Estados Unidos podría dejar de aplicar una de las pruebas de detección del cáncer más comúnmente usadas, y también más controvertidas: el test PSA para el diagnóstico precoz del cáncer de próstata.

La razón: la prueba del PSA o antígeno prostático específico no presenta beneficios para los hombres sanos, según señala la United States Preventive Services Task Force (USPSTF), agencia que se ocupa de la calidad de la atención médica en el país.

Análisis realizados sobre la eficiencia de esta prueba revelan que ésta no supone ninguna reducción en la tasa de muerte por cáncer de próstata, 10 años después de ser aplicada a hombres sanos.

Además, el test conlleva riesgos innecesarios. Los tratamientos agresivos basados en los niveles altos de PSA conllevan peligro de impotencia o/e incontinencia, explican los expertos.

Los científicos han señalado: “Varias pruebas extensas, controladas y aleatorias, demuestran que la prueba PSA no reduce significativamente la mortalidad por cáncer de próstata. Sin embargo, esta prueba sí puede llevar a un diagnóstico excesivo, al sobretratamiento y a patologías asociadas a los tratamientos”.

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