sus hijos.

Asimismo, los científicos descubrieron que la satisfacción general con la vida de estas mujeres se incrementó entre el primer y el sexto mes después de dar a luz. Después de los seis meses, la satisfacción general se redujo para volver a aumentar cuando los niños tenían ya tres años.

Los investigadores explican que la mayoría de los adultos desean tener hijos porque piensan que éstos serán una fuente de amor y sentido para sus vidas. Pero diversos estudios realizados demuestran que éste no siempre es el caso, lo que ha dado lugar al concepto de la “paradoja de la vida parental”.

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