El Gobierno británico ha anunciado que planea comprar coches y camionetas eléctricas para probar cómo funcionarían estos vehículos en las carreteras del país.

Las pruebas serán realizadas en tres ciudades distintas, y la información que se obtenga de ellas se utilizará como base para planes más ambiciosos. El interés de este experimento radica en que los coches eléctricos no contaminan, por lo que ayudarían al Gobierno británico en su propósito de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero del país en un 80% para 2050. Alrededor del 20% de estas emisiones son producidas por el transporte por carretera.

El presupuesto destinado a este experimento sobrepasa los 124 mil euros. Con él se intentará aumentar la cantidad de coches eléctricos presentes en el Reino Unido, y que hoy sólo supone el 0,01% del total del parque automovilístico del país.

Las opiniones al respecto de este proyecto son diversas. Así, mientras los ecologistas del Reino Unido opinan que el Gobierno no debería subvencionar a la industria del motor para que ésta se renueve hacia alternativas más ecológicas -algo que la industria prometió en 1998-, los fabricantes de coches señalan que ellos gastan miles de millones en el desarrollo de tecnología verde, pero que el Gobierno debe ayudarlos para que ésta sea un buen negocio.

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