Este nuevo proceso biotecnológico, desarrollado por los socios del proyecto financiado con fondos de la Unión Europea BIOCLEAN, reducirá los efectos de la contaminación por plásticos en entornos delicados, ayudará al sector de los plásticos a aumentar su eficacia a la hora de reciclar y ofrecerá a los expertos en recuperación y reciclaje directrices sobre el mejor modo de descomponer distintos tipos de plásticos.
El proyecto comenzó con el aislamiento y la selección de microbios detectados en residuos plásticos extraídos del mar, vertederos, instalaciones de compostaje, plantas de tratamiento anaerobio de residuos y emplazamientos industriales contaminados. A continuación, se evaluaron distintas bacterias y hongos y se aislaron los más eficaces para descomponer, desintoxicar y valorizar los residuos plásticos.
Las bacterias más prometedoras se combinaron con pretratamientos químicos y se ensayaron en varios tipos de plásticos. El proceso se aplicó entonces a mayor escala en las instalaciones municipales de compostaje de La Canea, en la isla griega de Creta, donde se demostró su capacidad para mejorar la biodegradación natural de los plásticos en un proceso de compostaje de residuos orgánicos.
Un avance para el medio ambiente y la industria
La inclusión de los plásticos en la economía circular —en la que los materiales se revaloran y reutilizan al final de la vida útil del producto— resultará muy positiva para el medio ambiente y creará oportunidades de negocio en el sector dedicado a la recuperación de residuos.
Es sabido que los plásticos sintéticos se biodegradan en ciertos entornos marinos, en vertederos, espacios para el compostaje y suelos, pero los procesos y las condiciones necesarias para que se produzcan tales mecanismos no se conocen con exactitud.
BIOCLEAN contribuyó a ampliar el conocimiento científico de estos mecanismos y mostró la viabilidad de las biotecnologías necesarias para procesar con eficacia y sostenibilidad los residuos plásticos. En concreto, el consorcio se dedicó al PVC, el poliestireno, el polipropileno y el polietileno, muy comunes en la industria y presentes en una gran proporción de los residuos plásticos.
Este avance en las técnicas de procesamiento favorece a la industria de los plásticos, la cual se propone reducir su impacto en el medio ambiente y aumentar su eficiencia productiva mediante una tasa de reciclaje mayor.
Los productos plásticos se emplean con profusión en distintas industrias, como las dedicadas a la automoción, los electrodomésticos, los materiales de construcción y el envasado de alimentos.
La flexibilidad de los plásticos conlleva además un empleo generalizado en aplicaciones innovadoras de alta tecnología, una tendencia que no tiene visos de frenar. No obstante, y a pesar de que haya aumentado el reciclado de plásticos desde que la crisis de 2008 provocase la necesidad de mejorar la eficiencia del sistema económico, aún existe un margen amplio para la mejora.
Los océanos, los más afectados
El plástico, un material desechable no biodegradable, ya es una fuente muy grave de contaminación de los océanos de todo el planeta. Los trozos de plástico minúsculos poseen una estructura que, por su tamaño reducido, concentra los contaminantes y otros polutantes químicos como si fueran esponjas.
La falta de puntos de recogida de residuos en los puertos ha malogrado hasta ahora los intentos de realizar una labor de reciclaje de plásticos en el ámbito marino y, en consecuencia, este material tóxico no se suele recoger y se devuelve sin más al mar.
Además, cuando este residuo derivado del petróleo se retira de los mares, acaba en un vertedero o incinerado, lo cual provoca emisiones perniciosas para el medio ambiente o residuos terrestres contaminados. El proyecto BIOCLEAN concluyó en agosto de 2015.
La inclusión de los plásticos en la economía circular —en la que los materiales se revaloran y reutilizan al final de la vida útil del producto— resultará muy positiva para el medio ambiente y creará oportunidades de negocio en el sector dedicado a la recuperación de residuos.
Es sabido que los plásticos sintéticos se biodegradan en ciertos entornos marinos, en vertederos, espacios para el compostaje y suelos, pero los procesos y las condiciones necesarias para que se produzcan tales mecanismos no se conocen con exactitud.
BIOCLEAN contribuyó a ampliar el conocimiento científico de estos mecanismos y mostró la viabilidad de las biotecnologías necesarias para procesar con eficacia y sostenibilidad los residuos plásticos. En concreto, el consorcio se dedicó al PVC, el poliestireno, el polipropileno y el polietileno, muy comunes en la industria y presentes en una gran proporción de los residuos plásticos.
Este avance en las técnicas de procesamiento favorece a la industria de los plásticos, la cual se propone reducir su impacto en el medio ambiente y aumentar su eficiencia productiva mediante una tasa de reciclaje mayor.
Los productos plásticos se emplean con profusión en distintas industrias, como las dedicadas a la automoción, los electrodomésticos, los materiales de construcción y el envasado de alimentos.
La flexibilidad de los plásticos conlleva además un empleo generalizado en aplicaciones innovadoras de alta tecnología, una tendencia que no tiene visos de frenar. No obstante, y a pesar de que haya aumentado el reciclado de plásticos desde que la crisis de 2008 provocase la necesidad de mejorar la eficiencia del sistema económico, aún existe un margen amplio para la mejora.
Los océanos, los más afectados
El plástico, un material desechable no biodegradable, ya es una fuente muy grave de contaminación de los océanos de todo el planeta. Los trozos de plástico minúsculos poseen una estructura que, por su tamaño reducido, concentra los contaminantes y otros polutantes químicos como si fueran esponjas.
La falta de puntos de recogida de residuos en los puertos ha malogrado hasta ahora los intentos de realizar una labor de reciclaje de plásticos en el ámbito marino y, en consecuencia, este material tóxico no se suele recoger y se devuelve sin más al mar.
Además, cuando este residuo derivado del petróleo se retira de los mares, acaba en un vertedero o incinerado, lo cual provoca emisiones perniciosas para el medio ambiente o residuos terrestres contaminados. El proyecto BIOCLEAN concluyó en agosto de 2015.