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Aumenta la importancia económica de las ciudades, mientras se reduce la de los países  25/11/2015

Lucía Sáez, coautora del artículo. Fuente: UPV/EHU.

Lucía Sáez, coautora del artículo Benchmarking urban competitiveness in Europe to attract investment, sostiene que la globalización ha venido acompañada de un proceso paralelo de localización, con un incremento del poder económico y político de las ciudades y de las regiones a las que pertenecen.

Afirma la citada investigadora que las ciudades con mayor éxito económico son aquellas que actúan con cierta independencia de sus economías nacionales y compiten a nivel internacional, por lo que, en situaciones de crisis, sufren menos los efectos de estas.

"Londres es un claro ejemplo de esta situación. Aunque la crisis económica alcance al Reino Unido y el comportamiento de su economía dependa de la actuación de sus ciudades a nivel internacional, Londres, como ciudad global, depende menos del comportamiento del mercado interno. Con París ocurre exactamente lo mismo; en Nueva York, en la última recesión de los EEUU, no se veía crisis por ningún lado… Son ciudades con mucho potencial económico, muy dinámicas, y la situación económica que pueda padecer el país no las arrastra tanto como a ciudades más periféricas o con un nivel de desarrollo inferior", asegura Sáez.

Además de las tres citadas, una cuarta (Tokio) completa el ranking inicial de este tipo de ciudades, elaborado en la década de los 90 por Saskia Sassen, "la primera en definir la ciudad global. Posteriormente, según ha avanzado el proceso de globalización, ha aumentado tanto el número ciudades consideradas globales como el número de organismos que realizan una clasificación de las mismas. En España, por ejemplo, hay dos ciudades globales: Madrid y Barcelona", señala la citada investigadora.

Pero la posición competitiva de las ciudades no se mantiene invariable en el tiempo, por lo que cada urbe debe conocer sus fuerzas y debilidades, y las de sus competidores. Ese ha sido, precisamente, el objeto de esta investigación: realizar una evaluación comparativa del nivel de competitividad de las ciudades europeas para la localización de empresas y atracción de inversiones. Se ha desarrollado, a tal fin, un Índice de Competitividad Urbana, ICU, formado por subindicadores que representan el comportamiento de las distintas dimensiones que lo conforman: dimensión básica, de eficiencia y de innovación.

El estudio se ha efectuado en 159 ciudades de 26 países de la UE. En general, las ciudades que mejores resultados arrojan en el citado ICU están en el norte y centro de Europa: las grandes ciudades de Francia, Reino Unido, Dinamarca, Suecia, Finlandia, Países Bajos y la parte occidental de Alemania se sitúan entre las 50 primeras. Italia y España cuentan con ciudades que figuran entre la mejor y la peor situadas en eI ICU: Madrid, Barcelona, Milán y Roma aparecen en el "top 10", mientras que Las Palmas de Gran Canaria y Córdoba, así como las ciudades italianas de Tarento y Caserta aparecen en los últimos lugares. Por otra parte, las ciudades que peores resultados obtienen se sitúan, en su mayoría, en Europa del este, donde las únicas que obtienen buenos resultados son las capitales.

Según Sáez, la globalización de la economía mundial ha provocado una profunda transformación en las ciudades de todo el mundo, y no únicamente a nivel económico, sino también social, cultural, político y estructural. Dicha globalización ha llegado acompañada de un proceso paralelo de localización, en el que surgen oportunidades globales que han de ser desarrolladas con iniciativas y capacidades locales. Además, un efecto indirecto de la globalización, ha sido una nueva estructuración del territorio: las ciudades globales y la tendencia a la formación de megaciudades y megarregiones. Este contexto global ejerce una enorme presión sobre las ciudades, y aumenta la competencia entre estas.


"A veces, se confunde el que una ciudad compita con el que sea competitiva", —aclara Sáez— "y se dice: ‘Hay mucha competitividad'. Pero, no; lo que hay es mucha competencia. Y esa competencia para atraer todo aquello que pueda generar recursos y riqueza es lo que hace que las ciudades sean competitivas, es decir, que aumente su capacidad para competir". Cita la investigadora el ejemplo de Bilbao, "ciudad que ha transformado sus activos intangibles (el conocimiento, la identidad propia, la imagen, la ‘marca'…) en ventajas competitivas. Dichas características diferenciales se convierten en ventajas a la hora de competir, y son las que hacen que turistas, inversores, residentes potenciales, visitantes, etc. opten por una ciudad o por otra, según el valor añadido que ofrezcan".


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UPV/EHU

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